Con la intensa actividad de los Mundiales como actividad principal, el resumen de lo acontecido durante el mes de enero se ha pospuesto una semana, pero aquí está… y con el Mundial. a pesar de haberse corrido entrado ya febrero, no podemos obviar el resultado de la prueba más importante de la temporada. Allá va pues, con campeonatos del mundo incluído, una síntesis de lo ocurrido durante la pasada treintena, en la que han tenido lugar la inmensa mayoría de citas clave del calendario y se han cerrado casi todos los trofeos menores que aún seguían en boga.
Un rutero se cuela en la fortaleza de barro
Aunque en el título destacamos a un Sven Nys inconmensurable casi en cada una de sus participaciones, ha visto como el delfín desterrado por su propia de la especialidad le arrebató el cetro en la batalla vital de la campaña. Con apenas cinco días de competición en sus piernas y después de llevar intensas semanas de entrenamiento pensando en las clásicas, la margarita que deshojaba Zdenek Štybar finalmente quedó vacía con la definitiva decisión del checo de presentarse en Hoogerheide, generando unas expectativas que cumplió con creces sobre el trazado de Adrie van der Poel. En un terreno seco, perfecto para sus cualidades, el ahora ciclista de Omega Pharma-Quick Step se batió en un duelo de leyenda, digno de pasar directamente a la historia, con el favoritísimo Nys, que acabó cayendo de su lado tras una última vuelta simplemente estratosférica con la que se llevará el arco iris hasta las piedras del mismo modo que Marianne Vos en categoría femenina. Una carrera que también sirvió para confirmar la recuperación -eso sí, a años luz de los protagonistas del día- de unos hasta entonces desaparecidos Kevin Pauwels y Klaas Vantornout, y el enero negro de un Niels Albert que, tras llegar enfermo y caerse en el calentamiento finalizó en el más completo ostracismo.

A excepción del Mundial, Nys ha domionado con mano de hierro allá donde ha estado / Foto: © cobblesandhills.com
De todos modos, a pesar de perder la prenda que le corona como campeón universal, el ‘Kanibaal’ posee el consuelo de volver a sentir sobre su piel los colores de la bandera belga. Y es que además del Mundial, también se han disputado durante este periodo unos campeonatos nacionales que, en muchos casos, resultan incluso más importantes. Si bien algunos de los señalados para la gloria, como Lars van der Haar, Francis Mourey, Philipp Walsleben, Martin Bína -en la que también era la manga final de una Toi Toi Cup que aseguró Tomás Paprstka- o el propio Nys tenían en esta cita poco más que un mero trámite que cumplir pensando en las siguientes semanas, otros como los ‘bikers’ Lukas Flückiger -ganador definitivo de la Schweizer Jahreklassement-, Marco Aurelio Fontana, Marek Konwa o Vitor Santos, quienes ni siquiera estuvieron presentes en Hoogerheide, tenían en el segundo domingo de enero el objetivo más importante del invierno y no fallaron pese a los difíciles rivales y especialistas que tenían delante, sobre todo en el caso de los tres primeros. No obstante, si exceptuamos lo ocurrido en la prueba suiza, en la danesa vencida por Jonas Pedersen y en la lucha por el rojigualda que luego comentaremos, todos los destinados a conseguir la gloria y vestirse con la bandera nacional -como también lo eran un imperial Jeremy Powers y unos solventes Ian Field y Christian Helmig- hicieron buenas las apuestas y cerraron unas jornadas de campeonatos nacionales, en las que, como vemos, las sorpresas brillaron por su ausencia.
Estabilidad en los grandes feudos
Pero además de repartirse los maillots distintivos a los campeones, también se ha decidido el poseedor final de la camisola blanca para el ganador de la Copa del Mundo, que como era previsible fue a manos de Lars van der Haar. El neerlandés, que había enfocado el grueso del año a la disputa de esta clasificación, supo levantar dos situaciones comprometidas para lograr dos puestos de honor que le sirvieron para mantener con facilidad la holgada renta que poseía. En Roma, la única razón que enero ha dado a Niels Albert para sonreír, una mala salida y la valentía de Philipp Walsleben ponía en jaque su primera posición, pero haciendo gala de la paciencia de todo un veterano fue recogiendo cadáveres junto a Sven Nys -entre los que se incluía el del alemán- hasta alcanzar la segunda plaza que le ponía en bandeja de plata la general de cara a Nommay, en donde simplemente no arriesgó y dejó hacer a unos fortísimos Tom Meeusen, Francis Mourey y Walsleben para que el primero consiguiera el estreno en una manga de la Copa del Mundo.
Pequeñas escaramuzas en suelo belga
Precisamente, el triunfo en el circuito francés de Tom Meeusen no es más que el resultado de un genial estado de forma que le sitúa, ante los problemas físicos sufridos por Albert, Pauwels y Vantornout, como el segundo mejor ciclista en el escueto calendario belga que se reserva para un mes plagado de competiciones importantes, siempre por supuesto detrás de un Sven Nys que casi en cada sitió donde partió sumó una exhibición. Su retahíla de demostraciones comenzó en Año Nuevo, en la prueba que lleva su nombre, en donde se escapó de inicio y dio la bienvenida a Trek con un beso al cruzar la línea de meta, del mismo modo que había despedido a la Colnago; y obviando el ya mencionado nacional, repitió en un Kastelcross en el que hizo añicos a la escasa competencia que tuvo; así como en Leuven, estancia donde ni siquiera llegó a meter la quinta marcha para superar a Kevin Pauwels -en su único destello hasta el Mundial- y el citado Meeusen.
Si no ganó más fue, simplemente, porque no corrió en las variadas citas de segunda fila que salpican el “Norte” durante esta época, sobre todo en los Países Bajos, en las que la variable participación dio lugar a resultados muy heterogéneos. Así, en plena Navidad, Lars van der Haar se preparó para su viaje a la capital italiana maniatando sin problemas a sus compatriotas sobre el barro de Surhuisterveen para alzarse con el Centrumcross; mientras que Philipp Walsleben hacía lo propio con un competitivo Jim Aernouts en Rucphen. La resaca de los nacionales nos dejó, además, los destellos de una de las mayores perlas que posee el barro actualmente. Wout van Aert, descalificado en Waregem como consecuencia de una salida falsa, aprovechaba cierta apatía de los élites para humillarles en Otegem, endosando unas diferencias más propias de una estrella que de una promesa a hombres consagrados como Bart Aernouts, una de las mayores decepciones de las últimas semanas.
Los flamencos expanden sus dominios
La práctica total ausencia de pruebas clasificatorias, ha llevado a muchos corredores belgas durante este mes más lejos de sus fronteras, en busca de puntos UCI en las ya muy escasas citas que quedaban en el resto de calendario nacionales europeos, que durante el mes de diciembre habían dado mayoritariamente carpetazo definitivo a sus clasificaciones. Una invasión que ha dado lugar a que en Shrewsbury, Milan y Leudelange se hayan hecho con el triunfo tres corredores sub23 procedentes de tierras flamencas. En la ronda final de las National Series británicas, Yorben van Tichelt salió con tranquilidad y con paciencia impuso un ritmo absolutamente abusivo para los habituales del calendario, incluido un Paul Oldham que con su segunda plaza se hacía con la general.
Tampoco tuvieron mayores dificultades Jens Vandekinderen, que en un día de perros logró sorprender a ciclistas de la calidad de Enrico Franzoi y Simon Zahner, controlando la cita transalpina de principio a fin a pesar de su condición de sub23 que se quedó fuera de la selección belga para Hoogerheide; ni Laurens Sweeck, que encabezó a la comitiva ‘beloften’ en la última carrera del calendario luxemburgués, cuya condición de internacional relegó -al igual que a principio de año en el GP Hotel Threeland ganado por Sascha Weber o del mismo modo que Marco König en Alzingen- a los corredores locales a posiciones mucho más retrasadas que junto al nacional permitieron a Christian Helmig recuperar su posición de privilegio al frente del ránking de la federación.
Este torneo, junto con el alemán, el portugués y el estadounidense -además de los que finalizaban en el campeonato del país- eran los únicos a los que les faltaban todavía alguna carrera para llegar a su finalización, aunque salvo en el caso teutón, en el que el triunfo de Michael Schweizer en Borna resultó definitivo, nada de lo que ocurrió en sus citas tuvo relevancia alguna para la general. Así, Zach McDonald cerró la temporada con una necesaria victoria en la que aprovechó la preparación que los grandes favoritos estaban haciendo en Boulder para llevarse el gato al agua en Kingsport; mientras que Vitor Santos mantuvo su renta en las dos últimas pruebas a pesar de verse sorprendido por Mário Costa y Mauro González. Quien no dejó margen a los demás fue un habitual de esta sección: Francis Mourey se impuso en un circuito de mucho desnivel a los ‘routiers’ John Gadret y Mathieu Boulo, y confirmó su pleno en suelo galo.
Jaque al poder reinante
Decíamos unos párrafos más arriba que lo ocurrido en nuestros nacionales podría tratarse de una de las mayores sorpresas de todo el panorama internacional. Y es que después de dominar la campaña de cabo a rabo, Aitor Hernández cayó enfermo en el peor momento, a menos de diez días vista de la cita de Segorbe, lo que le provocó una bajada de rendimiento que sería definitiva en la localidad castellonense. En Ormaiztegi, el ermuarra ya dio síntomas de debilidad preocupante, quedando en tercer lugar tras el mejor Javier Ruiz de Larrinaga de la temporada e incluso ante Jonathan Lastra. La confirmación llegaría apenas siete días después, en una carrera en la que el alavés aplacó en todo momento sin grandes problemas los demarrajes de Hernández y mantuvo la prueba en su terreno hasta la parte final, en la que puso una marcha más infranqueable para cualquier rival que le llevó de cabeza hasta su cuarto título de campeón de España.
Más allá del gran fin de semana del “barro” estatal, poco movimiento hubo en nuestro país, teniendo en cuenta que todas las clasificaciones autonómicas echaron el cierre antes del cambio de año. De tal modo, sólo las victorias de Paulo González en Moaña, de Daniel Guerrero en el ensayo general del campeonato nacional la semana anterior y las de Francesc Artigues y Esteve Pascual en Baleares acompañaron a las bodas de plata de la prueba internacional de Ispaster, que tuvo como tantas otras citas claro color belga. La presencia de los hombres de Sunweb-Napoleon Games monopolizó la carrera, que en el siempre exigente y embarrado circuito vizcaíno metieron a dos hombres en el podio y a todos los demás en los puestos de honor. Jim Aernouts fue un escollo demasiado fuerte para los nuestros, y desde los primeros compases tomó una ventaja inalcanzable incluso para su compañero Vinnie Braet, finalmente segundo por encima de Hernández.
La línea de sucesión, asegurada
El esperado duelo entre Mathieu van der Poel y Wout van Aert en la categoría sub23, ha quedado relegado a un segundo plano ante la que parece una progresión imparable y exponencial del ciclista de Lille, quien sólo ha dejado al neerlandés saborear las mieles del triunfo en Roma. Mientras durante los meses anteriores se repartían las victorias en función de la superficie, Van Aert ha dado un paso más y ha sido capaz de vencerla no sólo en Baal, sino también en Nommay y, sobre todo, en Hoogerheide, con una demostración increíble que dejó sin respuesta ni al neerlandés ni a Michael Vanthourenhout, tercer espada de las últimas semanas tras dejar atrás los procesos judiciales con BKCP-Powerplus. No obstante, el nacional cayó finalmente a manos de un Jens Adams que se encontró como regalo con la descalificación del primero, posiblemente el único entre todos los que se repartieron en los grandes países que no cumplió con los pronósticos: Jonathan Lastra, Clément Venturini, Gioele Bertolini o Logan Owen hicieron buena su condición de favoritos.