Edvald Boasson Hagen es un tipo tímido. Al menos, lo parece. Es de esas personas que se cruzan de brazos cuando hablas con ellas, algo que la cinésica dice que significa estar a la defensiva. No es el ámbito, este de las entrevistas, en el que mejor se desenvuelve el noruego, que parece mucho más nórdico cuando intercambias cuatro minutos de conversación sobre su presente y su futuro. Distante pero concreto, el corredor de Sky quizás no se encuentre cómodo con esta parte de su trabajo, pero sí con el equipo en el que lo desempeña. No siente que esté perdiendo el tiempo; cree que está creciendo como corredor.
Boasson Hagen llegó a Galicia para coger ritmo. “Creo que estoy bastante bien. He estado entrenando bien estas últimas antes de la Vuelta”, nos decía durante la primera semana de la carrera. Su caída en el Tour de Francia, aquella que le provocó una rotura de clavícula y el abandono en la Grande Boucle, le hizo cambiar de planes. Debuta, en consecuencia, en la ronda española. Llegaba para trabajar, pero “también para aprovechar varias oportunidades que podría tener. Cuando lleguen lo intentaré”.
Y lo está haciendo. En Fisterra ya hizo entre los diez primeros, así como en Lago de Sanabria. En sendos finales acabó en sexta posición, cerrando una primera semana más o menos satisfactoria con un séptimo lugar en Mairena de Aljarafe. Siempre por detrás de velocistas que no se pueden situar entre la aristocracia del sprint. Quiere e incluso debe conseguir más. Decía que iría día a día, y ayer casi encuentra el suyo. En la pendiente en la que se encontraba la meta de Tarragona Philippe Gilbert le quitaba la victoria. La última vez que lo hizo, en el Mundial de Limburgo, se vistió con la prenda que hoy estrenaba y que Boasson Hagen quiere.
Pero sabe que en este 2013 lo tiene difícil: “el recorrido es duro. Aunque el Mundial es una carrera dura siempre de todas formas. Es un objetivo para todo el mundo”, nos cuenta con cierta tranquilidad y demostrando en sus declaraciones a lo que ha venido a la Vuelta. El día a día le quita presión y le ayuda a coger ritmo sin mirar mucho más allá.
Pero Boasson Hagen no vacila eligiendo su camino a largo plazo. Sabe qué es lo que quiere ser, y a pesar de lo que muchos puedan recomendarle, el noruego lo tiene claro: “las clásicas de adoquines son un objetivo. Intentaré cada año ser más fuerte en ellas. Es lo que siento ahora”. Puede subir, llanear, rematar y descender. Lo ha ido demostrando desde que con solo 20 años ya ganara entre profesionales con el Team Maxbo – Bianchi. Su carrera después en HTC -y sucedáneos- y Sky se cuenta sola, porque es uno de los ciclistas jóvenes más seguidos del último lustro. Ahora lucha, parece que sin estrés alguno, contra la decepción que surge en muchos, que ven que coetáneos y más noveles que EBH le han ido superando en distintos escenarios.
No en las generales. Por ahora no las tiene marcadas como objetivo. Lo suyo serán las piedras, las carreras de un día en general: “por ahora no voy a ir a por generales. Iré siempre a ayudar y a tratar de aprovechar mis oportunidades”. Aunque deja abierta una posibilidad para poder diversificar sus registros en próximos años. “En el futuro ya veré si cambio, pero por el momento quiero correr las carreras de adoquines”, cierra con la idea muy clara. Alguien con tanto talento tiene que decidir por sí mismo. Así que lo que tú decidas, Edvald. Lo que tú quieras, Boasson Hagen.