Marzo nos trajo las primeras pruebas de máximo nivel y con ellas llegaron la mayoría de grandes figuras al dominio, empezando para los jóvenes un calendario más difícil dónde coger experiencia se convierte, en la mayoría de casos, en la mayor prioridad. Aun así, el gran triunfador del mes, el primer ganador de un Monumento, el tasmano Matt Goss, es sub25 y por lo tanto ocupa la indiscutible primera posición de nuestro maillot blanco.
El maillot blanco de C&H
1 Matthew Harley Goss (Australia, HTC-High Road, 1986). El gran triunfador del mes, sin duda. Ya había avisado en la París-Niza, dónde se llevó una etapa al sprint y batalló duramente para pasar la media montaña provenzal en unas condiciones metereológicas muy adversas. Y en una Classicissima para el recuerdo, con la carrera rota desde lejísimos y todo a favor para los atacadores, el tasmano demostró que no solo es mucho más que un simple sprinter, algo que ya sabíamos, sino que es un clasicómano de tomo y lomo. Pese a su inexperiencia en finales de carreras de tantísimo nivel, y a enfrentarse a los mejores especialistas de pruebas de un día del mundo como Cancellara y Gilbert, que le acompañarían en el podio, Goss supo justificar su papel de hombre más rápido del grupito que coronó en cabeza el Poggio y neutralizó el durísimo ataque del expreso suizo en San Remo, para luego rematar con un sprint incontestable. Una victoria de gran campeón que le hace subir varios niveles su categoría como ciclista. Ha nacido una estrella.
2 Rein Taaramae (Estonia, Cofidis, 1987). Si el número uno del ranking estaba muy claro, las siguientes posiciones son mucho más discutibles. Por su constancia, el espigado estonio se lleva el número dos en un mes dónde sumó a su hoja de resultados dos grandes puestos, el cuarto de París-Niza y el tercero del Critérium Internacional. Para conseguirlos, Taaramae moderó su comportamiento tradicionalmente ultragresivo en carrera para pasarse al puestómetro especialmente en la Carrera hacia el Sol, dónde no lanzó ningún ataque tras la contrarreloj pese a tener cerca el podium. En Córcega sí estuvo más activo en el final de l’Ospedale, pero finalmente tuvo que ceder ante rivales más fuertes: Fränk Schleck y Kiryienka. Esperemos que estos resultados le sirvan para ganar confianza y volver al ataque para convertir estos puestos de honor en triunfos.
3 Robert Gesink (Holanda, Rabobank, 1986). El holandés, que venía de arrasar en Omán, solo disputó una carrera en todo el mes: la Tirreno-Adriatico. Y la terminó en segunda posición, solo superado por un gran Cadel Evans. Gesink parece haber abandonado en este inicio de temporada su faceta de escalador, y si ya venció con autoridad la crono de Omán, en Italia también forjó su clasificación en las contrarrelojes, primero triunfo por equipos con Rabobank en las salinas de Marina di Carrara y cerrando con una gran prestación en la totalmente llana individual por el balneario de San Benedetto del Tronto. Entre medias, sufrimiento en los explosivos finales ante especialistas como Gilbert, Cunego o Scarponi. Tendrá que mejorarlo para la Amstel, su gran objetivo de la primavera antes del Tour.
4 Yoann Offredo (Francia, FDJ, 1986). Sensación agridulce para un ciclista que ha confirmado su capacidad para ser un clasicómano de élite pero que ha terminado el mes pegándose un tortazo tras pasar la meta de la Gante-Wevelgem, dónde fue undécimo, que le ha apartado de las grandes clásicas del pavés. Offredo estuvo activo en la París-Niza hasta que se bajó por precaución cuando andaba medio-enfermo para llegar a tope a la Milán-San Remo. Allí se marcó un carrerón, con varios ataques que le tuvieron luchando por la victoria hasta el último kilómetro contra los mejores gallos, en una carrera durísima. Con su actitud ofensiva por bandera, recordando al Gilbert de FDJ (progresión relativamente parecida a la que hizo la estrella valona con Madiot), que atacaba año sí, año también en la parte final de la carrera, el parisino formó un corte muy peligroso en la bajada de la Cipressa junto a su compañero Chainel que le permitió pasar el Poggio delante y estar presente en el reducido grupo de ciclistas que se jugaron el triunfo. Sus ataques, ya débiles tras el gran derroche realizado, no fructificaron, pero Offredo sigue progresando y ya llama a las puertas de la élite.
5 Thomas de Gendt (Bélgica, Vacansoleil, 1986). La París-Niza nos descubrió a un pirado que ya había avisado muy seriamente de su inconsciencia en Australia y Algarve. De Gendt remató la fuga de grandes atacadores que formó junto al eterno Jens Voigt y a Jéremy Roy en la novedosa primera etapa y se vistió de líder, una prenda que perdió el tercer día por las bonificaciones. Al día siguiente, decidió que había que recuperarla y se volvió a escapar de inicio en otra escapada de galgos que hizo camino en el terreno rompepiernas de la Borgoña y consiguió llegar a meta con el pelotón pisándoles los talones. Amarillo re-conseguido, sería efímero, ya que la montaña del día siguiente era demasiado para él. Pero su marca en la carrera ya había quedado.
Mejor “rookie” de C&H
1 Michal Kwiatkowski (Polonia, Radioshack, 1990). No ha sido un mes fácil para los rookies, que tras sorprender en el inicio de temporada, se han topado con el exigente calendario europeo. Sin embargo, el joven talento polaco del Radioshack, de quién todo el mundo habla maravillas tuvo un par de actuaciones muy destacadas en Bélgica, formando parte del festival de su equipo en las pruebas de tres días. A principios de mes fue en los Tres Días del Oeste de Flandes, dónde fue tercero en un podio copado por los pupilos de Bruyneel, forjado en el prólogo y consolidado en los muros adoquinados camino de Ichtegem en la última etapa. Para finales de mes, el resultado fue más meritorio todavía, y es que los Tres Días de la Panne son el último gran test de muchos especialistas para De Ronde, una carrera durísima por su metereología, su nerviosismo y su nivel. Kwiatkowski repitió tercer puesto, tras ocupar el mismo lugar en la contrarreloj final. El triunfo también fue para un compañero, el belga Rosseler. Actuaciones que confirman el extraordinario rodador que apunta ser desde que hace un par de años fue campeón del mundo junior contrarreloj.
2 Jesse Sergent (Nueva Zelanda, Radioshack, 1988). Este pistard kiwi fue quién se llevó el gato al agua en los Tres Días del Oeste de Flandes. En plena preparación para los Mundiales de pista de Apeldoorn, dónde ganaría la plata de la persecución individual, Sergent arrasó en el prólogo de la carrera flamenca y fue capaz, tras una exhibición de trabajo en equipo de Radioshack (coparon el podio), de mantener el liderato los tres días. Luego, a la pista, dónde solo fue superado por Jack Bobridge.
3 Michael Matthews (Australia, Rabobank, 1990). Bling volvió a la carga en Murcia, dónde consiguió su primera victoria profesional en Europa en el sprint de la primera etapa, un triunfo que le vale para colocarse tercero en nuestro ranking. Aun siendo un fenómeno, no es fácil ganar como neoprofesional y el aussie ya lo ha hecho dos veces en tres meses. Luego vino un periplo de debutante en algunas clásicas, con mención especial para su primera participación en la Classicissima, una carrera fantástica para sus condiciones que algún día debería luchar por ganar. Matthews también conoció el pavés en Nokere, Gante-Wevelgem y la Panne, con un papel más bien discreto.
4 Nairo Quintana (Colombia, Colombia es Pasión, 1990). El ganador del último Tour del Porvenir desembarcó en Europa junto a sus compañeros colombianos en la Volta a Catalunya y lo hizo presentando sus credenciales de escalador. En una carrera muy poco apta para sus habilidades, con solo la etapa de Andorra, Quintana optó por olvidarse de la clasificación general (no llegó ni un solo día entre los 100 primeros a meta), atacar día sí y día también y luchar por el maillot de la montaña, una prenda que terminaría consiguiendo. De paso nos comentó que sus grandes objetivos de la temporada todavía están algo lejos: la Dauphiné Libéré y otra vez el Tour del Porvenir. Ahí sí tendrá más montaña para demostrar su gran potencial.
5 Guillaume van Keirsbulck (Bélgica, Quick Step, 1991). Con 20 años recién cumplidos, este portentoso ciclista hizo una gran carrera en Le Samyn, dónde luchó por el triunfo y terminó finalmente en una muy meritoria cuarta plaza. Continuó con el calendario “serie B” belga con los Tres Días del Oeste de Flandes, dónde rozó el Top10 y a finales de mes fue vigésimo segundo en la Panne. Unas buenas actuaciones que le valieron, a su cortísima edad, un hueco en el ocho del Quick Step para la mismísima Ronde. Pese a las bajas y el mal momento del equipo de Lefevere, no está nada mal para un neoprofesional. Apunten este nombre.
Los que vendrán… un ojo en el panorama U23
Empezamos este repaso a los detalles de los ciclistas sub23 que vienen desde la categoría continental o directamente desde amateurs por orden cronológico, con el Trofeo ZSSDI, la primera gran carrera para amateurs en Italia. En Trieste se impuso Enrico Battaglin (1989), el ciclista de la todopoderosa Zalf Desirée Fior que dirige Gianni Faresin. Battaglin es un todoterreno, un excelente passista con una gran punta de velocidad, que el año pasado ya hizo méritos de sobra para pasar a profesionales -ganó entre otras carreras, el prestigioso Giro de las Regiones- algo que parecía iba a hacer con la Colnago de Reverberi. Finalmente no fue así y ha empezado el año como una moto. A esa victoria le sumó quince días después otro triunfo en el Gran Premio San Giuseppe, dónde se impuso en el sprint de un grupo de seis corredores.

Enrico Battaglin se impuso en el Gran Premio San Giuseppe (Foto: Riccardo Scanferla)
Segundo en Trieste fue Sonny Colbrelli (1990), su compañero de equipo, otro figurón dilettante que también sonó para la Colnago en invierno, este más sprinter, que ya el año pasado fue sexto en la prueba en línea de Geelong. Colbrelli empezó este año cosechando algunos puestos en la exótica y polémica Vuelta a Chile y luego conseguiría un tercer puesto en el Trofeo Franco Balestra, donde ganó el sprint del pelotón pero se le escaparon dos ciclistas por delante, uno de ellos el combativo Nicola Boem (1989), ganador de etapa el año pasado en el Valle d’Aosta, otro corredor al que hay que seguir de cerca.
En Francia hay que destacar la evolución del argentino Daniel Díaz (1989), que tras no encontrar hueco en el Geox, está corriendo con un equipo de formación excelente como La Pomme Marseille y se ha mostrado muy combativo en varias pruebas de un día del calendario menor galo como la Paris-Troyes o la Classique Loire Atlantique. No es descartable que Díaz acabe mojando en alguna prueba de la competitiva Copa de Francia este mismo año.
Mientras tanto, en Holanda, Barry Markus (1991), el sprinter de la factoría Rabobank que ya destacamos en febrero, continuaba haciendo de las suyas llevándose el impronunciable Dorpenomloop Rupchen por delante de su compañero de equipo, el también holandés Moreno Hofland (1991), un ciclista algo más versátil. Markus continuaría con sus buenos resultados en el exigente Tour de Normandía, una carrera muy larga -ocho etapas- y exigente donde fue tercero en dos etapas. Allí brilló también otra perla del conjunto, Wesley Kreder (1990), hermano de Michel, el ciclista del Garmin, que fue tercero en la general final, un excelente rodador más de la excelente fábrica que es el equipo neerlandés. Para cerrar, de momento, los cachorros del Rabobank -no acabaríamos nunca- destacar el excelente cuarto puesto de Marc Goos (1990) en el duro Trofeo de Ístria, una carrera con contrareloj y montaña dónde los curtidos ciclistas balcánicos suelen andar muchísimo. Goos es un rodador con fondo que ya ganó el año pasado el Mainfranken Tour y la Vuelta a Berlin cimentando sus triunfos en las CRIs.
También brilló en Normandía el galés Luke Rowe (1990), otro portento sacado de la magnífica escuela de pistards británicos, que fue dos días líder y terminó quinto en la general. Rowe es otro de estos rodadores que cuando se dedique a la carretera exclusivamente puede ser un excelente ciclista, sobretodo para las clásicas, como ha demostrado con sus múltiples puestos de honor en el calendario amateur europeo los dos últimos años.
Otra cantera de moda es la vasca, con el proyecto Orbea estableciendo una gran base para el Euskaltel. Tras el obligado pase de Pello Bilbao al primer equipo, que tendrá que esperar para debutar tras fracturarse el codo entrenando, el sprinter Jon Aberasturi (1989) sumó el primer triunfo del equipo vasco en el Gran Premio Costa Azul en Portugal. El velocista vitoriano terminó tercero en la general final.
Y como nota exótica final, en el periplo sudaméricano por Uruguay y Brasil hay que destacar al americano Jakob Rathe (1991), que corre en el equipo continental del Garmin-Cérvelo, el Chipotle Development Team. Rathe ganó etapa en las Rutas de América batiendo al sprint a todo un profesional como Fabio Felline y luego fue duodécimo en el Giro do Interior Sao Paulo. Otro que se marcó una buena gira sudamericana fue su compañero de equipo, el bielorruso más consolidado Andrei Krasnilkau (1989), que fue undécimo en Uruguay y segundo en la carrera brasileña. Krasnilkau es un especialista contrarreloj con un largo historial ya en la categoría sub23 que este año ha sido reclutado por Vaughters para su nuevo proyecto de cantera.