Inmóvil, ensimismado, concentrado… Francis Mourey (FDJ.fr) mantenía la mano firme en su pecho, en su bandera, mientras el eco de las notas de Rouguet de Lisle resonaban en una fortaleza que por muchos años se consideró inexpugnable. El corredor francés guardaba la pose que, minutos antes, le había permitido la conquista del corazón de Valonia, robándosela en buena lid a los ciclistas flamencos que durante años la habían acaparado para ellos. Tras muchos sinsabores, ocasiones perdidas y luchas eternas en las que moría junto a la orilla, el de Chazot conseguía por fin su momento de gloria, pudiendo saborear un merecido triunfo en una prueba de la Copa del Mundo que le era esquivo desde hace siete años.

No hizo nada a lo que no estuviéramos acostumbrados en él. Como es costumbre en él, arrancó con fuerza y decisión, tomó la primera posición y puso un ritmo de selección. Nada impresionante, pero sí suficiente para hacer una importante criba y mandar a su lugar a algún que otro valiente que quisiera aprovechar un buen impulso inicial para tener su minuto de gloria. Mourey es mucho mejor que todo eso y no dudó en arrebatar la primera posición a Phillip Walsleben (BKCP – Powerplus) y poner la marcha que a él le interesaba.

Una marcha que tras la caída de Lars van der Haar (Rabobank Development Team) y el impulso que un eufórico y entonado Julien Taramarcaz (BMC MTB Racing Team) conseguía hábilmente su objetivo, y con creces. El campeón galo se encontraba en cabeza con su homólogo suizo, con Thijs van Amerongen (AA Drink), Marcel Meisen (Kwadro – Stannah) y Walsleben a su estela. No había noticias de momento de los grandes favoritos belgas, que luchaban por remontar posiciones para acercarse a la cabeza. Sobre todo, Sven Nys (Crelan – Euphony), el que afectado por la caída de ayer realizó una salida nefasta que le hizo rodar durante la primera vuelta en torno a la posición 60, a la altura de ‘Guti’ Navarro.

Con la selección efectuada, siguió el plan habitual, sabedor además de que en está ocasión las circunstancias eran si cabe más propicias para que saliera bien. Tranquilidad, aún quedaba muchísima carrera y esto podía hacerse muy largo, así que dejó que otros corredores con mayor necesidad de mantener esa situación tomaran la responsabilidad del grupo. Y así fue. Tras unos metros de infructuoso esfuerzo de Taramarcaz, fue Walsleben quien aceleró, en su habitual cambio en torno al primer cuarto de hora de competición. Tenía a Van der Haar descolgado y a los gallos belgas desubicados, así que decidió enseñar sus galones. En aquellos momento, Niels Albert (BKCP – Powerplus) y Klaas Vantornout (Sunweb – Napoleon Games) perseguían; Nys se encontraba ya a la altura de ‘Larri’ y Aitor.

Como no podía ser de otra manera, se encontró con las primeras dificultades y con baches por superar. El ritmo del campeón alemán era duro y le había sacado de rueda, pero finalmente pudo cerrarlo junto a Van Amerongen y Vantornout, que llegaba al fin a las primeras posiciones. La primera alarma para Mourey había sido rápidamente silenciada, sin apenas gasto energético, mientras se iba acercando el ecuador de la carrera. No obstante, un calentón es un calentón, y llegó el turno de recuperar a rueda, junto a Vantornout, aprovechando los nervios de un Walsleben que veía cada vez más cerca el maillot blanco, sobre todo ante las imágenes de fatiga que dejaban los rostros de Kevin Pauwels (Sunweb – Napoleon Games) y Albert tras el esfuerzo de ayer en Essen y la de Nys viajando a estela del traje militar de Canal.

Mourey

La emoción de Mourey, visible. Llevaba mucho tiempo detrás de un día como hoy / Foto : Cobbles & Hills

En cualquier caso, el óctuple ganador del ‘tricouleur’ es un ciclista de altísima consideración, de los que necesita ritmo para ahogar a sus rivales, de modo que cuando Walsleben comenzó a estar ‘mosca’ tomó el relevo para dar un nuevo puntito. Era un poco pronto para lo habitual, pero estaban dando vidilla a un Albert que si se entonaba les podía hacer un roto a todos ellos. Nada sorprendente para Mourey, que no rehuye casi nunca la responsabilidad. Concentrado, ensimismado, casi inmóvil sobre su cuadro, fue trazando decidido las resbaladizas curvas y bajadas de la Ciudadela con precisión cirujana, y apretando fuerte en las numerosas subidas, haciendo perder la estela de Van Amerongen mientras Walsleben vigilaba a un Vantornout del que desconfiaba.

Pasado medio circuito, vio que tenía tres segundillos de margen con el primer perseguidor y que los demás ni viajaban nada agrupados. Esta situación no era tan habitual para él en una campa como esta… pero sí en su Francia natal, donde domina con mano de hierro. Una vez en recta de meta, en zona llana, por detrás se generan dudas, la gente se mira y su busca bien un mártir, bien un héroe para llevar a cabo la neutralización. Además, Nys ya rodaba por delante del segundo grupo perseguidor de ‘outsiders’. Era ahora o nunca. Y Mourey se decidió a meter definitivamente la quinta marcha, era la apuesta definitiva para ganar o morir en el intento.

Y salió bien. Como era previsible, con la llegada al llano la distancia que tenía se disparó, miró atrás y nadie aparecía. Ahora era una cuestión, como tantas otras veces en su patria o en la vecina confederación helvética, de piernas y de cabeza, de mantener el máximo ritmo posible hasta la línea de meta, sin errores. El cambio fue claro, su pateo se acrecentó y la mayor fuerza que imprimía a sus bielas se hizo más y más visible. Como no podía ser de otra manera, por detrás comenzaron las reacciones por parte de Vantornout, que daba por primera vez la cara, y de Van Amerongen, pero ninguno de los dos conseguía ni rebajar la diferencia ni romper.

En este punto, la carrera ya salió de todos los planes establecidos por Mourey, los demás, sus entrenadores, sus clubes de fans y de cualquier lógica. Y no por la travesía del francés en buscar de su segunda victoria de su carrera en estas lides, sino por el estado de locura en el que la cita valona entró en sus últimas dos vueltas. En lugar de acercarse, el campeón belga comprobó como Albert, Lubomír Petrus (BKCP – Powerplus), el caído Van der Haar y, ¡atención!, un imperial y descomunal Sven Nys al que la parroquia jaleaba enloquecida -con razón- después de haber recuperado cincuenta posiciones, tomaban su estela. En este entorno, el ‘Kanibaal’ se encontraba con una voracidad más fiera que nunca, con un gesto de absoluto enfoque sobre sus trazadas y su esfuerzo, absorto en trance y, en definitiva, genial. No esperó, el siguió, como si no importaran los corredores, y se permitió el lujo de rebasar a los siete que tenia por delante corriendo en la bajada más técnica del circuito, mientras los demás peleaban por seguir en pie.

Podio Namur

Gritos de ¡Francis, Francis! en el podio valón / Foto: Cobbles & Hills

En Namur, estalló el apoteosis. Más cuando Albert de marchó con él a pesar de haber dado síntomas de fatiga durante todo el día, al igual que Vantornout. La idea de que el campeón del mundo pudiera ejecutar la remontada con ésto en el brazo resultaba simplemente masturbatoria, pero el toque de campana devolvió a la feliz realidad a los aficionados franceses -y a algún valón que otro- presentes en el circuito. Los veinticinco segundos que poseía de ventaja eran renta más que holgada para disfrutar de la victoria, saborear cada metro, poder levantar tranquilamente los brazos y obtener una foto despejada de todo rival en el horizonte. Más aún cuando Nys despertó de pronto de su estado de ensoñación al caerse arriesgando en el mismo punto en el que se había con el segundo lugar. Vantornout y Albert le rebasaban y entraban de uno en uno para completar el podio de una de las mejores pruebas de la temporada.

Mucho más atrás, aparecen los primeros miembros de la expedición hispana que acudió hasta allí, que no obstante se van con sensaciones contrapuestas. Bien contentos pueden estar con sus actuaciones Aitor Hernández (28º) o Javier Ruiz de Larrinaga (31º), finalizando en torno de los cuatro minutos respecto del exultante Mourey; pero no tanto Agustín Navarro (49º), José Antonio Díez Arriola (56º) o Michel Vuelta (58º), que no pudieron acabar al ser doblados antes de final de la prueba.

[quote align=”center” color=”#999999″]Rennat Schoote: “¿Es esta la victoria más bonita de tu carrera?

Francis Mourey: “La más bonita será el Mundial”[/quote]

Clasificación final:

1. Francis Mourey (FDJ.fr) en 1h00’50”
2. Klaas Vantornout (Sunweb – Napoleon Games) a 24″
3. Niels Albert (BKCP – Powerplus) a 30″
4. Sven Nys (Crelan – Euphony) a 35″
5. Lars van der Haar (Rabobank Development Team) a 36″
6. Tom Meeusen (Telenet – Fidea) a 41″
7. Thijs van Amerongen (AA Drink) a 52″
8. Lubomír Petrus (BKCP – Powerplus) a 54″
9. Phillip Walsleben (BKCP – Powerplus) a 54″
10. Julien Taramarcaz (BMC MTB Racing Team) a 59″

Clasificación de la Copa del Mundo (4 pruebas de 7):

1. Lars van der Haar (Rabobank Development Team): 257 puntos
2. Phillip Walsleben (BKCP – Powerplus): 244 puntos
3. Niels Albert (BKCP – Powerplus): 235 puntos
4. Klaas Vantornout (Sunweb – Napoleon Games): 231 puntos
5. Kevin Pauwels (Sunweb – Napoleon Games): 229 puntos
6. Francis Mourey (FDJ.fr): 210 puntos
7. Bart Aernouts (AA Drink): 185 puntos
8. Thijs van Amerongen (AA Drink): 175 puntos
9. Corné van Kessel (Telenet – Fidea): 165 puntos
10. Enrico Franzoi (Selle Italia – Guerciotti): 156 puntos