Si Lotto – Belisol tiene un buque insignia ese es, sin lugar a dudas, André Greipel. Cierto es que el radio de actuación de la escuadra belga abarca bastante más que la lucha por los sprints del campeón alemán con Jürgen Van Den Broeck como punta de lanza junto a Jelle Vanendert en las carreras por etapas y Jürgen Roelandts encabeza el róster en las Clásicas de Primavera apoyado por el recién llegado Tony Gallopin, pero mientras año tras años los vueltómanos decepcionan y los vueltómanos no acaban de explotar, el de Rostock es un valor seguro.
Apoyado en sus inseparables compañeros de fatigas Gregory Henderson, Marcel Sieberg, Adam Hansen o el propio Jürgen Roelandts, cualquiera que sea una llegada llana, Lotto – Belisol concentra todos sus esfuerzos en preparar un treno de garantías a André Greipel para que luche por la victoria. Y como bien está lo que bien acaba y el alemán responde, no hay efectivo de la plantilla que no trabaje de buen grado para él. Es el axioma, si Greipel está en disposición de ganar, todo el equipo trabaja, también buenos sprinters que de no convivir con él acumularían victorias de calidad.
Es por eso que cuando el germano no está en carrera, hay vía libre Lotto – Belisol, y entonces la escuadra belga se convierte en un equipo muy a tener en cuenta, un escenario que se da especialmente en las semiclásicas belgas de primavera y de final de temporada. Allí es donde dos hombres han conseguido encontrar su espacio, Jens Debusschere (1989) y Kenny Dehaes (1984). Dos hombres rapidísimos con unas cualidades innatas que viven a la sombra del alemán. Uno, un joven de 24 años que el año pasado se destapó ya el año pasado en las carreras belgas de final de temporada, y el otro, con 29 primaveras a sus espaldas, ha aprovechado los focos puestos en Sanremo para sumar victorias en el Drenthe y Nokere.

DeHaes vuelve a tener un buen comienzo de campaña. Foto © NVereecken
Pero Jens Debusschere y Kenny Dehaes no son ni mucho menos las únicas alternativas existentes en Lotto – Belisol a André Greipel, ya que a ellos deben sumárseles otros corredores que desde el anonimato pueden empezar a reportar alegrías al equipo belga cuando su sprinter titular no esté en combate. Es el caso de hombres como Jonas Van Genechten (1986), Gert Dockx (1988), Tosh Van der Sande (1990) o Boris Vallée (1993), todos ellos con la misión de trabajar para el equipo por regla general, pero dispuestos al lucimiento personal cuando la carrera y el calendario les den opción.
Pero no son ni mucho menos los únicos, ya que en la escuadra de Sergeant los velocistas no suponen problema. Todo aquel que llega sabe cuáles son las condiciones al desembarcar en el equipo, gusten o no. Ese ha sido el caso de Kris Boeckmans, que tras la desaparición de Vacansoleil – DCM ha encontrado hueco en Lotto – Belisol a sabiendas que sus opciones individuales irán a la baja, pero aun así ha aceptado. Otros como Fréderique Robert no opinaban lo mismo, y en busca de protagonismo propio ha puesto rumbo a un equipo Profesional Continental como Wanty – Groupe Gobert, donde no tiene que rendir cuentas a nadie y comparte liderazgo con Jans, Baugnies o Napolitano.