El pasado lunes saltaba en todos los portales y gacetas belgas una noticia que, por chocante que pudiera resultar en primera instancia, no dejaba de ser la lógica consecuencia de una muerte anunciada. El doble campeón mundial e ídolo viviente de toda una generación de ‘crossers’, Bart Wellens, quedaba fuera de la lista de nueve corredores que defenderían el honor belga en la quinta prueba de la Copa del Mundo a disputar en el mítico circuito de Zolder. De este modo, uno de los mayores talentos -y mayores sonrisas- que ha dado el ciclocross de este siglo se perderá por primera vez -sin lesión mediante- una cita de la más importante clasificación internacional desde su paso a profesionales con el equipos SpaarSelect.

Un descarte que, si bien es un jarro de agua fría, el corredor de Vorselaar ha aceptado con resignación y espíritu crítico, sabedor de que ahora mismo su nivel no era el adecuado para defender a la selección tricolor en los grandes escenarios del barro mundial. A pesar de que muchos quizá podrían dudar de ello, a Rudy de Bie no le ha temblado el pulso a la hora de descartarle en favor de un Jim Aernouts muy competitivo durante las últimas semanas aún con su carisma, su aura y el pobre rendimiento que también está ofreciendo un novel como Wietse Bosmans, sobre quien el preparador técnico ha depositado un crédito que, por el momento, ha agotado con Wellens.

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Lejos quedan los días del Wellens dominador, campeón mundial / Foto: Luc Claessen

Éste, en cualquier caso, no se conforma y declara que “luchará por volver a entrar”, encarando con cierto optimismo un golpe muy difícil de encajar. No obstante, la realidad y los hechos apuntan a una situación muy distinta para Wellens, para quien parece que su estrella está próxima a extinguirse. Quien fuera en su momento dominador compulsivo del invierno y uno de los grandes prodigios técnicos que ha dado la disciplina, no sólo está lejos de su nivel sino también del rendimiento que durante los últimos años le ha permitido ser, en un segundo plano y sin luchar por los trofeos de la regularidad, una de las ruedas a vigilar. Los destellos y ramalazos de grandeza y calidad que dejaba grabados con su sello en trazados duros y técnicos, de puro ciclocrossman, han desaparecido por completo de su vocabulario en la presente campaña, en la que se ha convertido en el farolillo rojo de una selección belga de por sí pobre en la Copa del Mundo y en un mediocre hombre de relleno en las parrillas de un calendario flamenco en el que apenas huele el top-10, luchando carrera tras carrera con hombres sin apenas bagaje y promesas por formar.

Una situación que resulta embarazosa para todo un doble poseedor del arco iris y que llegó a rozar el Grand Slam, y que simplemente es consecuencia de un calvario de lesiones de todo tipo -desde un citomegalovirus, pasando por una infección viral que le obligó a ingresar de urgencia con problemas cardiacos, pasando por problemas en espalda, rodilla o mano- que viene arrastrando desde muy lejos y que ha desembocado este año en una hernia discal que parece haber terminado de agotar la magia del genial corredor flamenco, absolutamente incapaz de competir hoy por hoy en el plano físico e, incluso, mostrándose errático según el mismo declaraba en el plano técnico, cometiendo de forma habitual errores otrora impensables para él.

Una espiral negativa que, aún con sus pablaras llenas de buenas intenciones en recobrar su mejor nivel, apuntan a que en el futuro más inmediato va a comprometer seriamente su presencia en el campeonato mundial de Hoogerheide -ante el empuje de Jim Aernouts o la recuperada solvencia de Diether Vantourenhout- y quién sabe si algo más. A pesar de haber renovado por el conjunto de Hans van Kastener hace apenas tres meses, alargando sobre el papel hasta los 36 años su trayectoria, no resulta fácil para todo un campeón verse sumido en una situación así, del mismo modo que tampoco resulta una grata noticia para un mánager que tiene que lidiar con la mayor crisis deportiva de la estructura desde su nacimiento y un proceso de reconstrucción que genera dudas a todos los niveles, ver a uno de sus teóricos puntales incapaz no de disputar las victorias o los podios, sino ni siquiera los puestos de honor.

De momento, la confianza que mantenía por parte de De Bie ya se acabó. Un severo toque de atención que veremos si sirve para que Wellens se ponga las pilas y comience a obtener resultados o, por el contrario, es simplemente el primer paso hacia el ocaso definitivo de uno de los grandes nombres del ciclocross del siglo XXI.