No se ha caracterizado nunca Jonathan Vaughters por llegar a las GTs cargando con el peso de tener entre sus hombres a uno de los principales favoritos a la victoria antes del inicio de la carrera, ni siquiera cuando Ryder Hesjedal ganó el Giro de Italia en 2012. Pero esto cambiará en esta edición de la Corsa Rosa, y no por el canadiense, sino por la presencia en Belfast del irlandés Dan Martin, que con el aliciente de ver la carrera italiana tomando la salida en su isla ha replanteado diametralmente su calendario y ha decidido doblar Giro y Vuelta en detrimento del Tour de Francia. Puede resultar extraño otorgarle el rol de favorito al triunfo final a un hombre que en sus participaciones en las vueltas de tres semanas jamás ha sido capaz de mostrar la solidez que le caracteriza en vueltas de una semana y grandes clásicas. Muy lejos del Top-10 en las GTs disputadas, sólo en la Vuelta a España 2011 se acercó mínimamente a él, aunque bien es cierto que ya sabe lo que es levantar los brazos tanto en el Tour como en la Vuelta con dos victorias en Bagnères-de-Bigorre y La Covatilla.

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Pero esto parece destinado a cambiar, ya que a sus 27 años empieza a encontrarse en un punto de madurez óptimo que permite ser optimistas con él. Tras un calendario muy bien calculado y de muy poca exposición, finales de abril y mayo son los primeros grandes objetivos de Dan Martin, que en las clásicas de cotas exhibió un magnífico estado de forma, donde sólo las caídas le impidieron conseguir mejores resultados.
El recorrido se le adapta relativamente bien. En la crono por equipos estará resguardado por una de las mejores escuadras de la disciplina como es Garmin – Sharp y en la cronoescalada al Monte Grappa se encontrará un escenario ideal para recuperar el tiempo que pueda perder en la crono llana, ya que superados los 40 kilómetros el irlandés puede sufrir una pérdida de tiempo excesiva, aunque a su favor juega el hecho de que los finales de etapa tengan bonificaciones de 10”, 6” y 4” -en su contra juega que éstas se hayan reducido a la mitad-, por lo que puede rascar segundos gracias a su extraordinaria punta de velocidad a lo largo de las tres semanas.
Aunque no todo podrían ser alegrías, ya que la ausencia de media montaña será un contratiempo para un corredor que año tras año brilla en Liége – Bastogne – Liége e Il Lombardia. La carrera italiana se ha olvidado por completo de este elemento en la presente edición y el irlandés será uno de los grandes perjudicados. De lo que no se ha olvidado es de los tappones; siendo un corredor mucho más dado a los unipuertos que a los colosos encadenados que hay preparados en el Giro, habrá que ver cómo los encaja en la última semana de carrera. A finales de mayo veremos, pero lo que está claro es que a Dan Martin se le presenta una oportunidad de oro para cuajar por fin, una GT a la altura de su figura.