En el deporte, como en otros gremios, los descendientes acaban dedicándose a la misma profesión que han tenido sus padres y abuelos. Son muchos los casos, por ejemplo, de una saga dedicada al servicio militar al mismo tiempo que es frecuente encontrarse generaciones en otras actividades como la panadería o agricultura. Crecer y vivir siempre rodeado del trabajo al que se dedica la familia incide en una decisión que en muchos casos es la más fácil de tomar.
En esas se encontró Mathieu Van der Poel pero en su caso no basta solo son que sus ascendientes se dedicasen con éxito a un deporte como el ciclismo, en su caso también cuenta la genética. Como reza el refrán “de casta le viene al galgo” el neerlandés siguió con la profesión familiar. Los genes no eran malos. Su abuelo, Raymond Poulidor, y su padre, Adrie Van der Poel, transmitieron su pasión por el ciclismo a Mathieu y a su hermano David, campeón neerlandés sub23 en ciclocross, la especialidad por la que ambos se decantaron.
Las praderas se convirtieron en el lugar donde Mathieu Van der Poel comenzó a ejercer su dominio. Es tal la superioridad que demuestra que aparenta ser un élite en una categoría de formación. Doble Campeón del Mundo en la especialidad (Koksijde ’12, Louisville’13), de la Copa del Mundo (12’, 13’), de Europa (Lucca’11, Ipswich’12) y de Países Bajos (Huiljbergen’12, Hivarenbeek’13), suma más de cincuenta victorias en su etapa junior contando con los dedos de la mano las derrotas, varias de ellas a causa de problemas mecánicos.
En la campaña anterior comenzó a doblar ciclocross y ruta. Como preparación para la disciplina, Mathieu Van der Poel empezó a mostrar su calidad sobre el asfalto. No le fue mal en su primera incursión. Venció la general de la Ronde des Vallées en Francia, una única victoria pero de prestigio, sumando más de doce puestos entre dos diez primeros.
Esa primera toma de contacto se convirtió en la presente temporada en un dominio absoluto. Saltó a las carreteras en mayo, después del paron tras la campaña de cross. A las primeras de cambio sumó su primera victoria con un parcial en la Závod Miru donde concluiría tercero en la general. Otro parcial en el GP General Patton donde finalizó segundo. Después, una vez alcanzada su forma, fue el principal dominador. Dos parciales y general en Valmorey, título nacional, Le Trophée Centre Morbihan de la Copa de las Naciones o el Grand Prix Rüebliland donde sumó tres de las cuatro etapas -en la restante finalizó segundo-.
Tras estos resultados se presentaba en el Mundial sin estar al 100% después de atravesar una enfermedad durante el mes de septiembre. Menos mal. Al toque de campana rodaba atento en las primeras posiciones después de asomar en cabeza en el penúltimo paso por Fiesole. El colombiano Daniel Martínez y el francés Franck Bonnamour rodaban en cabeza con catorce segundos sobre el grupo del neerlandés. Mathieu Van der Poel lanzó el primer dardo en Fiesole donde coronó a tres segundos de Franck Bonnamour. En el descenso alcanzaba la cabeza de carrera rodando con una decena de segundos sobre un grupo perseguidor.
Mathieu Van der Poel se citó con la Via Salviati. La pared toscana vio la asombrosa superioridad de un corredor con un ataque debastador al que sus rivales únicamente pudieron contemplar desde la distancia. Coronado con margen suficiente su habilidad, propia del ciclocross, hizo el resto para llegar con margen suficiente a la línea de meta donde celebró, bandera en alto, el doble título mundial en una única temporada, un hito nunca antes realizado.
Después de este éxito, volverá a las campas y praderas a partir de mediados del mes de octubre. No en vano renovó su contrato con BKCP-Powerplus hasta finales de 2017 por lo que el ciclocross será su principal actividad durante los próximos cuatro años. Después, seguro, será una referencia en ruta.
1 Response
[…] Tras haber dominado con mano de hierro la categoría junior en el barro y haberse alzado con el Mundial en ruta de la Toscana, todos querían ver al joven neerlandés en las campas, más si cabe tras su renovación por el […]