Era la ciclista de menor nombre, menor palmarés, menor edad y menor experiencia de entre las que se terminaron jugando el Omloop Het Nieuwsblad en la meta de Gante, pero no le impidió llevarse la victoria. Tras el recital de Giant – Shimano en Qatar, donde se llevaron todas las etapas y la general –siendo la propia Pieters segunda–, lo han vuelto a hacer en la primera clásica de adoquines. Amy Pieters podrá ser una semidesconocida, pero ya había dejado grandes detalles puntuales. Por ejemplo, en el nacional neerlandés en línea el pasado año, donde durante una buena parte de la carrera fue la única que parecía responder con solvencia a las arrancadas de Marianne Vos.
Sin el frío de la pasada edición, aunque con un cielo cubierto y un asfalto húmedo que provocaría algunas caídas, el pelotón partió de Gante en búsqueda de los primeros hellingen o muros, superada la primera treintena de kilómetros. Bajo el impulso del Boels – Dolmans, el primero de ellos –Nokereberg– apenas si sirvió para que una decena de las competidoras menos preparadas perdiesen comba. Más selectiva, sin embargo, iba a resultar una caída masiva que tuvo lugar poco más adelante. El pelotón se fraccionó, y una de las grandes favoritas, la sueca Emma Johansson (Orica-AIS), estaba entre las implicadas. Pero fue rápida y, pese a requerir un cambio de bici, se reincorporó al pelotón principal justo a tiempo.
Justo a tiempo, sí, porque estaba a punto de llegar un punto culminante de la carrera: la ascensión al Paterberg. Sus breve pero muy empinado pavé fue la punta de lanza para el movimiento decisivo. Un ataque inmediatamente anterior de Lizzie Armitstead (Boels – Dolmans) fue respondido por su coequipier Christine Majerus, junto a Amy Pieters (Giant – Shimano) y Emma Johansson (Orica-AIS). Arriesgado, quizá, dada la lejanía de meta –apenas sobrepasado el ecuador de la carrera–, pero, a la postre, definitivo.
Por detrás se conformaba un pequeño pelotón de 23 corredoras entre los que se encontraba la vasca Irene San Sebastián, corriendo para el Isorex belga las clásicas de primavera en las que no esté el Bizkaia-Durango. Este grupo estuvo durante varios kilómetros manteniendo un pulso con el cuarteto cabecero manejando diferencias en torno al medio minuto. Pulso que, poco a poco, fue decantándose a favor de las líderes. Coronado el último de los muros, Molenberg, con algo más de 30 kilómetros llanos por recorrer, la distancia se había doblado. En vista de la situación, algunos movimientos desde atrás, incluyendo a Annemiek van Vleuten (Rabobank – Liv), Ashleigh Moolman (Hitec Products) o Ellen van Dijk (Boels – Dolmans), intentaron cambiar esta dinámica, pero sin éxito.
El pavé llano de Paddestraat resultó ser demasiado para Majerus a esas alturas de carrera. La luxemburguesa cedía, dejando al Boels – Dolmans sin superioridad numérica, sólo con Armitstead. En igualdad numérica, las opciones de las tres aspirantes restantes al triunfo se antojaban igualmente inciertas. Poseedoras todas ellas de una notable punta de velocidad, sin ser verdaderas sprinters, a Pieters le sonrió la suerte al comprobar cómo las perseguidoras se acercaban en los kilómetros finales. Con su compañera Kirsten Wild detrás, gran velocista, tenía menos que perder… y menos que relevar. Y supo aprovechar la situación para imponerse en la meta a Emma Johansson y Lizzie Armitstead, quienes por ese orden terminaron acompañándola en el podio. También muy destacable la undécima posición conseguida por San Sebastián, que entraba en el grupo perseguidor a 6 segundos. Por su parte, en el debut con Wiggle-Honda, Anna Sanchis acabó en el pelotón principal.