Chris Froome perdió una Vuelta a España en 2011 ante Juanjo Cobo por la lentitud de reacción de su equipo en realizar el cambio de roles entre él y Bradley Wiggins tras evidenciarse que el nivel de uno era mucho mayor al del otro. Un año después Sky ProCycling tocaba el cielo en el Tour de Francia con un aplastante doblete. En aquella ocasión Wiggins no falló y Froome fue su perfecto escudero, aunque ya en las últimas rampas de Peyragudes se evidenció que la sumisión del keniano a Wiggo no iba a durar demasiado, por lo que en 2013 Sky tomó la decisión. Wiggins correría el Giro y Froome el Tour. Cuestión de jerarquías y egos. Aunque cuestión de jerarquías y egos no acababa de descartarse que el entonces campeón doblase en Francia.

Pero en esta ocasión entraba en escena el tercero en discordia: Richie Porte. Tras un año de adaptación al equipo el australiano estaba listo para convertirse en la tercera punto del temible tridente del imperio televisivo. Y allí que se embarcaron con resultados más que distantes. Wiggins no acababa de encontrar el golpe de pedal y Froome se veía superado por Nibali en Tirreno-Adriatico, mientras que Porte ganaba con autoridad Paris-Nice. Pero llegó el Critérium International y Froome puso los puntos sobre las íes arrebatando la victoria en la general a un Richie Porte en el Col de l’Ospedal. Porte puso rumbo a Euskadi, donde lo tenía todo de cara para alzarse con la Euskal Herriko Itzulia, pero en la crono final Nairo Quintana consiguió doblegarle.

El primer bloque acababa para Froome y Porte en Romandía, donde otra vez el británico conseguía la victoria. Poco después Wiggins naufragaba en el Giro y se cortaban de raíz las especulaciones sobre su participación en un Tour al que el equipo británico se postulaba como favorito, no ya sólo a la victoria, sino al doblete tras lo acontecido en el Critérium du Dauphiné, donde el dúo Froome-Porte había dominado con mano de hierro. Pero la historia de la ronda francesa ya la conocemos, y camino de Bagneres de Bigorre las opciones de Richie Porte saltaron por los aires y desde aquel momento su único cometido era ayudar a su compañero y amigo a ganar su primer Tour. Podría decirse que su temporada acabó a la luz de la luna de París.

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Con Wiggins fuera de juego Froome había logrado su objetivo de ganar su primera grande y Porte había dado el paso definitivo. La previsible lucha de egos había acabado en nada y en el equipo de Brailsford reinaba la paz. Pero el preparador galés tendrá que ingeniárselas, y mucho, para que la tranquilidad siga instaurada en el seno del equipo. Con Froome postulándose como gran dominador de las GTs en el corto plazo y Wiggins sin haber dejado de ambicionar la idea de volver a vestirse de amarillo, en Sky tienen un primer quebradero de cabeza.

Pero entonces, otra vez, vuelve a entrar en escena el tercero en discordia: Richie Porte. Unas declaraciones explosivas en el diario australiano Herlad Sun.”Me siento bien siendo el hombre de confianza, pero no es lo que siempre querré hacer. Creo que tengo cualidades para ser una candidato a las Grandes Vueltas, subo bien y voy bien en la crono y los descensos” y se reafirma a sí mismo poniendo ejemplos de esta temporada 2013 al afirmar que “Lo he demostrado ganando Paris-Nice y siendo segundo en Dauphiné y País Vasco, así que tras estos dos años que me quedan en Sky realmente pienso que debo salir hacia un equipo donde sea el líder. Chris Froome es el corredor de esta generación, creo que ganará más de un Tour y es poco realista que yo pueda ser el líder de un equipo británico teniendo él pasaporte británico”. Declaraciones, sin duda, sorprendentes teniendo en cuenta que firmó su renovación el pasado mes de agosto.

De momento, tras años a la sombra, primero de Contador y ahora de Wiggins y Froome, Richie Porte tendrá la oportunidad de mostrar su valía como líder en el Giro de Italia, una válvula para liberar la tensión en un equipo que puede acabar convirtiéndose en un polvorín si la gestión de los egos no se lleva a la perfección.