La costumbre y la tradición son difíciles de romper. Al ciclismo, reacio a los cambios en cualquiera de sus niveles, le cuesta pivotar y buscar nuevas vías para que las carreras se vean más y los mejores corredores disputen el mejor calendario, por ejemplo. La UCI, ahora que lleva viendo negocio en Canadá o China en la parte final de la temporada unos años, no ha sabido cuidar en este proceso carreras importantes. El Giro de Lombardía, todo un Monumento, ha sido una de esas carreras que ha tenido que ceder para poder seguir ofreciendo lo que hacía no tantos años salía “solo”.
La organización del Tour de Beijing a mediados de octubre, coincidiendo con las fechas de Il Lombardia, provocaron ciertas cosas en el último Monumento del año. Aunque también es cierta que ya antes se había convertido en un Monumento de locales; allí solo iban algunos que tuvieran que aprobar y casi todos los corredores italianos de renombre. Así Michele Bartoli, Paolo Bettini y Damiano Cunego se fueron repartiendo las ediciones de 2002 a 2008. Entonces llegó Philippe Gilbert, y luego Joaquim Rodríguez. Pero entre uno y otro hay un matiz, y es la talla de los contrincantes que tuvieron que batir para conseguir no solo una sino dos victorias en la clásica de las hojas muertas.
Ayer salieron camino de Lecco los mismos Rodríguez y Gilbert así como Rui Costa, Alejandro Valverde, Dani Moreno, Alberto Contador, Nairo Quintana, Carlos Betancur, Dan Martin, Diego Ulissi, Vincenzo Nibali, Robert Gesink, Michal Kwiatokowski, Sylvain Chavanel o Peter Sagan, algunos de los corredores más destacados en carreras de un día con similititudes o perfil semejante a Il Lombardia. También otros italianos que defendieron el pabellón local como Pellizotti, Santaromita o Gasparotto.
Que en 2012 y 2013 haya habido más y mejor participación en el último Monumento del año se debe a su cambio de fechas. RCS Sport se vio obligada a cambiar de fechas su gran carrera de otoño al ver que el compromiso en World Tour a mediados de octubre estaba, está y estará en China. La colocación del Giro de Lombardía dos semanas antes (no el sábado, sino el domingo, como también ha ocurrido con la Milano – Sanremo) ha provocado que todos los que han hecho buenas carreras antes (Canadá, Vuelta o en el Mundial), acudan sin problema ni inconvenientes a una carrera que arregla toda una temporada.
Porque su situación ahora es más adecuada que antes. Aquellos que van al Mundial, uno como el de Limburgo o la Toscana, y compiten, no se lo piensan dos veces y ponen rumbo a Lombardía. Quizás pelean otros, pero la calidad de los nombres en ambas salidas redunda más que en años anteriores.
No se han visto grandísimos espectáculos, pero esto no tiene tanto que ver con la calidad de los contendientes sino con el cambio de recorrido. Porque desde los 90 no se veían ganadores de Monumentos (Dan Martin), Mundiales (Rui Costa), otras grandes clásicas (Dani Moreno, Peter Sagan) o vueltómanos con podios y victorias en vueltas de tres semanas (Vincenzo Nibali, Alejandro Valverde o Nairo Quintana) ir a Lombardía a disputar una de las carreras más prestigiosas del año. A pesar de la ruptura con al tradición más reciente (el Giro de Lombardía ha cambiado de fechas varias veces en su historia), en el caso de la carrera lombarda se ha demostrado que ha sido para bien. Que siga siéndolo así.