Desde que Paolo Bettini dejase el ciclismo las cotas no han vuelto a ser territorio Lefevere. Ganador de dos Liège-Bastogne-Liège (2000 y 2002) y dos Giro di Lombardia (2005 y 2006) el italiano fue durante los últimos años de Mapei y los primeros de QuickStep la gran baza del mánager belga. Pero Il Grillo se retiró y desde entonces su equipo ha estado huérfano de referentes para las grandes clásicas y año tras año se han ido sucediendo candidatos que no han hecho sino añorar la figura del italiano. Stijn Devolder y Sylvain Chavanel se centraron en las piedras, Kevin Seeldraeyers nunca acabó de explotar, Dries Devenys no tuvo la confianza suficiente, Tony Martin nunca acabó de dar el paso para convertirse en algo más que un grandísimo contrarrelojista y los gemelos Peter y Martin Velits no volvieron a ser los de HighRoad. Pero este año todo ha cambiado, Michał Kwiatkowski es ya uno de los claros aspirantes y junto a él se presentará un importante outsider, Wout Poels.

Provinente del desaparecido Vacansoleil – DCM el de Venray durante esta temporada en Omega Pharma – Quick Step se ha reencontrado a sí mismo tras años de contratiempos que comenzaron en 2012 cuando siendo una de las principales figuras del equipo neerlandés en su estrenó en el Tour de Francia se fue al suelo en una caída masiva camino de Metz que le supuso lesiones en el bazo y en un pulmón además de tres costillas y especialmente en un riñón que cerca estuvo de perder. Parecía que podía haberse perdido al gran talento neerlandés para la competición de alto nivel. Justo en el momento que más se le esperaba tras un 2011 en que había rozado su primer podio del WorldTour en el Tour de Pologne y se había quedado cerca de la victoria en el uphill de Castelraimondo en Tirreno-Adriatico, pero también en la Vuelta a España en Valdepeñas de Jaén y en l’Angliru. La recuperación fue larga y costosa, pero volvió a la competición y en 2013 fue una de las ténues luces de una temporada oscura para Vacansoleil – DCM logrando el Top10 en Tirreno-Adriatico e Itzulia relanzando las esperanzas en su figura, por más que al final de año a su palmarés sólo se hubiese añadido un parcial del Tour de l’Ain, carrera con la que mantuvo un curioso idilio.

Pero entonces le llegó su gran oportunidad y Omega Pharma – QuickStep llamó a su puerta. Una oferta irrechazable para un corredor de sus características que veía cómo uno de los equipos más importantes del pelotón se interesaba por sus servicios. Por más que su rol en el equipo fuese el de gregario, del recién llegado Rigoberto Urán en el Giro y de Michał Kwiatkowski en las clásicas de cotas, unas clásicas en las que el equipo ha demostrado no tener problema en que sean los líderes quien jueguen sus opciones tácticas y los segundos espadas los que luchen por la victoria. Pero también sabía que aun como gregario tendría oportunidades, y a las primeras de cambio, en la Itzulia, las ha aprovechado, en el día grande de la carrera, en la subida a Arrate.

Con la necesidad de convertirse en un equipo importante también en las cotas, la llegada de Wout Poels es un soplo de aire fresco para los blanquinegros que suman una nueva opción gracias a un ciclista que ha demostrado ser capaz de aunar motor en los puertos y explosividad en las cotas.

Wout Poels, triunfador en Arrate. Foto: itzulia.net

Wout Poels, triunfador en Arrate. Foto © itzulia.net