Porque La Molina era un puerto para ejercer tal movimiento, un arreón final cerca de meta capaz de sacar de rueda a cualquier rival. Sin grandes rampas para hacer diferencias entre los grandes favoritos, la estación gerundense esa el lugar idóneo para un ataque largo dentro del último kilómetro. En esos movimientos, Joaquim Rodríguez (Katusha) es el rey. En La Molina, después de más de un mes sin competir concentrado en la altitud del Teide, volvió a poner su sello, una marca que domina muchas de las mejores plazas del calendario internacional.
El líder de Katusha se aprovechó primero del fuerte ritmo inicial de Movistar Team que sin romper el pelotón estiró la cabeza de carrera y del ataque de Chris Froome (Sky Procycling) cerca de la pancarta del último kilómetros que obtuvo respuesta de Alberto Contador (Tinkoff – Saxo), Nairo Quintana (Movistar Team) y del propio Joaquim Rodríguez. Según se compactó de nuevo el cuarteto y una vez cruzada la pancarta llegó el momento del catalán. Arrancó fuerte, sin mirar atrás, para finalizar su aceleración en la línea de meta donde consiguió su primera victoria de la temporada. No le pudo seguir, pese a la insistencia, Alberto Contandor que se tuvo que conformar con la segunda plaza mientras que Nairo Quintana y Tejay Van Garderen (BMC) superaron a Chris Froome que entró quinto en meta. Sin apenas diferencias entre los favoritos -top10 en 20”- la llegada a La Molina sirvió para comprobar quien está y quien no está para luchar por la victoria antes de la llegada de la etapa reina en Valter 2000, mañana.
Fue la ascensión a La Molina lo único interesante de una etapa que acumuló retraso y frío. De poco sirvió la cabalgada de Kévin Réza (Europcar), Rudy Molard (Cofidis), Michel Koch (Cannondale), Andrey Zeits (Astana), Jack Bobridge (Belkin Pro Cycling) y Branislau Samoilau (CCC Polsat) sin opción alguna controlado por un pelotón donde Kaktusha, Tinkoff – Saxo y Movistar Team llevó el mayor peso de la carrera. En el comienzo de la definitiva ascensión, Kévin Réza, el más fuerte de la fuga, era neutralizado por un pelotón encendido. De nuevo, la fuga murió cerca de meta pero, de momento, la Volta a Catalunya no es territorio para las sorpresas.