Con cada nuevo reto, todos nosotros nos imponemos unas metas claras, ciertas ambiciones a las que creemos aspirar y para las que, antes de encararse con la realidad, nos sentimos capacitados. Un ejercicio de reflexión e introspección extrapolable, justa o injustamente, con mayor o menor clarividencia, hacia los demás. Más si cabe si eres un bicho raro que lleva esperando como agua de mayo el comienzo de septiembre para volver a reencontrarse no con los viejos amigos, las pachangas en el recreo ni mucho menos con los compañeros de trabajo, sino con una temporada de ciclocross que, vista con perspectiva, deja a unos cuantos nombres ciertamente lejos de lo que uno podía imaginarse en el ocaso del verano. Tanto para lo bueno, como para lo malo. Ellos son las sorpresas y decepciones de la campaña de cross:
Sorpresas
Lars van der Haar (Rabobank Development Team): que la calidad del corredor neerlandés era de sobra conocida no solo al comienzo del presente curso, sino unos cuantos añitos antes, es una cuestión fuera de toda duda. No obstante, que levante la mano quien pensara hace unos meses que se podía llevarse tres parciales y la general final de la Copa del Mundo con la holgura que lo ha hecho. Por mucho que tenga la juventud como gran aliada para su progresión, ésta ha ido, incluso a medida que las semanas iban transcurriendo, mucho más allá de lo imaginable, situándole en el primer lugar del ránking internacional. De seguir así de cara al siguiente año, ya tenemos enemigo íntimo para Nys y Albert y sucesor para Boom y Štybar.
Francis Mourey (FDJ.fr): que el francés iba a ser la gran nueva a seguir lejos del calendario belga estaba en el guion de cualquier seguidor. Que, con 34 años y después de una cargada temporada de ruta en la que acabó siendo el líder de la estructura gala en el Giro d’Italia, lograra los mejores números de su trayectoria deportiva en sus participaciones contra los grandes gallos –un triunfo y dos podios más-, es una expectativa muy diferente. Un rendimiento de gran calibre que ha levantado incluso el interés de un Hans van Kastener en busca de un referente que levante la delicada situación de Telenet-Fidea.
Thijs van Amerongen (AA Drink): llegar a Oostmalle con la opción de disputar el BPost Bank Trofee era algo que, posiblemente, no estaba ni siquiera en los planes más optimistas del propio Van Amerongen, quien por primera vez ha sido el principal sustento del pequeño y colorista conjunto energético. A lo largo del invierno ha sido más fuerte y más regular que nunca, mejorando ampliamente las prestaciones dadas hasta entonces y postulándose, por primera vez en su vida, como una amenaza realmente seria al podio en trazados muy embarrados, su especialidad.
Jim Aernouts (Sunweb – Napoleon Games): dos años en élite sumidos en el estancamiento y en el ostracismo no hacían presagiar un gran otoño para el de Kalmthout, más si cabe tras la caída en los primeros compases de la temporada con la que se fracturó el peroné. Sin embargo, supo recomponerse de su pasado más reciente y de la lesión para asentarse en unas plazas que apenas había pisado hasta el momento, si bien no le sirvieron para ganarse la merecida confianza de De Bie, lo que al menos le permitió exhibirse en la visita que nos hizo a Ispaster.
Wout van Aert (Telenet – Fidea): aunque su estreno como ‘beloften’ –con cuatro triunfos parciales y la medalla de bronce en Louisville como logros más mencionables- hacía presagiar que nos encontrábamos ante un corredor especial, ha sido durante estos meses cuando esas pesquisas se han confirmado, convirtiéndose en el mejor sub23 de la temporada incluso por encima de un Mathieu van der Poel que saboteó humillantemente cada uno de sus intentos por brillar en categoría ‘junior’. Su evolución es, simplemente, meteórica y casi más allá de toda lógica, pudiendo mirar cara a cara ya, sin vergüenza a alguna, a los mejores especialistas del planeta sobre el fango y el lodo.
Decepciones
Bart Wellens (Telenet – Fidea): que desde hace tiempos está lejos de su mejor versión es ‘vox-populi’, que lleva demasiado tiempo arrastrando un problema físico tras otro, también. Pero aun así, el doble campeón del mundo dejaba destellos y daba la cara con honor cada fin de semana. Hasta ahora, en el que su cuerpo parece haber dicho basta de forma definitiva, firmando día tras día actuaciones más propias de élite sin contrato y promesas que de alguien de su categoría que le dejaron primero fuera del equipo de la Copa del Mundo, seguidamente del Mundial y, por último, del último mes de competición, aquejado por unas dolencias en las espalda que pasaron a ser insufribles.
Kevin Pauwels (Sunweb – Napoleon Games): el ganador del maillot blanco en 2.012 se suponía una vez más como la principal barrera a interponerse entre la irrechazable superioridad del binomio formado por Albert y Nys. Y en una suposición se quedó. Sea por una mala planificación o por su endeblez mental, apenas sacó en contadas ocasiones la calidad que se sabe que sus piernas tienen, dando más veces la de arena que la de cal. De modo que, aunque hay que reconocerle que reaccionó logrando el bronce en Hoogerheide, lo hizo tarde y mal, obligándonos a calificar su campaña globalmente como una clara decepción.
Klaas Vantornout (Sunweb – Napoleon Games): el renacimiento del de Torhout quedó en flor de un día. ‘Driekleur’, plata mundialista y una quinquena de victorias durante el año pasado le situaban como teóricamente como la cuarta pata sobre la que tendría que mantenerse la hegemonía del ciclocross belga. Sin embargo, solo pudo mantener sobre sus hombros el peso de la mesa durante dos meses antes de que ésta comenzara a cojear poco a poco, progresivamente, hasta finalmente acabar quebrando en un final de año absolutamente anónimo en el que ha sido el cuarto ciclista… de su escuadra. Y como no, con el agravante de no haber podido llevar un maillot sagrado a los puestos que merece.
Radomír Simunek (Kwadro – Stannah): Quien por galones, experiencia y, sobre todo, categoría sobre una bici de ciclocross tendría que haber sido el líder del proyecto panaeuropeo de Marc Herremans, pero este planteamiento no ha podido quedar más lejos de la realidad. Sumido en una vorágine de problemas físicos ha quedado relegado al ostracismo durante buena parte del invierno, sacando tímidamente las uñas únicamente en el tercio final de la campaña lo suficiente para finalizar entre los diez primeros el Mundial. Un bagaje, sin embargo, a todas luces insuficiente para quien debería ser uno de los líderes visibles de la resistencia ante los belgas.
Mike Teunissen (Rabobank Development Team): el vigente campeón europeo y mundial de la categoría no ha podido hacer una defensa más pobre de sus maillots. Aunque la progresión de las dos estrellas emergentes del barro mundial se suponía que le podía dejar fuera de la lucha por las victorias, el neerlandés ha ido un paso más allá viéndose rebasado el pasado año por muchos de los que habitualmente doblegaba. Su doble apuesta por la carretera y la ruta le ha dejado, finalmente, inmerso doblemente en la mediocridad.