No estaba siendo su mejor temporada la que estaba llevando a cabo Vincenzo Nibali. Una primera parte del año floja, con toque de atención incluido de Alexandre Vinokourov, y un Dauphine en el que parecía estar un peldaño por debajo de los grandes favoritos, parecían haber mermado la confianza del siciliano antes del gran objetivo del año. Todas esas inseguridades parecen haber desaparecido con esta victoria de merito al imponerse a un Davide Formolo que en ningún momento ha dado la carrera por perdida. Matteo Rabottini ha completado el podio.
Nicola Testi (Androni – Giocattoli), Silvio Giorni (Area Zero), Enrico Franzoi (Marchiol Emisfero), Giorgio Cecchinel (Neri Sottoli), Alessandro Malaguti (Vini Fantini – Nippo), Matteo Gozzi y Giacomo Forconi (Nankang – Fondriest) formaron la fuga practicamente desde la salida. Su aventura duró lo que consideró oportuno un Astana que estuvo gran parte de la jornada en cabeza del pelotón.
Aproximadamente a 50 kilómetros de la llegada fueron atrapados por el pelotón. Una vez fueron neutralizados los fugados, como viene siendo normal en los campeonatos nacionales, la carrera se descontroló. Los ataques empezaron a sucederse, y cualquier corte podría ya ser peligroso ante el poco control del pelotón. Con este panorama, el mismo Vincenzo Nibali lanzaba un ataque un poco antes del penúltimo paso por meta y terminaba por destrozar el gran grupo.
Nibali lo intentó en todo tipo de terreno, descenso, llano, cuesta arriba… pero con un recorrido no excesivamente selectivo era incapaz de marcar diferencias con el resto. Por ello, decidió apoyarse en su compañero Michele Scarponi (Astana) que hizo un excelente trabajo controlando la carrera hasta los dos últimos kilómetros. Junto a los Astana, llegaron con posibilidades al final Daneil Oss (BMC), Salvatore Puccio (Sky), Domenico Pozzovivo (AG2R La Mondiale), Ivan Santaromita (Orica GreenEdge), Giovanni Visconti (Movistar), Davide Formolo, Damiano Caruso (Cannondale), Mauro Finetto y Matteo Rabottini (Neri Sottoli).
Tras apartarse Scarponi, Rabottini fue el que lanzó el primer ataque en el último repecho del recorrido. Su intento quedo en nada cuando Nibali lanzó su ataque más demoledor que estuvo cerca de sentenciar la carrera. Sin embargo el joven Formolo aguantó el ritmo sobreponiéndose a una brecha de unos 10 metros que llegó a abrirse entre los dos. Ambos coronaron en cabeza y ahí la falta de experiencia le paso factura al de Cannondale. Durante el último kilómetro Nibali dejó la responsabilidad de tirar a Formolo que no supo tener sangre fría, y malgastó unas fuerzas que le hubieran venido bien en un sprint final que solo tuvo el color azul del maillot del Astana.