Silvan Dillier tenía las cosas hechas con Ag2r – La Mondiale. En cierto sentido hubiera sido lógico que el corredor suizo hubiera terminado saltando al World Tour con los de Vincent Lavenu, pues en 2010, con 20 años, comenzó a destacar en las filas del Chambéry Cyclisme Formation. Solo fue una temporada, pero ya sesgaba su futuro. El equipo de la region Rhône Alpes ha surtido y surte a la formación francesa con talento: Romain Bardet, Julien Bérard, Maxime Bouet o Guillaume Bonnafond han sido los últimos en pasar a desde Chambéry Cyclisme.
Pero no Dillier. Tras un 2010 en el que se llevó el nacional U23 contra el crono (como en 2011 y 2012), probó pasando a profesionales un año más tarde con el Team Vorarlberg. Con los austriacos siguió centrándose en la pista, donde llevaba cosechando éxitos desde cadetes, tanto a nivel nacional como europeo, sin olvidar la ruta: acabó entre los 20 primeros en Costa degli Etruschi, Ronde van Drenthe, Rund um Koln y en alguna etapa de la Vuelta a Austria (toda una .HC). Nada mal, pero en 2012 bajó de nivel. Tenía que madurar.
Asentando lo aprendido, aquel año en el EKZ Racing Team de Kurt Bürgi acabó como empezó: ganando. Varias carreras amateurs suizas, varias pruebas contra el reloj y en velódromos de aquí y allá… y una etapa ante una de esas promesas italianas con aura de super estrella -Davide Villella- en el Tour del Porvenir. Aquella victoria, en septiembre, le vino como anillo al dedo para justificar un paso adelante. El BMC Development Team sería su equipo en 2013.
Con Rik Verbrugghe en la dirección deportiva, el equipo de desarrollo de BMC ha tenido en Silvan Dillier a su primer corredor en subir de un equipo a otro. Tiene mérito, porque abrirá el camino para otros como Taylor Eisenhart o Tom Bohli, entre otros. Este año Dillier se ha terminado destapando como un corredor hábil en finales nerviosos, demostrando que puede desarrollarse como corredor caza-etapas o para carreras de un día. Es un ciclista potente y concluye bien en grupos pequeños, aunque en lo que más ha destacado es en la lucha contra el crono (como demuestran sus títulos nacionales U23, entre otras carreras). Sus más de ciento ochenta centímetros le dan presencia, presencia que ha demostrado tener con resultados.
En marzo, tras destacar semanas antes en la pista de Aguascalientes, ganó el Tour de Normandie, carrera de seis días con profesionales veteranos y lo más granado del amateurismo joven europeo, demostrando regularidad, concentración y mucho saber estar, en mayo hizo muy buena crono en el Tour of Gila, y en junio volvió a ganar en la Flèche Ardenaisse (contra varios equipos profesionales demostrando que su maduración era un hecho). Por eso el 1 de agosto pasó a BMC como stagiaire. ¡Y qué paso!
En su segunda carrera como corredor del World Tour (la primera fue la Arctic Race of Norway), Silvan Dillier se llevó la segunda etapa del Tour of Alberta resolviendo una fuga ante Serghei Tvetcov (Jelly Belly p/b Kenda). Y, claro, el resto es historia. Con un potencial más que demostrado y una proyección eficaz y aun con margen durante varias temporadas y con poco ruido, el paso -o vuelta- a profesionales era algo cantado. Ahora, maduro, con resultados, Silvan Dillier afrontará su primera temporada World Tour en una de las escuadras más potentes.