No son pocos los aficionados que cuestionan las cronoescaladas. Una modalidad peculiar que no acostumbra a levantar excesivas pasiones, pero que desde hace unos años el Giro ha hecho suya después de haber estado ligada a la Vuelta a finales de los años 80 y principios de los 90. Con la ascensión al Monte Grappa en la Corsa Rosa habremos vivido seis cronoescaladas en los últimos ocho años. Las subidas elegidas por RCS Sport desde que recuperase esta fórmula casi dos décadas después han sido Polsa en 2013, Nevegal en 2011, Pian di Corones en 2010 y 2008, Oropa en 2007, y ahora, el Monte Grappa en 2014.

La de este año llega tarde. Excesivamente tarde. Con una única etapa de montaña por delante, la dirección del Giro ha repetido el error del año pasado. Una cronoescalada a mitad del Giro hubiera abierto diferencias propiciando diferentes escenarios de carrera. Pero esto es lo que tenemos y toca ahora analizar el desarollo de las cronoescaladas disputadas durante esta última década.

El reestreno de 2007 queda ya lejano. El Giro de la explosión de Andy Schleck, que con 22 años no pudo hacer nada para evitar la victoria final de Danilo Di Luca. Sin embargo, la cronoescalada a Oropa tuvo un sorprendente vencedor, Marzio Bruseghin (Lampre – Fondital), octavo en la general a la postre. Una cronoescalada ajustadísima en que 3 corredores entraron en 10 segundos y hasta un total de doce en el mismo minuto, incluyendo a los tres integrantes del podio. Di Luca, Schleck y Mazzoleni acabron en un margen de 32 segundos.

Bruseghin dio la sorpresa en Oropa vistiendo la tricolore. ©AFP

Bruseghin dio la sorpresa en Oropa vistiendo la tricolore. ©AFP

Un año más tarde, en 2008, el Giro llevó la cronoescalada a una ascensión mucho más exigente. Un viejo anhelo de Angelo Zomegnan, Plan di Corones. Pese al aumento de la dificultad, las diferencias fueron escasas y hasta cinco ciclistas entraron en medio minuto, incluyendo los dos hombres que se batieron en la general, Alberto Contador y Riccardo Riccò, que separados por apenas ocho segundos, ni clarificaron la general ni pudieron hacer nada ante Franco Pellizotti (Liquigas).

Tras una edición sin cronoescalada, esta se recuperó en 2010 repitiendo Plan di Corones, el año del regreso de Ivan Basso, la sorpresa de David Arroyo -macrofuga de l’Aquila mediante- y la confirmación de Vincenzo Nibali. Pero ninguno de ellos acabó haciéndose con la victoria. Los dos italianos entraron a 1’01” y 1’10” y el español a 2’16” del vencedor Stefano Garzelli (Acqua & Sapone). Ni siquiera estuvieron cerca, pero sí que acercó y mucho al líder verdiblu a la victoria final.

Llegó 2011, un Giro con solo dos italianos en el Top-10. Pero si repasamos los resultados no parece tal la debacle italiana. Michele Scarponi se llevó la general y Vincenzo Nibali la cronoescalada a Nevegal, pero cabe recordar que aquel año fue el de la segunda victoria de Alberto Contador (Saxo Bank – Sungard) en la Corsa Rosa. Y lo hizo ganando la cronoescalada el día después del fallecimiento de Xavi Tondo, distanciándoles a más de medio minuto, con la misma autoridad con la que acabó ganando la general por más de seis minutos. Sin dar opciones a ninguno de sus dos rivales.

Contador no dio opciones en Nevegal. ©AFP

Contador no dio opciones en Nevegal. ©AFP

El último precedente que encontramos es el de 2013. El año pasado el Giro estrenó cronoescalada en Polsa. Un Giro dominado con mano de hierro por Vincenzo Nibali (Astana) que no dio opción alguna a Rigoberto Urán y Cadel Evans, que a la postre fueron los vencedores de la única lucha que hubo en aquella edición, la que se vivió por subir al podio. En la cronoescalada el colombiano se dejó casi minuto y medio, mientras que el australiano perdió un minuto más; todo ello en una jornada en que el único que entró en el mismo minuto que un imperial Nibali fue Samuel Sánchez.

En este 2014 el Giro vuelve a las cronoescaladas bianuales con una edición de descanso, y lo hace llevándola al Monte Grappa. Con toda la polémica del descenso del Stelvio en el aire, a Nairo Quintana se le presenta la oportunidad de reafirmarse como legítimo portador de la maglia rosa, a Rigoberto Urán de desquitarse de su mala actuación en Val Martello, y al resto de aspirantes de afianzar su candidatura al podio. En el antepenúltimo día de carrera y con solo el Zoncolan por delante, una ascensión tan dura puede hacer que las diferencias acaben disparándose y que la última etapa dolomítica sea un mero trámite para el líder. O no.