Sean Kelly y Paris-Niza. Jaan Raas y Amstel Gold Race. Gianbattista Baronchelli y Giro dell’Appennino. Son sólo algunos ejemplos de binomios inseparables de carrera y corredor, de relaciones íntimas entre protagonista y escenario en las que ambos se unen en una simbiosis perfecta. El dominio de los tres en esas citas los juntó a ellas irresolublemente, pasando a ser reconocidas casi como pruebas de ‘su’ propiedad. Una condición que va camino de asumir como propia Björn Leukemans en la Vlaamse Druivenkoers, después de haber conseguido esta tarde su ¡cuarto galardón consecutivo! en la carrera de Overijse. Poco importaron el que lanzara un ataque casi suicida a 60 kilómetros de meta, los diferentes rivales que fueron acompañando su camino y la presión del pelotón sobre su nuca. Ahora ésta en ‘su’ carrera y él es ‘su’ ciclista, y nada se pudo hacer para quebrar ese nexo.

Sin haber sido partícipe de la fulgurante llegada ayer en Zottegem, Leukemans era obviamente el favorito número uno en la salida de Huldenberg, que como consecuencia precisamente del ritmo en la otra cita flamenca -muchos repetían presencia en ambas carreras- no tardó en dejar marcharse a cuatro hombres que permitieran rodar con cierta parsimonia al menos durante la primera hora. El equipo Topsport Vlaanderen-Baloise lanzaba por delante a Jasper De Buyst para lavarse las manos en el pelotón, mientras los humildes Ronan McLaughlin (An Post – Chainreaction), Jasper Hamelink (Cycling Jo Piels) y Garrit Broeders (To Win – Josan) buscaban su cuota de protagonismo en un contexto de cierta repercusión internacional. Poco después, Rick van Caldenborgh (Doltcini – Flanders) saltaba intentando conectar con la cabeza de carrera, pero el lento ritmo inicial provocó que el cuarteto hubiera alcanzado cinco minutos de renta rápidamente, imposibilitando su aventura.

El grupo les dejó hacer hasta los siete minutos, momento en el que Vacansoleil-DCM, consciente de su peso en carrera, tomó las riendas del pelotón para evitar que se desmadrara la diferencia e ir endureciendo la carrera en favor de sus líderes. En cualquier caso, la tranquilidad fue la pauta dominante en carrera durante más de cien kilómetros, hasta que una aceleración rompió el pelotón en dos mitades: un primer grupo de 28 unidades con los hombres de Daan Luijkx a bloque y el resto de rivales a continuación. Una ventaja manifiesta para los neerlandeses que provocó la reacción y la reagrupación casi inmediata. Una falsa alarma que en cualquier caso había acabado con la resistencia de los fugados. Quedaban todavía siete vueltas al circuito final.

La calma llevada hasta entonces no era un buen síntoma para las escuadras más potentes, por lo que no tardaron en mover peones como Boy van Poppel (Vacansoleil – DCM), Bram Nolten (Doltcini – Flanders) o el hispano-dominicano Diego Milán (Differdange – Losch), que se estrenaba en suelo europeo tras su reciente fichaje por el equipo luxembugués. Lo que no esperaban tantos era que el rey saliera tan pronto de su enroque. Era el tercer paso por Speelberg cuando el centro de todas las miradas atacaba junto con Gaëtan Bille (Lotto – Belisol), a pesar de la hora y media de esfuerzo que aún restaba por delante. Siendo dos de los hombres de mayor calidad de la carrera, no tuvieron problema en abrir y mantener cierto margen respecto al grupo -encabezado por Topsport Vlaanderen-Baloise- durante los siguientes kilómetros, pero ambos estaban en el punto de mira de contraatacantes.

No es una foto de archivo. Leukemans ha ganado otra vez “La carrera de las uvas” / Foto: Belga

De hecho, no tardó en saltar una decena de corredores a por ellos, aunque fueron únicamente Kenneth van Bilsen (Topsport Vlaanderen – Baloise) y Jurgen van Goolen (Accent.Jobs – Wanty) quienes les dieron caza y, con un nuevo impulso, reventaron al joven Bille. Se formaba un trío que repleto de fuerzas y beneficiados por los constantes demarrajes y parones que se producían en el pelotón subió la ventaja hasta el minuto a falta de tres giros para la llegada definitiva para la meta de Overijse.

Por detrás nadie conseguía ventaja alguna, pero tampoco se acercaban al ‘triunvirato’ belga que cabalgaba en busca de la victoria. Una situación insostenible si desde el grupo principal querían tener opciones de triunfo, lo que obligó a Lotto-Belisol a ponerse a bloque en busca y captura de Leukemans y cía. Pero el desnivel acumulado a lo largo del día pesaba en las piernas de los perseguidores, de menos nivel que los atacantes, y no conseguían reducir ni un segundo la ventaja de la escapada, lo que instó a NetApp-Endura, Concordia Forsikring-Riwal y Crelan-Euphony a echar una mano al conjunto WorldTour tras el toque de campana, al comprobar que el minuto de renta seguía vigente.

Sin duda, un margen excesivo para cazar a tres hombres fuertes en un terreno rompepiernas. Circunstancia de la que era perfectamente consciente Maxime Vantomme (Crelan – Euphony), quien decidió jugar sus cartas en primera persona. Demasiado tarde. Su tremendo esfuerzo cayó en saco rato y, aunque se acercó, no pudo alcanzar a Van Bilsen, Van Goolen y Leukemans, que mantuvieron perfectamente su colaboración hasta el paso por el triángulo rojo. Fue en ese punto en el que el antiguo ciclista de Quick Step o Discovery Channel lanzó su intento definitivo, que enterró las opciones de Van Bilsen. Mas no las del tricampeón, que había cogido certeramente su rueda con facilidad. Con la sartén por el mango para el de Deurne, no hubo más historia. Más rápido y entero, superó sin contemplaciones a su rival. El rey conseguía un nuevo jaque mate en su Overijse.