Sven Nys, Niels Albert, Lars van der Haar, Kevin Pauwels y Klaas Vantornout. Si a los aficionados del CX les preguntásemos sobre quiénes son los cinco grandes de la disciplina, el 80% de ellos respondería de ese modo. Puede que alguno incluyese a Zdeněk Štybar debido a sus apariciones siempre sonadas navideñas, a Philipp Walsleben que este año está aprovechando el mal momento de Pauwels y Vantornout para demostrar todo lo que un día apuntó, a Francis Mourey por su peculiar lucha ante los belgas desde el otro lado de las Ardenas batiéndose ante ellos sólo en la Copa del Mundo, incluso a Tom Meeusen gracias al par de fogonazos que ofrece cada temporada. Sin embargo, son pocos los que incluirían a Rob Peeters como una de las puntas de estrella del ciclocross.

Provinente del BMX, de la generación del ’85, quinta de Štybar y Boom, pronto se vio superado en la lucha frente al checo y el neerlandés en las categorías inferiores por un Niels Albert un año menor que él, y no fue hasta su última temporada como beloften que empezó a apuntar tenues maneras, lo que le sirvió para encontrar acomodo en el Landbouwkrediet de Sven Nys, donde compitió durante dos temporadas, siendo en primera instancia un asiduo al Top20, ni tan mal para un neoprofesional, y más cuando la temporada siguiente empezó a dejarse ver esporádicamente por el Top10. Fijo en las convocatorias de Danny De Bie para la Copa del Mundo era el momento de dar un nuevo rumbo a su carrera y tomó la opción Telenet – Fidea.

Cuatro temporadas y media fueron las que Rob Peeters compitió en las filas del equipo de Van Karstener, pero a nivel de resultados la mejora fue progresiva de poco notoria, pues continuó mejorando sus prestaciones empezando a aparecer con mucha más frecuencia en el Top10 y logrando un par de victorias de segundo nivel por temporada, lo que le valió ser uno de los elegidos de De Bie para el Mundial de Koksijde’12, donde únicamente un inalcanzable Niels Albert se interpuso en su camino hacia el oro. Fue su segunda medalla, ya que pocas semanas antes se había alzado con el bronce en el Nacional de Hooglede-Gits; dos medallas a las que sumó visitas frecuentes al podio en las compiticiones clasificatorias. Parecía que Rob Peeters por fin llamaba a las puertas de la élite.

Pero ahí se quedó, a las puertas, con el miedo de quien no se siente confiado de ser admitido en tan selecto grupo, y así pasó toda la temporada pasada y la primera mitad de la presente temporada, salpicando de podios sus habituales Top10. Pero entonces decidió dar un nuevo rumbo a su carrera con la entrada de un patrocinador inicialmente privado que a la postre se converirá en un nuevo y potente equipo en las campas, VastGoedService – Golden Palace, y desde el Christmas Madness ha sido uno de los grandes referentes, mostrando una solidez y constancia hasta ahora inédita, mostrándose al nivel del resto de competidores a excepción de un inconmesurable Sven Nys, que le privó del driekleur tres semanas antes de la carrera del domingo.

photo: robpeeters.be

photo: robpeeters.be

El cambio de aires ha venido de perlas al crossman de Geel y con sus nuevos colores del equipo VastGoedService – Golden Palace está preparado para dar el salto. Le falta empezar a ganar, pero ya ha demostrado que cuando hay un maillot en juego su rendimiento se dispara, así que contando que llega en un momento de forma excepcional, probablemente el mejor de toda su carrera, y que en Hoogerheide irá completamente tapado, no sería descabellado pensar que su primera gran victoria fuese la más importante que un corredor de ciclocross puede conseguir en su carrera.