Por Eugenio González

A estas alturas ya está muy claro que busca Unipublic con sus recorridos para La Vuelta, algo que reafirmaron guardando el puerto más duro de su historia, el Angliru, para el sábado final de carrera, buscando algo similar a las llegadas a la Bola del Mundo. El problema es que la Bola está cerca de Madrid y es el único gran puerto de la zona, y el Angliru no.

¿Por qué creo que es un error? Por varios motivos:

Primero, porque perjudicó mucho a la etapa del Naranco. Un Nibali en inferioridad pero con necesidad de atacar reservó toda su garra y fuerzas para el sábado, haciendo que la etapa del viernes resultase aburrida y bastante intrascendente.

En segundo lugar, por la masificación de aficionados en sus laderas que se acentúa un sábado. Y tanta gente, en estados tan etílicos, solo provoca problemas y mala imagen. El viernes el Angliru también hubiera tenido un gran ambiente, pero en su mayoría de aficionados al ciclismo en lugar de borrachos queriendo dar la nota.

Y en último lugar, por el largo traslado posterior hasta Madrid. Si a la distancia le sumamos la dificultad de desalojar un puerto sin salida y con tantísima gente, nos encontramos con equipos que llegaron a su hotel en Madrid a la una de la mañana o más tarde viéndose incapaces de cenar siquiera.

Tres problemas provocados por Unipublic que, con anteojeras puestas y sin visión global alguna, decidió plantar el Angliru como última etapa relevante a toda costa. Tres problemas que no tendrían que ser tales con un simple cambio: hacer el viernes una etapa entre San Vicente de la Barquera y el Angliru, y dejar para el sábado la llegada desde Avilés al Naranco.

Así, Horner hubiera tenido que subir el Angliru a tope para sacar la mayor ventaja posible, ante la más que previsible ofensiva de Nibali camino del Naranco en un día con puertos de paso, bajadas y terreno más propicio para él y menos para el control del líder y su equipo. Las malas imágenes de aficionados, coches, motos… en el Naranco serían extrañas al no tener rampas extremas, y desalojar su cima para el traslado posterior es mucho más rápido. Incluso todo sería más sencillo con la meta en las calles de Oviedo y no en alto.

Decía Javier Guillén allá por enero, en la presentación de La Vuelta, que diseñar un recorrido era más que unir salidas y llegadas. Ahora solo falta que se aplique el cuento.

Kenny Elissonde

Elissonde en cabeza en l’Angliru | cobblesandhills.com