El pseudónimo que implantó Antonio Lobato a Fernando Alonso describe a la perfección las consecuencias que está teniendo, y tendrá, la compra de la licencia y la estructura de Euskaltel-Euskadi por parte del piloto asturiano. La decisión, inesperada, de Alonso no solo salva de un más que anunciado final de un conjunto histórico si no que suma, además, optimismo a un deporte azotado por dos crisis que han minimizado sus posibilidades dentro del territorio nacional. La situación económica actual y el difícil momento que vive el ciclismo en España llevaban, hasta la decisión del piloto, a contar con solo dos equipos profesionales (Movistar Team, Caja Rural-Seguros RGA) confirmados para la temporada 2014.

El desembarco de Fernando Alonso en el ciclismo se antoja clave para el futuro del mismo en nuestro país. La decisión de un distinguido deportista con una fuerte posición mediática y tirón en grandes patrocinadores comienza a tener un efecto positivo. Desde el anuncio del principio de acuerdo para la compra de Basque Cycling Pro Team la prensa generalista inunda de noticias y rumores sobre la nueva formación. Una nueva estructura que hasta el momento solo ha hecho públicas las líneas maestras de un proyecto que aspira a convertir al equipo en uno de los mejores a nivel mundial.

Poco de sabe de posibles nombres comerciales, ni si quiera quien será el suministrador de bicicletas (Orbea, MMR, Specialized y Colnago parecen pujar por entrar en el proyecto) pero si está claro el despertar que ha provocado el asturiano en las marcas, tanto relacionadas como no relacionadas con el ciclismo, con un equipo que parece marcar un nuevo horizonte para el ciclismo español. La “Marca Alonso” puede suponer un despegue necesario para que nuestro deporte se levante y deje atrás una clara tendencia negativa que ni los grandes resultados de los últimos años han podido revertir. Su llegada puede ser esa solución.