El arco iris es un sueño para todo ciclista, una de las prendas sagradas que sin embargo puede resultar un peso nocivo para quien lo porta. El flamante campeón del mundo Rui Costa ha podido comprobar hoy como la ventaja de estar en un segundo plano con la que tanto le gustaba jugar ha desaparecido por completo, aunque en Mentougou Miaofeng esto ha resultado vital para que su compañero Beñat Intxausti (Movistar Team) pudiera abrir el hueco suficiente que sería capaz de aguantar hasta la línea de meta, haciéndose con el cuarto parcial del Tour de Beijing y, sobre todo, con un decisivo liderato teniendo solo el paseo por la capital china por delante.

Una victoria de muchísimo mérito habida cuenta de los rivales que tenía en frente y del desgaste que sufrió el vizcaíno en los primeros compases de la etapa, en la que entró en el primer corte serio del día junto a Zdeněk Štybar (Omega Pharma – Quick Step), Maurits Lammertink (Vacansoleil – DCM) y su coequipier José Ivan Gutiérrez poco antes del primer paso por el sprint intermedio. No obstante, el vizcaíno paró poco después dejando vía libre al ahora trío de cabeza para que pudiera hacer camino, una idea no compartida por sus perseguidores en el pelotón. Con la llegada a la subida a Xian Ren Dong la exigua renta de dos minutos con la que contaban los escapados no pasó desapercibida a algunos de los equipos candidatos a la victoria final, los que mandaron por delante gregarios para conectar con cabeza de carrera y evitar el desgaste en los setenta kilómetros llanos que esperaban antes de la llegada en alto. Así, Damiano Caruso (Cannondale), Moreno Hofland (Belkin) y Stijn Vandenbergh (Omega Pharma – Quick Step) doblaron la fuerza del grupo de cara a la segunda mitad de la carrera.

Ante esta nuevo situación, fueron Garmin-Sharp y Saxo Bank-Tinkoff quienes tomaron el peso de una persecución que no dejó ni la más mínima esperanza a los fugados, que apenas pudieron contar con un máximo de un par de minutos de renta. De hecho, ni siquiera quisieron esperar en el grupo a la base del puerto y el último superviviente, Vandenbergh, fue atrapado a 17 kilómetros del final. El pelotón se compactaba de nuevo de cara a la ascensión definitiva que virtualmente decidiría la clasificación general de la prueba oriental.

Fue en las primeras rampas en las que se produjo la entrada de estructuras que se habían mantenido al margen hasta entonces. Movistar, Belkin, BMC Racing o Astana se armaban en las primeras posiciones para intentar tomar la iniciativa, que llegaba en las piernas de un batallador pero débil Wesley Sulzberger (Orica – GreenEdge), que veía como su ataque se desinflaba como la gaseosa. Una señal de posible caos que desde el seno del equipo de Nico Verhoeven controlaron marcando el ritmo del grupo en favor de Robert Gesink., endureciendo y seleccionando un grupo del que cedía el líder Bouhanni antes incluso de las primera tentativa seria en busca de la etapa, que llegaría por parte de Joe Dombrowski (Sky Pro Cycling).

El americano intentaba una cabalgada lejana a la que Adam Hansen (Lotto – Belisol), Jesús Herrada (Movistar), Wilco Keldermann (Belkin) y Marco Pinotti (BMC Racing) no tardaron en responder. Las rampas tendidas de Mentougou Miaofeng permitieron a australiano e italiano avanzarse de sus acompañantes, pero no lograron abrir hueco en un grupo en el que no paraban de producirse intentos para enlazar con cabeza de carrera. Sin embargo, tras ver que su intento no logró ir muy lejos, Herrada se pone el mono de trabajo y llevó hasta las primeras plazas a Rui Costa y calmaba en parte la agresividad con la que se estaba escalando. La meta aún esperaba a cinco kilómetros.

‘Impasse’ que no tarda´ria en ser roto por Jan Bakelants (Radioshack – Leopard) y David López (Sky), los primeros en moverse de lo que se convertiría en unos últimos kilómetros de locura, en la que los intentos se multiplicaban sin que nadie pudiera distanciar a sus rivales, aunque sí eliminar a algunos de ellos. Tony Martin (Omega Pharma – Quick Step), Dan Martin (Garmin – Sharp), Carlos Betancur (AG2R – La Mondiale) furon sólo algunos de los que se lanzaron en pos del triunfo sin éxito antes de que el campeón del mundo hiciera su apuesta, buscando como casi siempre el momento idóneo, con Bakelants y y López ya neutralizados. Pero en está ocasión su salto fue respondido instantáneamente por los quince corredores que aún quedaban en el grupo, quienes automáticamente se adosaron a la rueda del arco iris.

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Beñat celebra su segunda victoria del campaña, tras la lograda en Ivrea / Foto: @ElPeloton

El portugués era la principal rueda a vigilar y la obsesión de muchos de los favoritos, e Intxausti se dio cuenta. De modo que con poco menos de dos kilómetros por delante cambió el ritmo, elevando las dudas a la máxima potencia en el ya reducido pelotón. Su paisano David López, conocedor del peligro que el ciclista de Movistar suponía, fue el único en intentar engancharse a su rueda, pero éste avanzaba de pie sobre su bicicleta con mucha potencia, tirando de desarrollo, y no pudo hacer frente a su antiguo compañero de equipo.

No obstante, Rui Costa no se fió y cuando parecía que estaba todo en manos del vasco, Dan Martin aprovechó el acercamiento del luso a la rueda de López para demarrar con mucha explosividad, pero sin fondo. Aunque el irlandés se acercó rápidamente a la rueda de Beñat, se quedó si fuerzas a 100 metros de meta, dejándole no sin apuros la etapa en bandeja. Apenas tres segundos sobré Martin y cuatro sobre López que se convierten en diez y trece en la clasificación general gracias a las bonificaciones con una etapa llana y corta por disputar, dejando la carrera decidida si no ocurre ningún percance mañana camino del Nido del Pájaro.