De Ronde, la fiesta nacional de los flamencos, repartirá, como cada año, un pedazo de gloria al primero que cruce la línea de meta de Ninove. De los cerca de 200 ciclistas que tomarán la salida mañana, la inmensa mayoría se sentirá satisfecha con llegar sano y salvo al final, pero hay un puñado para los que el Tour de Flandes 2010 sólo admite dos posibilidades: éxito o fracaso.
Tom Boonen, una leyenda a sus 29 años, iba vestido con el maillot arcoiris la última vez que ganó en Flandes (2006). Este año buscará su tercera victoria en la carrera envuelto en la bandera belga, poco visible en las cunetas de Flandes. La condición de leyenda tributa pero también exige: cuatro ediciones consecutivas sin victoria son demasiadas para un campeón flamenco. Boonen ha conseguido victorias importantísimas mientras tanto (dos Roubaix seguidas, por ejemplo), pero Flandes era un coto privado en el que lleva demasiado tiempo sin asomarse. Además, la sequía se hace más dura cuando es otro flamenco el que le roba las mieles.
Boonen era uno de los tres hombres más fuertes en las dos ediciones que ganó Stijn Devolder. Precisamente Devolder fue el último flamenco en ganar De Ronde como campeón belga, beneficiado por compartir equipo con Boonen, siempre el más vigilado aquí, y por su extraordinaria fortaleza. Hay que recordar que las dos victorias de Devolder fueron dos exhibiciones en solitario sin parangón, por grande que fuera el bloque que le apoyaba. Este año se le plantean serios conflictos a la estratregia de bloque del Quickstep: aparentemente hay problemas entre Devolder y el núcleo duro del equipo, Lefevre incluido. ¿Para este año la montará el ex US Postal (también Boonen lo es) en solitario? ¿Tendremos la reivindicación definitiva del de Kortrijk, harto de parecer siempre el segundo plato pese a su fantástico par de victorias? Considerando los problemas internos y el escaso rendimiento que ha dado al margen de las piedras, ésta es una carrera importantísima para el futuro de Stijn Devolder.
Al margen del Quickstep, Fabian Cancellara es el máximo favorito de la carrera. El suizo se presenta en Brujas después de haber ganado y convencido en Harelbeke, y tras varios años de intentos fracasados en Flandes. Cuando a principios de 2008 se impuso de forma consecutiva en Tirreno Adriático y Milán-San Remo, este maravilloso clasicómano se presentó como candidato a ser el próximo ganador de los cinco Monumentos. Cuatro años después de que ganase en Roubaix, Cancellara ha aumentado su número de derrotas con Boonen -su rival generacional- en el Norte y, por contra, se mantiene sólo con dos Monumentos en su palmarés. Llevamos años hablando de que tiene el Tour de Flandes en las piernas pero no llega la edición en la que dispute la victoria de verdad. Si no lo consigue este año, que llega mejor que nunca y ha ganado en la previa, ¿cuándo lo conseguirá?
En cambio, Juan Antonio Flecha nunca ha sido un ganador. Su primera victoria en el Norte le ha llegado este año, con 32 primaveras y un equipo nuevo. Su condición innovadora dentro del ciclismo español y su pertenencia a un equipo desacostumbrado a la victoria han motivado que Flecha apenas conozca la presión en sus actuaciones: hiciera lo que hiciera, siempre habría alguien para aplaudirle. Con un nuevo equipo, sin resultados históricos y con 33 años para el próximo septiembre, el catalán también está ante un día muy importante en su carrera. Aunque, en su caso, al igual que sucedía con el ausente Pozzato, la gran oportunidad se extiende hasta el próximo domingo en Roubaix.
Tantos intereses para un solo ganador. La magia del gran ciclismo, mañana en Flandes.