Dos días de barro y tierra, de igualdades y dominios, de sorpresas y confirmaciones. En definitiva, de unos campeonatos del mundo que nos dejan cuatro personas con una nueva prenda a estrenar y muchas respuestas a la incertidumbre siempre presente a los días previos de una cita de tal calibre. Y aunque no todas caben en nuestra síntesis, allá vamos con el decálogo imprescindible para quien se haya perdido lo ocurrido en las afueras de Hoogerheide:

1. ¡Qué bueno que volviste, Štyby! Más de dos largos años han pasado ya desde que el ciclista de Planá decidiera cambiar de aires. Con dos arco iris en sus vitrinas, se lanzaba a la carretera en busca de nuevos retos, sobre todo en los adoquines, dejando atrás, pero no de lado, un lustro de éxitos en la élite del ciclocross. Y es que aunque el asfalto es ahora su oficio, el barro es su amor, su droga, de la que necesita su dosis anual y a la que corresponde con una entrega absoluta cada vez que forma en una parrilla. En las escasas seis carreras en las que ha tomado parte el checo ha sumergido la competición en una nueva dimensión con sus cualidades, aptitudes, pero sobre todo con sus actitudes corajudas y punzantes que no dan respiro alguno y que, unidas a un buen punto de forma y a una determinación a prueba de bombas, hicieron posible ver un espectáculo que, sin él, habría tenido un sólo protagonista.

El checo nos regaló una carrera sublime para hacerse con su tercer título mundial. (c) cobblesandhills.com

2. Nys también es leyenda en la derrota. Sacudido de su maldición el pasado febrero en tierras americanas, el ‘Kanibaal’ aseguraba que llegaba sin ninguna presión en esta ocasión. Pero lo que es obvio es que el considerado mejor especialista de la modalidad de todos los tiempos no es llamado así por su conformismo. Cumpliendo con los pronósticos que le situaban como candidato número uno al arco iris, Nys asumió su rol y desde los primeros compases asoló a sus rivales con todo su repertorio de ataques y estratagemas para romper la carrera que, aún sin obtener el resultado deseado frente a un Štybar inconmensurable, no dejó de emplear hasta el final. Incluso cuando todo parecía perdido, siguió luchando con más pundonor que nunca hasta la misma recta final, demostrando una raza que, con 37 años, le mantiene como el mejor ‘crosser’ del planeta.

3. Los chicos de Mettepenningen maquillan la temporada… Tras dos temporadas consecutivas en las que lograron hacerse con el maillot blanco o el ‘driekleur’, y en las que verles en el podio como mínimo- se había convertido en norma, los dos principales puntales de Sunweb-Napoleon Games han visto en sus carnes durante este invierno el anverso de la moneda, sumando hasta ahora la pírrica cifra de cuatro triunfos y perdiendo toda opción de hacerse con ninguna de las tres grandes clasificaciones generales. Los altibajos en los puntos de forma y las enfermedades han sido las principales piedras en el zapato para Kevin Pauwels y Klaas Vantornout, quienes en todo caso han sabido tomarse las cosas con calma y ajustarse a una correcta planificación que les ha permitido llegar al Mundial en el mejor momento de la campaña y volver a la sede de Hamme con la medalla de bronce, el cuarto puesto y una sensación de haber sido con claridad los hombres más fuertes tras Nys y Štybar.

4. …mientras Albert tira por la borda su penúltimo cartucho. Menos suerte que ellos corrió Niels Albert, sin duda el gran derrotado de los campeonatos, que volvió a dar la de arena tras una temporada marcada por la irregularidad. El de Bonheiden regresaba al escenario donde se vistió por primera vez con el arco iris lleno de dudas tras haber caído enfermo tres semanas atrás, no haber respondido en los test previos y haberse caído durante la inspección previa del circuito. Una mala salida fue, simplemente, la puñalada definitiva a cualquier opción de lograr un buen resultado, dilapidando sus opciones de dar un toque de grandeza a una campaña mediocre para alguien de su talla, en la que sólo le queda aspirar a conseguir, por primera vez en su carrera, la victoria global en el Superprestige.

5. Fiasco neerlandés. Si en Louisville fueron los grandes triunfadores, con tres títulos en las categorías junior, sub23 y féminas, así como el bronce en la prueba élite, en esta ocasión no pudieron hacer valer su condición de anfitriones para repetir, y ni siquiera acercarse, a los guarismos de la pasada edición. Yendo incluso más allá, la participación ‘oranje’ se puede considerar muy alejada de lo esperado sobre todo en lo concerniente a dos de sus grandes baluartes. Tanto Lars van der Haar como Mathieu van der Poel arribaron a Hoogerheide con la vitola de favoritos, pero ambos estuvieron muy lejos de sus expectativas superados por los nervios, la ansiedad y unas piernas sin fuerzas para contrarrestar los demarrajes de los mejores. Aún así, no resulta justo centrar el fracaso neerlandés sobre ellos teniendo en cuenta que entre los numerosos hombres destacados de su delegación sólo Joris Nieuwenhuis tuvo un papel acorde a lo esperado y digno en la carrera junior. Y obviamente, Marianne Vos.

A excepción de Vos, los neerlandeses vieron sus esperanzas ahogadas en un pozo. (c) @RaboDevTeam

6. Vos es, simplemente, la mejor. El mes previo de competición previo hacía presagiar que el asalto de la reina del ciclismo mundial a su séptima corona invernal no iba a ser tan fácil como se preveía. Una Katie Compton más fuerte que nunca parecía que esta vez sí iba a poder superar a la ciclista de s-Hertogenbosch, pero un tropiezo en la primera vuelta, el asma y la mejor Vos de entre todas sus apariciones en las campas hicieron sucumbir la carrera en una simple lucha individual contra el reloj en la que la neerlandesa aumentaba el terreno con sus rivales metro a metro hasta llevar las diferencias a unas cotas sonrojantes. En el día D, a la hora H fue, de nuevo, inalcanzable.

7. El niño de Koksijde ya es un hombre. Empezó su periplo en juveniles con tez y altura de pre-adolescente, saliendo de él despegando un par de palmos más del suelo, idéntico rostro aniñado y la decepción de no poder regalar a un público entregado un campeonato que de nuevo le fue arrebatado por la superlativa figura neerlandesa que se cernía a sus espaldas. Dos años más tarde, el crecimiento de Wout van Aert le ha llevado a una sabrosa venganza en la misma casa de su verdugo. Con motor y técnica propio de un élite, ha cumplido su añorada venganza en el terreno de Van der Poel; una campa seca diseñada por su padre para su gloria, demostrando que en su menudo cuerpo hay un ‘crosser’ total capaz de defenderse en todos los terrenos ante cualquier rival. Vista su exhibición, la duda que ahora plantea es si cumplirá la teóricamente obligada estancia de cuatro años como ‘beloften’.

8. Pasado, presente y futuro belga. Es bien sabido que Bélgica es la patria madre de este deporte, allí rey. Tienen el mayor calendario, todas las estructuras realmente profesionales dedicadas a ello y las figuras más relevantes, poniéndolo de manifiesto, con más crudeza de lo habitual, durante el pasado fin de semana. Los dos oros y las siete medallas totales son sólo la punta del iceberg de su manifiesta superioridad. Los números asustan: únicamente cinco de sus veintitrés representantes quedaron fuera del top-10, varios de ellos por culpa de las caídas, e incluso algunos de los ciclistas con menos opciones de su delegación (como Toon Aerts o Loes Sels) consiguieron resultados de prestigio. Los resultados no mienten, Bélgica seguirá llevando el cetro.

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El pleno en el podio junior, demostración de la supremacía belga. (c) @UCI_cycling

9. Cambio de bicicleta para nuestros mejores representantes. Jonathan Lastra y Diego Pablo Sevilla (éste después de una remontada espectacular) firmaban con sus respectivos decimoséptimos puestos los mejores resultados de la selección española en Hoogerheide. Sendas plazas de valor para dos ciclistas que, a partir de hoy, centrarán toda su atención al calendario de carretera. Un problema endémico del ciclocross estatal que se ve agravado por la retirada de Murgoitio y para el que difícilmente se atisba una solución posible a pesar de lo terriblemente complicado que ahora resulta hacerse un hueco en el profesionalismo. No obstante, los ciclistas nacionales salen del Mundial con buena nota, aunque con e contrapunto negativo de unos Larrinaga, afectado por una caída; y Hernández, sin golpe de pedal; rindiendo por debajo de lo esperado.

10. El ambiente del norte, inigualable. Para lo bueno y para lo malo. En unos tiempos en los que la globalización de la oveja negra de la UCI está en boca de todos y no se para de derribar nuevas fronteras, el poso de locura y el poder de convocatoria que las pruebas siguen teniendo en el norte europeo sigue siendo incomparable. Las 50.000 personas que se congregaron en la frontera belgo-neerlandesa para disfrutar de las cuatro carreras y el griterio durante las últimas vueltas dicen mucho de la tremenda afición y devoción que allí existe por la disciplina en lo que se considera una fiesta. A veces, mal entendida. Y es que en esas carreras la cerveza corre por doquier y los sentimientos están a flor de piel, lo que provoca reacciones tan lamentables como los abucheos al campeón en la ceremonia de podio.