Corría el año 1956, un año difícil para Fausto Coppi. En el cuesta abajo de su carrera deportiva, il Campionissimo tenía en el Giro de Lombardía la salvación de la temporada. Un año marcado por la caída en el Giro de Italia que le provocó un desplazamiento de una vértebra viéndose abocado al abandono. Únicamente dos victorias contemplaban su palmarés antes de la disputa del último Monumento, convirtiendo ese año en el menos prolífero de sus dieciséis temporadas como profesional hasta entonces.
Las bodas de oro del Giro de Lombardía esperaban un 21 de octubre. Milán veía a Rik Van Steenbergen, luciendo con esplendor el arcoíris conquistado en Ballerup, el segundo de los tres que sumó, y Luison Bobet como favoritos a la victoria en la capital lombarda. Dos veteranos italianos, dos intensos rivales se unían a la candidatura. Fausto Coppi buscaba en su prueba fetiche la sexta victoria, Fiorenzo Magni quería poner el broche de oro a su carrera deportiva antes de su anunciada retirada en una temporada que siempre fue recordada por su fractura en la clavícula durante el transcurso del Giro de Italia y la histórica imagen sujetando el manillar con una cuerda mordida en su boca.
La carrera arrancó con numerosos ataques en su parte inicial mientras los favoritos aguardaban el momento preciso para actuar. Fue el ascenso a la Madonna del Ghisallo cuando se desató la lucha. Albert Bouvet, reciente ganador de la París-Tours, y Bruno Monti eran los primeros en atacar pero fue el joven Diego Ronchini quien remató el movimiento y coronó en cabeza la histórica ascensión lombarda. Detrás el público explotaba con el ataque de Fausto Coppi, reciente ganador en Lugano, que pasaba a tan solo cinco segundos del stagiaire del Bianchi-Pirelli, equipo en el que il Campionissimo desarrolló sus mejores años
En el descenso el dúo pasaba a formar la cabeza de carrera mientras crecía la diferencia respecto al grupo perseguidor. De los veinte segundos pasaron rápidamente a los treinta superando ampliamente el minuto de renta. Lombardía parecía cosas de dos. El grupo donde circulaba Fiorenzo Magni, Hilaire Couvreur, Bruno Monti, Luison Bobet perdía opciones ante el buen entendimiento de los hombres de cabeza y el escaso empeño en cazar atrás.
Dos circunstancias cambiaron el signo de la carrera. Diego Ronchini dejó de pasar a los relevos por orden directa del equipo que mantenía en el grupo perseguidor a un hombre rápido, André Darrigade. Fausto Coppi recogía el peso de la escapada en busca de la heroica en Milán. Pero este no fue el hecho relevante. Con un hueco superior al minuto los coches de equipo adelantaron al grupo perseguidor. En uno de ellos viaja Giulia Occhini, la Dama Bianca, conocida amante de Fausto Coppi. A su paso, en un descapotable, grito: “Fausto Coppi es el más grande”. No fue lo único; Giulia lanzó un insulto a Fiorenzo Magni que encendió al rival de su amante.
Con un terreno favorable camino de Milán Fiorenzo Magni comenzó a tirar del grupo con un único objetivo, cazar a Fausto Coppi. El ciclista del Nivea-Fuchs fajó su empeño en neutralizar a su acérrimo rival que vio como las palabras de una mujer impidieron alcanzar un nuevo éxito en el Giro de Lombardía, el que pudo haber sido su último gran triunfo. Fausto Coppi intentó aguantar en su empeño pero el trabajo de Fiorenzo Magni dio sus frutos neutralizando a su rival a menos de doce kilómetros de meta.
El velódromo Vigorelli esperaba un sprint de dieciocho corredores. A la salida de la última curva Fausto Coppi lanzó la llegada pero se vio rápidamente superado por Fiorenzo Magni al que, sorprendentemente, Fausto Coppi adelantó de nuevo en busca de la victoria. Pero ninguno de los dos contaba con un inesperado invitando. El francés André Darrigade, recomendado por Fausto Coppi para Bianchi, superó a il Campionissimo por un tubular llevándose la victoria en el Giro de Lombardía haciendo buena la táctica de su director deportivo.
Ante la derrota, Fausto Coppi no pudo reprimir las lágrimas. Un segundo puesto amargo y triste que a la postre sería su último destello antes de su dramático fallecimiento en 1960. Fiorenzo Magni, tercero en discordia, saboreaba su actuación después de cumplir la misión en su última competición en activo. Años más tarde, una vez fallecido Fausto Coppi, el Leone delle Fiandre manifestó tener remordimientos por una actuación que causó un gran dolor en su adversario.