¿Será la Liège – Bastogne – Liège un todos para uno, una caza de brujas tras la rueda de Philippe Gilbert? Esa era la idea que rondaba por la cabeza de muchos tras su excelso acercamiento a su carrera, pero lo sucedido el miércoles abre un puerta -y bien grande- de cara a la esperanza de ver una carrera abierta y con alternativas. Se puede excusar al valón con la mala colocación con la que afrontó Huy o que sus extremos porcentajes son cada vez menos afines a sus filias, pero lo cierto es que solo pudo ser séptimo en la línea de llegada y ni siquiera nos brindó una remontada ni siquiera remotamente remontable.
De modo que aunque sigue siendo el máximo favorito, ha dejado patente su talón de Aquiles a costa de otros rivales que sí han demostrado estar a la altura elevándose como grandes aspirantes a truncar el sueño de Phil o, al menos, a acompañarle en el podio de Ans. Y visto lo visto, esos no son otros sino Alejandro Valverde y Michal Kwiatkowski.
El murciano ha llegado a las Ardenas con el mejor comienzo de año desde su sanción. Ocho victorias que le convierten, a sus 34 años, en uno del grandes nombres de lo que vamos de campaña y en una de las principales ruedas a seguir el próximo domingo. Las avales con los que cuenta para depositar una confianza absoluta en su rendimiento son casi infinitas. Su estado de forma, tras lo visto en Flèche Wallone, está fuera de toda duda, del mismo modo que la idoneidad del terreno a sus condiciones de explosivo escalador por las cuales han llegado la mayoría de los éxitos en este 2.014 y en su dilatada carrera.
Una longeva trayectoria que debería contarse sobre el papel como otro punto favor de Valverde, no en vano ya ha inscrito su nombre en el palmarés de esta cita en dos ocasiones. Sin embargo, los años no han solventado su renombrada ineficacia táctica, habitual verdugo en días importantes ampliamente por encima de las fuerzas y que en La Doyenne puede resultar fatal de necesidad. Más si cabe ante el plantel que le rodea, tan vasto en talento como en juventud, y que genera ciertas dudas ante su capacidad para controlar la carrera como tanto gustan de hacer en el conjunto navarro.
En el otro lado del cajón, nos encontramos con el anverso de la moneda. Mientras Valverde es la estrella consagrada que apura sus últimos cartuchos, Kwiatkowski es el emergente relevo que se ha colado como un elefante en una cacharrería en la élite mundial en todo tipo de terrenos siguiendo una evolución pausada pero interminable, que le ha llevado de ser un mero velocista, a contrarrelojista y, finalmente, un ‘all-rounder’ al que se le atraganta (de momento) la alta montaña. Durante la presente primavera, el campeón polaco ha despegado definitivamente haciendo la potencia su bandera, sumando puestos de honor casi a cada día de competición y mostrándose implacable en cotas como las que se verán el domingo. Pero en 2.013 también llegó con dos puestos de prestigio los días precedentes y se estrelló camino de Ans, víctima de un fondo no desarrollado en plenitud y la ausencia de un equipo de garantías, sus dos grandes taras también para el domingo.