Hace no mucho tiempo el ciclismo era un deporte defenestrado. Víctima del chiste fácil, ridiculizado por los constantes escándalos de dopaje y huérfano de jóvenes estrellas, estaba condenado. La cronoescalada del Monte Grappa es uno de esos momentos que revitalizan a este deporte. La decimonovena etapa del Giro de Italia no pasará a la historia, pero es un soplo de aire fresco, un impulso al nuevo ciclismo, el que dominarán Nairo Quintana y Fabio Aru.
Líder indiscutible de la Corsa Rosa, el colombiano impuso la ley del más fuerte en la subida al Grappa. Ganó su segunda etapa en el Giro y sentenció la clasificación general. Aru, vestido con la maglia bianca cedida por el propio Quintana, tonteó con la victoria parcial, acabó segundo y asestó un golpe casi letal en la pelea por el podio final en Trieste. Aru tiene 23 años y Quintana 24. Son el futuro.
La cronoescalada del Monte Grappa confirmó las sensaciones de los últimos días en el Giro. Quintana fue el mejor. El líder de la carrera, de rosa de los pies a la cabeza, salió con bicicleta y set de contrarreloj (incluídos los botines y el casco) para los siete primeros kilómetros, prácticamente llanos. Una decisión que tomaron los diez mejores en la clasificación general excepto Pierre Rolland y Ryder Hesjedal.
En las primeras rampas del Grappa, los que eligieron un set específico de CRI tuvieron que parar y reemplazar la bicicleta. Nairo se cambió hasta el casco. Nada le frenó. El colombiano fue el mejor en el segundo parcial (el especialista Patrick Gretsch dominó el primer punto intermedio, totalmente llano) y en la meta. Nadie le superó, pero la victoria fue muy ajustada.
Fabio Aru se mantuvo en tiempos de Quintana hasta el final. El escalador sardo fue la sensación en el Grappa. Ratificó su explosión con el triunfo en Plan di Montecampione, acabó solo 17 segundos por detrás del ganador y ya es tercero en la general. Con algo más de minuto y medio de ventaja sobre Rolland, su presencia en el podio de Trieste parece factible. El Zoncolan dictará sentencia.
Tras Quintana y Aru, el tercero en el Monte Grappa fue Rigoberto Urán. Sólido durante todo el recorrido, fue el mejor de los ‘mortales’ y acabó por delante de Rolland y Domenico Pozzovivo, cuarto y quinto respectivamente. El francés y el italiano tendrán que arriesgar en el Zoncolan si quieren pisar el podio final. Muy difícil lo tiene Rafal Majka, séptimo en la cronoescalada.
Los derrotados de la jornada fueron Cadel Evans, undécimo, Wilco Kelderman, decimosexto, y Ryder Hesjedal, vigesimosexto. El australiano ya partía sin opciones al cajón desde su bajón en Val Martello y Panarotta. El tiempo ha puesto a Evans en su sitio, líder cuatro días gracias a la ‘batalla’ de Montecassino. Kelderman y Hesjedal se despidieron en el Grappa de sus posibilidades. Un sabor agridulce para el holandés, que tiene prácticamente asegurado su primer Top-10 en una gran vuelta.
El veterano Franco Pellizotti, ganador en Plan di Corones’08, y los imberbes Sebastián Henao, revelación en la última semana de carrera,y Tim Wellens, segundo en Montecassino y Vittorio Venetto, fueron las grandes sorpresas de la cronoescalada. El italiano terminó sexto, mientras que el colombiano y el belga fueron octavo y noveno en la cima del Grappa. Mención especial para Dario Cataldo, héroe del Stelvio y protagonista en los últimos días, que acabó décimo.
Dani Moreno fue el primero de los españoles en meta. El madrileño del Team Katusha llegó vigesimocuarto a más de cinco minutos y medio del ganador. Salvo que la subida al Zoncolan lo remedie, el ciclismo español se podría marchar de este Giro sin un triunfo de etapa. Es el único pero a una carrera de menos a más, que alcanzó su punto álgido en la cronoescalada con el pulso de Quintana y Aru por el triunfo. Un brindis por el ciclismo en el Monte Grappa.
EL COLOMBIANO QUINTANA REAFIRMA LO QUE VALE EN EL GIRO:
Expectación había por analizar los resultados que nos iba a deparar la cronoescalada individual de contrarreloj, la decimonovena etapa, cuya llegada tenía lugar en la cima del Monte Grappa de 1.712 metros de altitud, que suponía cubrir una distancia de 26,8 kilómetros en casi continuada ascensión de acusada dureza. La ruta era sinuosa y más bien estrecha, con un porcentaje de pendiente medio del orden del 8%. El aludido sector fue presenciado por miles y miles de entusiastas aficionados italianos apostados al borde de la carretera. El corredor colombiano Nairo Quintana, un ciclista que de días a esta parte viene sonando repetidamente, el portador de la elástica rosa que distingue al líder, estuvo más contundente que nunca. Osaríamos decir que venció con una sola pierna, aplicando una expresión un tanto vulgar, demostrando una vez más su facilidad. Por otra parte, Colombia nos ha asombrado cuando las montañas han hecho su aparición. Sus ciclistas, básicamente Quintana, Arredondo y Urán, han mostrado su capacidad desenvuelta como escaladores, una tradición que viene de años y que vuelve a resurgir en la configuración europea. Siempre recordamos las prestaciones que realizaron en otras épocas Luis Alberto Herrera, Fabio Parra y Santiago Botero,, tres paladines del ciclismo sudamericano que triunfaron allende de sus fronteras, en el extranjero, especialmente cuando las carreteras ganaban altura. Procedían de un país dominado por las altas montañas, dueñas de aquel territorio que les vio nacer.