Mientras todo el mundo centraba sus miradas en el duelo mediático Contador – Froome, había un corredor que cimentaba silenciosamente su victoria en el Critérium du Dauphiné. Andrew Talansky (Florida, 1988), con inteligencia y piernas, sorprendió a propios y a extraños levantándole en las narices a los dos grandes gallos del pelotón una carrera tan competida como esa. Apodado Pitbull por su manager Jonathan Vaughters, el americano tiró de garra y de fuerza para conseguir un gran éxito que le coloca en la nómina de outsiders de cara al próximo Tour de Francia.

No es Talansky un corredor que esté acostumbrado a ganar. Solo dos victorias hasta este Criterium du Dauphiné avalaban el palmarés del americano: una etapa del Tour de L’Ain en 2012 y una etapa de la Paris – Nice en 2013 donde consiguió terminar segundo en la clasificación general. Más allá de eso, no hay grandes resultados en un palmarés escaso en resultados pero amplio en sensaciones. Fue en 2012 cuando explotó como corredor. En la Vuelta a España de dicho año, con galones y libertad, logró un meritorio séptimo puesto en la general que le puso de inmediato en la lanzadera como futuro vueltómano.

Talansky, entrando en meta en la última etapa del Dauphiné. ASO.

Talansky, entrando en meta en la última etapa del Dauphiné. ASO.

Lejos de perder protagonismo o de estancarse, fue más allá al año siguiente, donde además del ya mencionado segundo puesto en Paris – Nice, logró auparse al décimo puesto en la clasificación general del Tour de Francia. Discretamente y cimentando gran parte de ese resultado en una fuga bidón donde recortó ocho minutos al pelotón, Talansky confirmaba las buenas sensaciones que había dejado el año pasado, aunque seguía necesitando un resultado que le confirmara del todo. El resto de la temporada no fue demasiado brillante pero ya había confirmado gran parte de lo prometido el año anterior. 2014 debía ser el año del todo o nada para él.

Un 2014 donde tampoco empezó con mucha fuerza, consiguiendo puestómetros en la Volta a Catalunya y el Tour of Romandie pero sin buenas sensaciones. No ha sido hasta este Dauphiné donde Talansky ha podido demostrar el corredor que lleva dentro y su verdadero potencial. Siguiendo los movimientos estratégicos tan inteligentes que han llevado tantos éxitos al Garmin, Talansky se ha confirmado como un corredor top, de la llamada élite ciclista. Fuerza, inteligencia, tenacidad y entrega son los factores que pueden hacer del pitbull americano uno de los peligros externos ajenos a ese duelo entre Contador y Froome.

La gran pregunta que toca hacerse es qué cabe esperar de Talansky en el próximo Tour. Si bien es cierto que las expectativas se han disparado con su actuación en este Dauphiné, hay que ser cautos. Lo primero que debe salvar es ese factor mal llamado aleatorio que siempre afecta a los mismos: las caídas. El Garmin – Sharp es un equipo que siempre está metido en todas y la primera semana siempre suele ser terrible para los hombres de Vaughters. Salvando esa situación, su objetivo, además de conseguir estar próximo al top 5 debe ser el de aprovechar la extrema vigilancia y tensión que se espera que habrá entre los dos grandes gallos. En definitiva: repetir la táctica del Dauphiné. Teniendo poco que perder y mucho que ganar, el factor sorpresa debe ser su gran baza.