Por Raúl Lozano Sánchez
El final del equipo fantasma PinoRoad, que además de a un grupo de ciclistas chilenos ha dejado tirados con la temporada ya iniciada a cuatro profesionales españoles (Pablo Urtasun, Juanjo Oroz, Mikel Bizkarra y Salvador Guardiola) habrá servido también a un puñado de buenos aficionados (o al menos con buena memoria) para recordar episodios de la historia negra de nuestro ciclismo con idéntico final.
A finales de 1991, el efímero Paternina-Don Zoilo, cuyo patrocinador ya se había hecho cargo a mediados de 1989 de la base del mítico Caja Rural-Orbea, dejaba las carreteras tras haberse enganchado una única temporada de nuevo al ciclismo a las órdenes de Txomin Perurena (en el paréntesis de 1990 la estructura del Orbea fue patrocinado parcialmente por Artiach).
El bloque principal de corredores que se quedaba sin trabajo de cara al año olímpico tras la desaparición del Paternina Don Zoilo encontraba no obstante refugio en un nuevo proyecto llamado Ciemar-CHCS -del estilo de otros equipos modestos como Puertas Mavisa o Wigarma-, que iba a convertirse en el undécimo equipo profesional español. O eso parecía. El primer interrogante del proyecto lo aportaban los nombres de los patrocinadores: las siglas de CHCS correspondían a la Caja Hipotecaria Centro Sur, entidad desconocida por la mayoría de aficionados al ciclismo en particular y de españoles en general.
El equipo era promovido por un tal Francisco Fernández y un tal Iñaki Montero. Resultaron ser dos fantasmas sin crédito. No sabemos si Juan Pablo Pino conocía su historia, pero su nada ética andadura ha seguido realmente caminos paralelos.
Entre los corredores que se apuntaban al carro del Ciemar-CHCS y que habían corrido en el 91 en el Paternina Don Zoilo estaban Enrique Aja, Iñaki Murua, Bernardo Mazón, José A. Martiarena, Javier Carbayeda y los holandeses René Beuker y Dirk Dekker. Otros buenos corredores como Enrique Alonso, Guillermo Arenas, Santiago Portillo, José Manuel Oliveira o Jokin Mújica también eran reclutados para la formación. Completaban la plantilla el venezolano Richard Parra y los neos -atención- Abraham Olano, Félix García Casas, José Ángel Vidal y Julio A. Coello.
El equipo se estrenó en Mallorca, aunque luego vio vetada su participación en las vueltas a Andalucía y Valencia. Nada más comenzar la temporada, la Asociación Española de Grupos Deportivos (AEGD) y la Asociación Nacional de Ciclistas Profesionales (ANCP) ya andaban con la mosca detrás de la oreja y dudaban de las fuentes de financiación de la estructura. A pesar de todo, Francisco Fernández consiguió que su proyecto de equipo corriera la Setmana Catalana, aunque iba a ser su última carrera. Su Ciemar-CHCS era un bluf, no había dinero, los cheques firmados no tenían fondos, los corredores y auxiliares no iban a cobrar jamás. Y el equipo echó definitivamente la persiana a principios de abril. Un desastre que llevó al paro a un buen número de auxiliares y ciclistas, como les ha ocurrido ahora a los Urtasun, Oroz, Bizkarra y Guardiola.