Cavendish contra Greipel. campeón británico contra campeón alemán. Omega Pharma – Quick Step contra Lotto – Belisol. Todo indicaba que una vez más los sprints del Tour de Francia serían cosa de dos, como lo habían sido los años anteriores cuando se habían repartido victorias al sprint en las GTs. Pero entonces apareció Marcel Kittel, y con cuatro victorias en la ronda gala se hizo con el cetro de la velocidad en ruta.

No puede decirse que la suya fuese una llegada no esperada, pues hacía ya algún tiempo que el alemán lanzaba toques de atención al antiguo dúo magenta, que nunca acababa de tenerle en consideración. Puede que fuese su fracaso en el Tour’12, puede que fuese su falta de una victoria importante más allá de su estreno en una extraña llegada en Talavera de la Reina en la Vuelta’11. Pero llegó el Tour’13 y con las llegadas a Bastia, Saint Malo, Tours y París, territorio Cavendish, tuvimos la inequívoca señal de que algo había cambiado.

Y es que algo ha cambiado, ya que a pesar de en el Tour Down Under su compatriota André Greipel fuese el dominador de las llegadas masivas con dos victorias -para las que Kittel no llegó a sprintar-, la disputa del Tour of Dubai ha vuelto a evidenciar que grandes favoritos al sprint cuando acudan a una carrera habrá tres.

photo: teamgiantshimano.com

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De momento, porque no son pocos los que llaman con fuerza a esta selecta élite. Por un lado tenemos a Sacha Modolo, que tras años en la Bardiani Valvole – CSF Inox ha dado el salto al WorldTour de la mano de la Lampre – Merida con resultados que no podían haber sido mejores, tres sprints, tres victorias. Registros similares a los que atesora Bryan Coquard, quien tras un primer año como profesional repleto de éxitos ha comenzado su segunda temporada en Europcar con la victoria por bandera sumando ya dos triunfos en l’Etoile de Bessèges, donde sólo se le escapó uno que fue a parar a la otra gran esperanza de la velocidad francesa, el exboxeador Nacer Bouhanni, buscando romper de una vez su empate técnico con su compañero Arnaud Démare.

Porque más allá de los sprinters puros hay mucha vida, empezando por el propio Arnaud Démare y acabando por nada más y nada menos que dos auténticos monstruos como John Degenkolb y Peter Sagan, todos ellos bien capaces de plantar cara a los superespecialistas tanto del sprint como de las clásicas y siendo absolutamente letales en las clásicas que se deciden al sprint. Caso similar al de Tom Boonen, y es que aunque éste está ya para otras cosas y parece totalmente desentendido de la lucha por los sprints masivos su actuación en Qatar le devuelve a una posición privilegiada.

Cavendish, Greipel, Kittel, Modolo, Coquard, Bouhanni, Démare, Degenkolb, Sagan, Boonen… muchos nombres y mucha calidad, ¿no? Pues estemos atentos, no vayamos a vivir durante esta temporada la explosión definitiva de hombres como Giacomo Nizzolo, Jens Debusschere, Alexander Kristoff, Theo Bos o, por qué no, Juanjo Lobato. Ellos son los aspirantes a ser las nuevas incorporaciones al nuevo orden mundial del sprint, porque en otros como Matt Goss, Heinrich Haussler o Tyler Farrar ya hemos perdido la esperanza.