Tradicionalmente siempre se ha asociado el maillot de la regularidad de las grandes vueltas al premio al mejor velocista de la carrera o, al menos, al más versátil de ellos. No solo por la relativa abundancia de etapas que favorecen las llegadas masivas, sino también por la existencia de sistemas de puntuación, como es el caso en el Tour de Francia, enfocados claramente a potenciar las opciones de los ciclistas más rápidos al otorgar más puntos en las etapas llanas, en detrimento de los especialistas en otras disciplinas. No hay más que echar un vistazo al palmarés histórico para comprobarlo.
La Vuelta a España no es tan obvia en este sentido. Con un reglamento que aporta idéntica cantidad de puntos en cada una de las etapas, independientemente de las características de éstas, la supremacía de los reyes de la velocidad no está tan clara. Aunque estadísticamente siguen dominando en la historia de la carrera, no es tan infrecuente toparse con algún corredor completo, e incluso escalador, como vencedor de la clasificación. Tenemos como ejemplos relativamente recientes a Roberto Heras en el año 2000 o José María Jiménez en el 2001. Nombres que en un Tour no hubiesen tenido ninguna posibilidad de llevarse el maillot verde.
Ediciones posteriores devolvieron a primera plana a nombres más habituales en este tipo de disputas. Erik Zabel con tres premios consecutivos, Alessandro Petacchi, André Greipel o Mark Cavendish, entre otros. Pero algo ha cambiado en los años recientes cuando gente de la general aparecen como vencedores. Bauke Mollema en 2011 y Alejandro Valverde en 2012 fueron los más regulares. El motivo es evidente: la tendencia cada vez más acusada por parte de la organización de incluir finales en alto, sean en puertos de entidad o en repechos más o menos duros, hasta el punto de que más de la mitad de las etapas tienen estas características.
El ejemplo claro se vio el año pasado. El sprinter dominador, John Degenkolb, se adjudicó ni más ni menos que 5 etapas. Prácticamente todas las que se resolvieron en una llegada masiva fueron para él. Sin embargo, no ganó la regularidad al no tener apenas opciones de puntuar en el resto de jornadas. Alejandro Valverde y Joaquim Rodríguez, con menos victorias parciales pero muchos más finales favorables, pelearon el verde hasta el último día, en el que el murciano del Movistar, gracias a su notable punta de velocidad, decantó la balanza a su favor al meterse en el sprint final en Madrid. Curiosamente Purito perdió la clasificación el año anterior de la misma forma ante Mollena.
Para esta edición 2013 todo apunta a que veremos un nombre de este tipo y, de hecho, con Valverde y Rodríguez de nuevo en liza, ambos aparecen a priori como claros candidatos a llevarse este premio. El porcentaje de finales uphill y en montaña es tan elevado que las opciones de que un velocista puro termine la Vuelta vistiendo de verde parecen casi utópicas.