Velocista de segunda fila. Calificativo que tiende a referirse a hombres rápidos, habituales en los primeros puestos pero con cierta dificultad para vencer dada la superioridad de algunos rivales y en el que, durante años, se ha englobado a Alexander Kristoff (Katusha Team). Sin embargo, el noruego está buscando por todos los medios quitarse esa estigma y verse situado entre los grandes gallos del pelotón. Y a buena fe que lo está consiguiendo a base de victorias, y victorias de nivel, como la lograda en la difícilmente vocalizable Rund um den Finanzplatz Eschborn-Frankfurt en la que superó, obviamente bajo la lluvia y al sprint, al gran señalado por la afición local John Degenkolb (Giant – Shimano) en el primer día de competición de ambos tras la disputa de las clásicas de primavera.

Menos veloz sobre el papel, el corredor de Katusha se escudó en la presión y el favoritismo del ciclista teutón para apurar las opciones tanto de él como de sus compañeros para poder disputar la llegada con garantías, y desde la estructura neerlandesa picaron el anzuelo. Llevados por la vanidad y cegados por los focos que les alumbraban, los hombres de Giant-Shimano quisieron controlar al milímetro la carrera con su “tercer equipo” y acabaron pagando caro su atrevimiento llegando solo con Johannes Fröhlinger como escudero de su líder a la última cota del día.

Un error táctico grave que se veía venir desde los primeros cuarenta kilómetros llanos en los que se multiplicaron los ataques sin que ninguno de ellos llegara a fructificar, llevando el grupo compacto hasta la base del Feldberg. Inmersos en la ascensión, la fuga perdió el adjetivo de consentida y pasó a ser una selección en base a la fuerza y la calidad, en la que se colaron hombres de la talla de Wilco Keldermann (Belkin Pro Cycling), Eduard Vorganov (Katusha Team) o Marek Rutkiewicz (CCC Polsat – Polkowice), siendo el suizo Mirco Saggiorato (Team Stölting) en único ciclista continental en entrar en un grupo que sobre el papel debía estar copado de ellos.

Una decena de corredores que, ya fuese por su calidad o por el afán controlador, llevaron a los hombres de Spekenbrink a una persecución infinita en la que no se tomaron ni un solo momento de descanso, dejándoles apenas dos minutos de renta máxima, todo ello no olvidemos en el farragoso perfil del Taunus y bajo la impenitente lluvia que les sacudió a lo largo de la jornada. Como no podía ser de otra manera, los sucesivos pasos por el empinadísimo Mammolshein -con rampas del 20%- acabaron pasando factura en los mediocres gregarios de Degenkolb, que con el aumento de la intensidad de la carrera se diluyeron como terrones de azúcar en las dos últimas subidas.

BmkZXIEIUAASfEF

En la primera de ellas, el prometedor Silvio Herklotz (Team Stölting) tomo el relevo de su compañero Saggiorato y aumentaba el ritmo lo suficiente para dar caza a una escapada en la que ya únicamente resistían Paul Voss (NetApp – Endura), Ben Gastauer (AG2R – La Mondiale), Keldermann y Rutkiewicz con apenas una veintena de segundos de ventaja. No obstante, esa aventura no iba a ningún lado y dejó el protagonismo en la última de las cotas del día a los hombres fuertes en estas lides, como el dos veces ganador Fabian Wegmann (Selección de Alemania), Alexander Kolobnev (Katusha) o Brice Feillu (Bretagne – Séché Environnement), quienes formaron un peligroso corte de doce ciclistas vestidos bajo diez colores distintos que dejaban a Belkin Pro Cycling y a Fröhlinger entre la espada y la pared.

Sin embargo, y por suerte para ellos, entre todos ellos se había colado Samuel Dumoulin (AG2R – La Mondiale), cuya velocidad hizo desconfiar a MTN-Qhubeka de su representante en la escapada y les llevó a favorecer la persecución en lugar de la marcha del corte.

Un movimiento que cambió la carrera radicalmente y que dio con los huesos de los aventureros de nuevo en el pelotón en la entrada del mismo en las calles de Fráncfort, donde ya ni siquiera un movimiento desesperado de Lars Boom (Belkin Pro Cycling) pudo evitar el desenlace al sprint, que Degenkolb encaraba solo y Kristoff con un par de compañeros. Con las fuerzas mermadas y los efectivos muy seleccionados, esta se convirtió en un sálvese quien pueda en la que el noruego emergió por la valla a la estela de dos corredores de Topsport Vlaanderen-Baloise, con Degenkolb a rueda. A partir de entonces el final quedó en un one-to-one entre los ganadores de Milano-Sanremo y Gent-Wevelgem que fue a parar a manos del primero a pesar de su lejano intento, con el de Gera mostrándose incapaz de rebasarle.