Eslovenia es en los últimos tiempos una interesante cantera de talentos ciclistas. Curiosamente, muchos de ellos nunca llegan a explotar al máximo nivel o a cumplir con las expectativas generadas en torno a ellos, teniendo a Jani Brajkovič como máximo ejemplo de ello. Otro ciclista al que podríamos meter en el mismo saco es Grega Bole. Bole ha sido uno más de los damnificados por la desaparición del Vacansoleil – DCM el año pasado. Parecía que iba a tener que dejar pasar un año en blanco hasta que, ya entrado el mes de abril, ha encontrado un hueco en la escuadra continental italo-japonesa Vini Fantini – Nippo – De Rossa. Víctima de la mala situación actual del ciclismo, pero también falto de resultados importantes en las últimas dos campañas cuando su progresión apuntaba mucho más alto.
El ciclista esloveno pronto empezó a dar que hablar, ganando la Liège-Bastogne-Liège sub23 del año 2007, después de haber ganado algunas etapas en pruebas 2.2 con el Sava de su país, a medio camino entre la categoría amateur y el profesionalismo. Al año siguiente, con 22 primaveras, pasaba a otro continental esloveno, el Adria Mobil. En una sola temporada en el equipo de su país consiguió un triunfo, en la prueba local GP Kranj, además de algunos buenos resultados que le valieron el paso al pelotón italiano de la mano del Aeronautica Militare – Amica Chips. En este equipo continuaría creciendo con victorias ya más importantes en el GP Nobili Rubinetterie/Borgomanero y en la tercera etapa de la Vuelta a Asturias. Un paso adelante que le sirvió para dar el salto al World Tour, por supuesto también en Italia, donde suelen comenzar su andadura internacional los mejores ciclistas eslovenos.
El Lampre – Farnese Vini fue la estructura que le abrió las puertas de las mejores carreras y en la cual permanecería por tres años. Sus dos primeras temporadas en la escuadra de Saronni cumplían los pronósticos que sobre él se habían hecho. En el 2010 se convertiría en el primer esloveno en ganar una carrera de la máxima categoría ciclista (entonces ProTour), al anotarse una etapa del Critérium du Dauphiné. Algo que adornaría con dos triunfos parciales en la Dirka po Sloveniji de su país, por no mencionar numerosos segundos y terceros puestos en pruebas de la importancia de la Vuelta a España, la Paris – Nice o el Tour de Pologne, donde sorprendentemente solo sucumbió en la clasificación general ante Daniel Martin, confirmando el perfil de gran passista veloce que es. En su segunda temporada en la Lampre se refrendaría con victorias en el campeonato nacional de ruta y la prueba WorldTour del GP Ouest France – Plouay ante gente como Gerrans, Voeckler o Hushovd.
La progresión se cortó de raíz en el 2012, año desastroso para Grega Bole. Con tan solo un segundo puesto en una etapa de la Paris – Nice como resultado destacable la Lampre decidió no renovarle el contrato. Después de muchos años en Italia acabó firmando por el Vacansoleil – DCM, ofreciendo al conjunto holandés unos resultados discretos que no ayudaron a su continuidad en el pelotón. Su única victoria fue una etapa en el Tour de l’Ain, si bien cosechó algún otro resultado interesante, como un tercer puesto en la Roma Maxima. Logros que a fin de cuentas fueron insuficientes para encontrar acomodo en la élite.
No ha sido hasta abril cuando ha conseguido encontrar equipo, y esto en la categoría más baja. Vuelve a Italia para convertirse en el jefe de filas del modesto Vini Fantini – Nippo – De Rosa, heredero del equipo japonés Nippo De Rosa. Parece ser que ha hecho los deberes y ha realizado una buena pretemporada durante el invierno a pesar de no contar con equipo. Apenas una semana después de oficializarse su fichaje ha “tiranizado” la modesta prueba por etapas del Circuit des Ardennes International (2.2).
En la primera jornada ya dejaba claro sus intenciones, ocupando el segundo puesto al ceder la victoria a su compañero de equipo Pier Paolo de Negri. El segundo día se tendría que conformar con la tercera posición, al liderar el sprint del grupo tras los escapados. La tercera etapa no se le escapó y levantó los brazos, mientras que en la última se relajó y entró en sexta posición. Todo ello le llevó a ocupar la segunda plaza de la general y llevarse la clasificación de los puntos. Parece ser que Grega Bole quiere dejar claro que esta categoría se le queda pequeña, pero si quiere enmendar sus últimas dos campañas y volver al lugar que le corresponde debe arrasar en el modesto calendario del Vini Fantini Nippo y esperar una llamada, pues tal vez se encuentre ante su última oportunidad.