Kenny Elissonde en la Vuelta | Foto: cobblesandhills.com

Kenny Elissonde en la Vuelta | Foto: cobblesandhills.com

El ciclista más pequeño y ligero del pelotón fue uno de los que peor lo pasó ayer. Kenny Elissonde no aparecía en las primeras clasificaciones oficiales en el portal web de La Vuelta, lo que hacía pensar que formaría parte del extenso listado de bajas de la jornada de ayer, pero el francés llegó a meta. El último, pero llegó.

Para lograr sobrevivir a la criba que provocaron el frío y la lluvia, Elissonde tuvo que hacer en solitario los últimos 70 kilómetros de etapa, justo por delante del coche escoba. Tuvo que pararse, incapaz de mantenerse encima de la bici, y le adelantaron todos: “era imposible para mí pedalear rápido, estaba tiritando”, nos contaba hoy antes de la salida en Andorra La Vella.

El escalador parisino se quedó congelado en el descenso de Envalira. Fue uno de tantos. Algunos, como Ivan Basso, Luis León Sánchez o Haimar Zubeldia se subieron al coche y se retiraron. El ciclista de la FDJ.fr continuó, pese al tembleque. La motivación que le ayudó a perseverar fue la gran carrera que está haciendo su jefe de filas y amigo Thibaut Pinot: “jamás pensé en retirarme, Thibaut necesita equipiers y yo he demostrado que puedo ayudarlo en la montaña. Si él no estuviese en tan buena posición, quizá habría pensado en abandonar, pero ayer no era una opción“, explicaba Elissonde, que en esta Vuelta está aprendiendo mientras es el mejor apoyo de su líder en la montaña. Algo que ayer no pudo cumplir y a lo que quiere volver en la etapa de hoy, su terreno: cuatro puertos de alta montaña en Andorra y Peyragudes.

Y es que, pese al durísimo castigo sufrido –”la jornada más dura de mi carrera”–, el diminuto grimpeur era optimista antes de partir la etapa reina: “veremos en los primeros kilómetros como me encuentro, pero espero haber recuperado bien. El esfuerzo fue muy duro para todos, también para los líderes, y creo que esto es algo que estará en la cabeza de todos durante la etapa de hoy”.