Como si de una metáfora se tratase, Joaquím Rodríguez afronta en los días previos a la disputa de la Vuelta a España la preparación para subir el último peldaño de una escalera que conduce hacia la gloria. El reto del jersey rojo se convierte de forma casi ineludible en el siguiente paso lógico que ha de experimentar su carrera deportiva tras probar las mieles del cajón en París. Será de nuevo la Vuelta la carrera que le devuelva la verdadera oportunidad, esa de la que le privó hace un año de la forma más cruel.

Es la indiscutible performance experimentada en las grandes vueltas por etapas el principal argumento que lo sitúa por primera vez en toda su carrera deportiva como gran favorito al triunfo y prácticamente rival a batir. Desde que corre para Katusha ha subido 4 veces al cajón de una GT, además es el último hombre en hacerlo de forma consecutiva en las últimas tres grandes disputadas. Con el permiso de un Vincenzo Nibali que afronta su segundo reto del año mucho más maduro e infranqueble, el de Parets del Vallés parte con 34 años a por `su´ carrera, la que lo ha visto madurar como ciclista hasta convertirlo en la figura que es hoy día.

Joaquim Rodríguez viene de ser el tercero en el Tour, el hombre más fuerte en la última semana junto con Nairo Quintana. Quizá ese esfuerzo se configure de entrada como su principal escollo respecto de sus rivales -los Urán, Betancur o Samuel Sánchez, y en especial Nibali, prácticamente preparando la cita desde que finalizara el Giro-. Sus hombres de confianza tampoco han rayado al nivel de bloque como lo hicieran en 2012 aunque ni siquiera esto es óbice para un líder acostumbrado también a desenvolverse muy bien solo.

En su favor tendrá el recorrido -con trazos similares en buena parte a los del año anterior- y la experiencia de lo acontecido también en 2012. Por supuesto a la afición. La balanza entre filias y fobias sigue equiparándose en nuestras cunetas a favor de un hombre que nunca deja indiferente. Sobre la bici volviendo a ser el mejor español en el Tour como lo fuera anteriormente en las Ardenas o en Lombardía … y ante el micrófono, espontáneo, cercano y honesto. Y por último la ilusión, la moral de un ganador, un ciclista de otro tiempo que sigue sonriendo como un niño cuando levanta los brazos. El reto es hacerlo en Madrid vestido de rojo. Y es posible.

Joaquim Rodriguez