“Si su Dauphiné no es buena, no tiene sentido que le enviamos al Tour. No lo hacemos para castigarlo, sino para protegerlo. No sería justo llevarlo a una carrera donde partiría con galones si sabemos que no puede cumplir con las expectativas” avisaba Herman Frison, director deportivo de Lotto – Belisol, en el pasado mes de abril. Una advertencia al teórico jefe de filas, Jurgen Van Den Broeck. En su caso más que una mera advertencia fue un consejo. El hombre fuerte para las grandes vueltas no recuperaba sensaciones del pasado, las lesiones se habían cebado con su rendimiento.

Todo comenzó en la sexta etapa del Tour de Francia. Una caída camino de Montpellier no sólo truncó sus opciones en la carrera si no también su futuro más inmediato. Lo que parecía una simple caída acabó siendo una rotura parcial del ligamento cruzado de su rodilla derecha al que se unió lesiones en la rótula, en el tendón rotuliano y en el cartílago. Su temporada acabó allí.

Regresó en San Luis, lejos de los mejores. Misma tónica en el comienzo de campaña, uno de los puntos fuertes de Jurgen Van Den Broeck acostumbrado a estrenar la competición en buena forma. Ni San Luis, ni Oman trajeron resultados. Después, vuelta a la mala suerte. Caída y abandono en Tirreno – Adriatico con un severo golpe en su rodilla operada. Tras el susto inicial todo quedó precisamente en eso, un susto. Siguió su calendario en Catalunya y País Vasco con el mismo signo que en las pruebas anteriores demostrando estar también fuera de punto en las cuatro citas de las Ardenas.

Ahí llegó el aviso de Herman Frison. Mes y medio para recuperar, entrenar y sentar una buena base de cara a la disputa del Dauphiné, el posible punto de inflexión. De Sierra Nevada directo a Lyon con un objetivo en mente, el Tour de Francia. Arrancó correcto en la contrarreloj, decimoséptimo, y al día siguiente en el Col du Béal demostró tener piernas para poder reconducir la temporada; cuarto a diez segundos del dúo formado por Chris Froome y Alberto Contador en el mejor resultado del año. Para él la advertencia fue un estímulo. Continúo delante durante toda la semana dando un paso más en las dos etapas de montaña que cerraban los ocho días de competición. En Finaut – Émosson se quedó a menos de un minuto de Alberto Contador quedándose muy cerca de Romain Bardet o Vincenzo Nibali. Mejor aún le fue en Courchevel donde jugó al ataque en el movimiento que puso en jaque la clasificación general finalizando quinto en meta y ascendiendo hasta la tercera plaza final ocupando plaza de podio junto a Andrew Talansky y Alberto Contador.

Totalmente recuperado encarará su puesta a punto en Sierra Nevada antes de disputar el Campeonato de Bélgica. De ahí a Yorkshire donde partirá plenamente a buscar un objetivo en el que, de momento, siempre se ha quedado a las puertas. El podio será la principal misión para un corredor sabedor de sus pocas opciones de triunfo final pero que ha logrado finalizar dos veces en cuarta posición.

Van den broeck