El corredor luxemburgués analiza desde su propia experiencia la semana de clásicas de cotas más importantes del mes de abril. Amstel Gold Race, de la que fue vencedor en 2006 y que ha cambiado el trazado y el modo de enfocar el final, y las dos ardenienses con Flecha Valona y Lieja – Bastoña – Lieja, en donde en 2011 finalizaría segundo, acompañado de su hermano Andy tercero, no pudieron batir al compañero de fuga aquel día Philippe Gilbert, invatible al sprint.

Para Fränk Schleck (Luxemburgo, 1980) Amstel Gold Race tiene un factor diferenciador desde que consiguiera su victoria a la actualidad cuando desde 2013 se determinó el nuevo final de meta a 1,8 kilómetros de coronar Cauberg, calcando la misma ubicación que se fijó desde los Campeonatos del Mundo de Limburgo y que no termina de convencer a aquellos que siempre vieron culminar las tres rondas en pendiente.

“Amstel Gold Race ya no acaba en Cauberg y eso cambia mucho la manera de diseñar una estrategia previa, por otro lado se ha endurecido el recorrido con un recorrido de 250 kms con 33 subidas y un desnivel total de aproximadamente 4000 metros”, en donde las referencias más cercanas son los desenlaces en la prueba mundialista de nuevo en la figura de Philippe Gilbert en septiembre de 2012 y la más cercana con el triunfo de Roman Kreuziger (Team Saxo – Tinkoff), con dos estilos muy distintos; mientras el corredor belga aprovechó el control de la carrera de su selección para en el último paso por Cauberg lanzar un ataque definitivo, el checo lanzó su ofensiva en el tramo previo al penúltimo paso por la mítica colina de Valkenburg.

Pero según señal el mayor de los hermanos Schelck los trazos generales para afrontar Amstel son otras siguiendo su criterio, “para tener opciones lo más importante son tres aspectos básicos en el siguiente orden: fuerza, suerte y equipo”, cobra especial relevancia el azar condicionado por el estado del trazado por el que transcurre la carrera.

“La carretera es estrecha, con muchas curvas y contracurvas conectadas en bajadas en las que se alcanzan grandes velocidades”, apuntando que por cada uno de esos tramos angostos deben pasar 200 corredores en los que todos quieren pasar lo más adelante posible para evitar incidencias o caídas, destacando por tanto la importancia de la fortuna sobre todo el tramo del bosque “donde la humedad mantiene el asfalto muy deslizante y es sumamente peligroso”.

Fränk Schleck en la pasada Vuelta al País Vasco. Foto © cobblesandhills.com

Fränk Schleck en la pasada Vuelta al País Vasco. Foto © cobblesandhills.com

Eijserbosweg, la clave

Todo comienza a definirse a partir de la llegada a Maastricht, “a partir del km 150 se enlazan Vrakelberg, Sibberbrugge, Cauberg y Geulhemmerberg en primer término y donde el ritmo se incrementará y presumiblemente la escapada del día vea reducida su diferencia”, el objetivo es poner un punto más que impondrán los equipos de los favoritos para comenzar a minar las fuerzas del resto de rivales, si bien los líderes no tendrán problemas lo más importante es disminuir las unidades donde puedan encontrar apoyo posteriormente.

“Llegados hasta aquí llega lo que para mí es la parte más importante de la carrera, la llegada a Kruisberg – Eijserbosweg y posteriores ataques que serán casi definitivos“, tras atravesar previamente Bemerlerberg, Loorberg y Gulpenerberg con subidas y bajadas no tan técnicas preparan como antesala de lo más exigente a su juicio, “la tensión y los nervios por posicionarse en la parte delantera es parte de la función de los compañeros porque pasar por los adoquines de Kruisberg en los primeros lugares es fundamental”.

Porque, como explica, se desciende rápidamente para enfrentar la bajada que conecta con Eijserbsweg que romperá la carrera definitivamente. El número de corredores que quedará, sumando los siguientes cotas de Fromberg y Keutenberg, no superarán la veintena de corredores, “es sumamente complicado porque todo pasa muy deprisa, apenas hay tiempo para un respiro, se rueda a máxima velocidad y no hay tregua“.

Desde Keutenberg, a 30 kms de meta, hasta el final esperan Cauberg, Geulhemmerberg y Bemerlerberg que irán desgranando a los más resistentes que irán definiendo la carrera camino del último paso por Cauberg y la larga recta a meta en Valkenburg, “allí prevalecerá la pericia, quien sepa jugar sus bazas se llevará la carrera porque la explosividad final o un ataque lejano ya entran en las coordenadas del resto de rivales como puntos de referencia y están avisando”, apostando para finalizar que el que se lleve el gato al agua en esta edición debe tener un extra reservado al sprint.