No es fácil ver a un valón luchando por Liège-Bastogne-Liège. Mientras sus vecinos flamencos tienen una presencia abusiva en el palmarés en su De Ronde, del mismo modo que los italianos en sus monumentos y en menor medida los galos camino de Roubaix, la lucha por La Doyenne ha sido casi siempre un quiero y no puedo para el ciclista local. La lista de ganadores oriundos de la región francófona es de las que causa auténtico pavor. En los últimos 60 años, solo pueden presumir de dos ganadores: Joseph Bruyère y el máximo favorito en la presente edición, Philippe Gilbert.

El de Verviers logró romper un maleficio que se alargaba más allá del cuarto de siglo tres años atrás, haciendo gala de una superioridad durante el tríptico pocas veces vista, por no decir ninguna. No es que se impusiera en las tres citas que la componen, sino que a ellas añadió la Flecha Brabazona unos días antes, y en todas ellas lo hizo con inusitada solvencia, lo que fue la antesala de una campaña desparramante en la que logró la friolera de 17 victorias. Sin duda, ha sido la mejor versión de Phil nunca contemplada. Al menos, hasta la fecha.

Y es que tras un par de años en un nivel mucho más terrenal y vulnerable, durante estos meses ha mostrado los primeros atisbos de aquello que fue. Liberado de sus responsabilidades en las piedras y de la presión de alzarse con un oro mundial que ya cuelga en sus vitrinas, ha preparado con mimo y tranquilidad su gran objetivo, que no es otro que recuperar para Valonia su clásica, mostrando unas sensaciones espectaculares que casi le llevan a calcar los resultados de 2011 de no ser por una mala colocación y un Valverde imperial en el muro de Huy.

Con sus demostraciones en Valkenburg y Overijse, Gilbert se ha puesto en el punto de mira de todos / Foto: @teledeporte

Un estado de forma ideal que llega en un momento ideal para poder lograr su cuarto monumento. A sus 31 años, tiene todo a su favor para conseguirlo. A su madurez física y mental, le une una experiencia más que dilatada en este tipo de batallas, un conocimiento de terreno casi enciclopédico y un equipo entero a su disposición que ya ha puesto de manifiesto ser capaz de sacrificar peones, alfiles y damas en favor de su rey, desdiciendo la merecida fama de escuadra desestructurada que BMC Racing se había labrado.

No obstante, esto quizá sea un arma de doble filo para Gilbert, que tomará la salida en Lieja sin dos piezas del valor de Greg van Avermaet o Cadel Evans, lo que deja al veteranísimo Samuel Sánchez como gran escudero sin apenas margen de error, lo que genera ciertas dudas sobre si se puede quedar aislado, sobre todo si tenemos en cuenta que el asturiano llega a la cita tras empezar el año sin equipo. Del mismo modo, y a excepción de su campaña gloriosa, el camino hacia Ans ha sido históricamente un quiero y no puedo para un belga que acostumbraba a llegar pletórico, pero siempre se encontraba con alguien que se interponía en su camino y en sus ataques dejándole con la miel en los labios.

Los fantasmas, sin embargo, ya parecen sacudidos, y la motivación y la condición son plenas para una edición para la historia, una edición centenaria en la que inscribir su nombre junto al del pionero, paisano y primer ganador, Léon Houa.