¡Oh, Roubaix, mon amour! Como cada año, el Infierno del Norte acude fiel a su cita el segundo domingo de abril con esa cara del ciclismo tan alejada a la que históricamente aquí conocemos. Lejos de los grandes puertos y las llegadas en alto, la histórica carrera gala se sirve, simplemente, de malos caminos para ser uno de los días más esperados del año. Más de 50 kilómetros empedrados la convierten -aun sin lluvia- en una de las pruebas más duras y selectivas del mundo, como bien demuestra un palmarés copado en los últimos años por Fabian Cancellara y Tom Boonen, los dos dominadores recientes de las piedras que, no obstante, llegan con sensaciones muy diferentes a Compiègne.
Mientras el suizo aterriza en suelo francés con la victoria en De Ronde bajo el bajo, después de una demostración de inteligencia y con la moral por las nubes tras haberse desecho de sus fantasmas con el sprint; el flamenco lleva una primavera muy lejos de donde quisiera, inoperante e incapaz cuando las carreras llegan a su clímax y superado según muchas quinielas en la propia jerarquía del equipo, que considera a un Niki Terpstra en la forma de su vida como el posible caballo ganador de los de Lefevere. No obstante, el envidiable fondo de armario que poseen les da margen de actuación para no usar también a Stijn Vandenbergh o Zdenek Štybar como posibles estiletes con los que aspirar a la victoria. Aunque también podrían seguir la estrategia de Flandes…

¿Cómo actuará OPQS en Paris-Roubaix? Foto: @opqscyclingteam
En cualquier caso, no son los únicos que tienen munición suficiente para poder poner la carrera patas arriba usando alguno de sus secundarios de lujo. Belkin y Sky son escuadras que cuentan con hombres suficientes para poner en jaque táctico al sus rivales de jugar bien sus cartas. Los primeros, además de contar con Sep Vanmarcke, fastuoso y fortísimo desde el comienzo de la primavera; tienen al ex-campeón mundial de ciclocross Lars Boom y a un Maarten Wynants -más dado al rendimiento que a los focos- en plena forma para lanzar por delante si las circunstancias así lo requirieran. Más difuso está el liderato en los británicos, quienes pese a la baja de Stannard siguen teniendo en nómina a Geraint Thomas y Edvald Boasson Hagen como candidatos a un puesto de honor… y a Bradley Wiggins, quien centra en esta carrera su nuevo objeto de deseo y procurará dar lo mejor de sí mismo para demostrarlo, veremos sí sobre una base sólida o no.
Sin ochos de tanto relumbrón, pero bien capaces de dar un buen susto llegan otra serie de equipos que, por unas circunstancias u otras resulta difícil situarlas en mirándolas de tú a tú con las arriba mencionadas. El caso de Ag2r La Mondiale es paradigmático, ya que pese a haber formado este invierno un armazón profundo pensando en Roubaix, les falta la gran estrella que difícilmente encontrarán en Sébastien Turgot o Steve Chainel. En otra esfera hay que situar a BMC Racing presenta como siempre una nómina de nombres delirante, con Thor Hushovd, Marcus Burghardt y Taylor Phinney como grandes caballos, pero que al igual que siempre siembra la duda en cuanto a su actitud colectiva. Por su parte, aunque Trek Factory Racing lleva un enorme escudero para Cancellara en las piernas de su compatriota Grégory Rast y un buen equipo a su vera, pero con las claras indicaciones de plegarse a los designios de Espartaco. Finalmente, Garmin-Sharp adolece posiblemente de inexperiencia para rodea a Sebastian Langeveld y Johan Vansummeren, posiblemente en ciclista con mayor motivación de los 200 que tomen la salida tras las comprensivas palabras del marido de la señora que atropelló hace unos días.
El estado de forma, la potencia y la velocidad en caso de llegar al velódromo serán las principales de John Degenkolb y Alexander Kristoff, dos de los ciclistas más importantes de lo que vamos de primavera que, además tendrán un buen plantel a su alrededor para llegar lo más resguardados posible a la zona decisiva. Una suerte con la que también contarán, aunque su única y remota opción en Roubaix pasa por arribar en solitario, Yoann Offredo y Nicki Sörensen, pero no otro puñado de candidatos a hacer un buen papel que bien podrían ser considerados isolées.
Tal es el caso, por ejemplo, de Peter Sagan, objeto de todas las miradas y que se encontrará incluso más aislado que al otro lado de la frontera; o de Vincent Jérôme, el “anónimo” que Bernaudeau intentará llevar a un puesto de honor como ya hiciera en pasadas ediciones con Turgot y Gaudin. En este mismo sentido, cabe mencionar a dos veteranos como Filippo Pozatto o Martijn Maaskant -cabeza de ratón tras haber corrido varios años como cola de león-, lejos ya de sus mejores días pero experimentados como pocos en las Clasica de las Clásicas.

Pippo Pozzato, siempre una caja de sorpresas. Foto: @lampre_merida