Tanto históricamente como durante estos últimos años, la arraigada tradición de la pista en la cantera alemana ha favorecido el surgimiento de corredores en una dirección determinada. Fuerza, potencia y unas buenas dotes como rodadores y/o velocistas son las condiciones prototípicas del talento germano, cuyas principales estrellas actuales -Tony Martin, Marcel Kittel, John Degenkolb o André Greipel- y sus principales promesas en la élite -Jasha Sütterlin, Rick Zabel o Nikias Arndt- se adaptan como un guante a este molde.
Sin embargo, y por suerte para un ciclismo huérfano de referentes -y de televisión- para las grandes vueltas, en el horizonte se vislumbra una excepción procedente, curiosamente, del mismo lado del telón de acero que los dos últimos teutones que subieron al podio del Tour, entre comillas. Y es que el muro de la vergüenza ya llevaba varios años derruido en el momento del nacimiento de Silvio Herklotz (Blankenfelde-Mahlow, 1994), quien pese a la muy diferente época en la que le ha tocado crecer comparte con sus predecesores esa cualidad tan impropia del ciclista alemán. Sube, y además, bastante bien, como lleva demostrando desde que era un pipiolo.
Dominador desde cadete, categoría en la que se hizo con un nombre a nivel estatal gracias al nacional de ciclocross que consiguió, sus resultados le abrieron las puertas al prestigioso club de Werner Otto como juvenil, en el que estuvo dos años en los que descolló como el gran proyecto que a día de hoy se sigue esculpiendo. A parte de sumar otros dos nuevos maillots como campeón patrio durante el invierno, mostró evidencias de sus dotes tanto para el ascenso como para el descenso y la contrarreloj en prácticamente todos los grandes escenarios internacionales, en los que sumaba buenos resultados en cada participación. Desde el parcial logrado el día de su 17º cumpleaños en La Carrera de la Paz hasta su three-peat en el Giro della Lunigiana, su paso como juvenil fue un rotundo éxito al que solo le faltó brillar en los Mundiales, en los que dos recorridos demasiado suaves impidieron que mostrara todo su potencial.
No obstante, su anónima presencia en Copenhage y Valkenburg no nubló su inmaculada hoja de ruta, pasando directamente desde junior al Team Stölting continental. Un salto siempre difícil que asumió con una naturalidad simplemente asombrosa. Aprovechando el buen momento de forma dejado por su última incursión en el barro, encadenaba dos podios en las prestigiosos Giro del Belvedere y GP Palio del Recioto y sendos cuartos puestos en Croacia y Frankfurt antes de rozar el top-10 en su primera carrera realmente profesional en suelo polaco. A bote pronto, se convertía en líder de su escuadra con apenas 18 años y continuaba con una marcha triunfante que incluía el nacional sub23, esta vez en ruta, y el Tour de Alsace.
En suelo francés hizo posiblemente la mayor exhibición hasta la fecha, ganando en solitario en un puerto de la exigencia de Le Markstein con un ataque a cinco kilómetros de la conclusión, haciendo gala de unas virtudes que llevaba mostrando meses y que llamaron la atención escuadras importantes. Desde las altas esferas llegaban unos cantos de sirena que Herklotz desoyó, renovando para la presente campaña con el humilde conjunto teutón con la intención de seguir evolucionando de la mano de quien le diera la alternativa.
Una apuesta por la paciencia que, a la vista de los acontecimientos, parece ser todo un acierto. Centrado completamente en la carretera, el tranquilo invierno sin la presión ni la competitividad de un equipo fuerte le ha permitido pulir sus puntos débiles y convertirse en un ciclista mucho más completo que la pasada temporada, más resistente -llega mucho más entero al final como atestiguan sus interesantes resultados en llegadas masivas sin ser un velocista- y mejor dotado para una disciplina contrarreloj en la que siempre había rayado a buen nivel. Un crecimiento que se ha hecho palpable de nuevo en Italia o en la Szlakiem Grodów Piastowskich, donde ha sido uno de los pocos corredores capaces de inmiscuirse en la tiranía impuesta por el CCC Polsat-Polkowice, finalizando tercero delante de ciclistas de la talla de Rebellin o Hirt, poniendo de manifiesto el brillante futuro que como ‘all-rounder’ se abre ante él.
Un futuro que, sin duda, debería estar en el WorldTour, que a buen seguro volverá a llamar a su puerta este verano, aunque informaciones aparecidas recientemente que apuntan a que el Team Stölting puede convertirse en ProConti en 2015 hacen que Herkoltz pueda seguir creciendo bajo el cobijo del equipo germano. Recién entrado en la veintena, en sus piernas están las esperanzas de un ciclismo alemán que sigue esperando un heredero que devuelva la ilusión a su desesperanzada afición de cara a las grandes vueltas.