Bari albergó un final del Giro de Italia catorce años después. Lo hizo envuelto en la polémica por su recorrido y con el triunfo del francés Nacer Bouhanni. En 1990 fue muy diferente. La Corsa Rosa arrancó con un prólogo de 13 kilómetros sobre Bari que vistió a Gianni Bugno de líder. Italiano nacido en Brugg (Suiza) en 1964, Bugno fue el último ganador del Giro que portó la maglia rosa de principio a fin. Antes lo lograron Costante Girardengo (1919), Alfredo Binda (1927) y Eddy Merckx (1973).
En Bari comenzó el Giro de Bugno. Vencedor en el prólogo, afianzó su liderato en la llegada al Vesubio (fue segundo tras el español Eduardo Chozas), con el triunfo en la subida a Vallombrosa y en la contrarreloj de 68 kilómetros con final en Cuneo (solo superado por Luca Gelfi). Tras la disputa de diez etapas, Bugno tenía cuatro minutos de ventaja sobre sus más inmediatos perseguidores: Marco Giovanetti y Charly Mottet.
En la segunda mitad del Giro, Bugno plasmó su dominio con otros dos segundos puestos y una rotunda victoria contra el crono. En Baselga di Piné dio tiempo al grupo de favoritos que llegó tras el ganador Eric Boyer y en el tappone con final en el Pordoi cedió en el mano a mano con Mottet. En la penúltima etapa, Bugno se exhibió en la cronoescalada con llegada al Sacro Monte di Varese. Fue su tercer triunfo parcial y un golpe definitivo en la clasificación general.
Gran esperanza del ciclismo italiano a principio de los años noventa, Bugno tenía mucha clase y pocas ganas de hacer historia. Talento y elegancia sobre la bicicleta, brillaba en todos los terrenos: contrarreloj, alta montaña o llegadas en grupos reducidos. Doble campeón del mundo (1991 y 1992), venció en la Milán – San Remo (1990), el Tour de Flandes (1994) y alzó los brazos en las tres grandes vueltas (ganó nueve etapas en el Giro, cuatro en el Tour y dos en la Vuelta).
Su idilio con el Tour de Francia le llevó al triunfo en el Alpe d’Huez (1990 y 1991), pero nunca a lo más alto del podio en París. Bugno se marcó el objetivo de ganar en la Grande Boucle y se topó con la explosión de Miguel Indurain. El italiano fue uno de los grandes rivales del español. Acabó segundo en 1991 y tercero en 1992. En el recuerdo queda aquel Giro de 1990 que arrancó en Bari. Gianni Bugno vistió de rosa de principio a fin.