Dice la historia ciclista que la Paris-Roubaix es la carrera de un día, la clásica, el Monumento más duro que existe, pero que no es el mas difícil de ganar. Ese honor corresponde a la Vuelta a Flandes, simplemente De Ronde para sus gentes, que abarrotan el laberinto de caminos de cabras por el corazón de la campiña flamenca en qué consiste la carrera. Allí se mezclan el adoquín, el viento, las llanuras sin apenas kilómetros llanos ni rectos -ahora arriba, giro a la derecha y para abajo- pelotones enfilados por el látigo, caídas, pinchazos, codazos y sprints para ganar la posición al entrar en los muros y motos por todas partes. Mucho estrés. Allí muchos grandes campeones engrandecieron su leyenda con sus victorias, pero también con sus derrotas. Su complejidad les venció muchas veces.
Fabian Cancellara, el gran campeón que pretende ser el mejor entre los mejores, convertirse en leyenda, llegar a ganar los cinco Monumentos, ya puede dar fe de ello. Sin equipo, y con todo el mundo corriendo en su contra tras la exhibición dada un fin de semana antes en Harelbeke, tenía que demostrar su gran superioridad para ganar la carrera. Así, partió como un obus a 40 kilómetros de la llegada, en el llano adoquinado del Handhoek, y reventó a todos sus rivales, tambien a Tom Boonen, quien le lanzó incomprensiblemente con un ataque cuando su compañero Chavanel –recital tremendo del francés desde el viejo Kwaremont, soltando a jóvenes bestias como Boom o Boasson Hagen– marchaba fortísimo y en solitario en la cabeza de carrera. La fuerza ganándole a la táctica, un gran campeón descifrando el laberinto a lo bruto, desafiando a la historia.
Parecía todo el pescado vendido cuando Cancellara dio caza a Chavanel en el Valkenberg. Su ventaja no hacía más que crecer ante la impotencia de un pelotón que recordaba las exhibiciones rodadoras del suizo. “Es demasiado fuerte”, Wilfried Peeters, director del Quick Step, no sabía cómo contener al expreso de Berna que daba caza a su cabeza de carrera y se alejaba de su gran líder. Pero sucedió lo inesperado, llegando al Kappelmuur, el suizo desfalleció y el minuto de ventaja de que gozaban los dos cabeceros se esfumó ante un pelotón comandado por un BMC casi al completo. De ahí salió Phillipe Gilbert, afectado por un pinchazo en el ataque anterior, resucitando para poner en evidencia su inigualable punch cuesta arriba.
La carrera salió de la Capilla con un panorama totalmente nuevo y extraño. 12 ciclistas con opciones, persecuciones constantes ligeramente alteradas por otro demarraje brutal del valón en esa recta matadora que es el postrero Bosberg. Pero Gilbert, ya se vio en Australia en el último mundial, es un mediocre rodador en solitario y los 10 kilómetros de llano final, interminables rectas donde los ganadores más fuertes han consolidado sus triunfos, serían su muro infranqueable. Habrá que esperar para que Criquelion tenga compañía en el panteón flamenco. Otro reagrupamiento.
Pocas veces tanta gente había estado en disposición de ganar De Ronde a esas alturas. Los ataques de Flecha, como siempre todo corazón, pero sin piernas ni mente ya para hacerlos adecuadamente iniciaron la lucha decisiva. Langeveld, un enorme Geraint Thomas, Leukemans, Ballan, todos lo intentaron sin éxito. El movimiento bueno iba a ser el más merecido. Cancellara, casta de campeón, sacó de su ambición la fuerza que ya no tenía y se llevó otra vez a Chavanel, omnipresente, y a Nick Nuyens, tapado hasta entonces, que como siempre en sus triunfos, ya unos cuantos en las carreras de su tierra, eligió el momento para maximizar sus opciones.
Con Cancellara y Chavanel quemados por su tremendo esfuerzo y mirando de reojo el último contrataque de Boonen, uno intentando evitar su llegada, otro con el retrovisor dudando que hacer con su jefe de filas, Nuyens aprovechó una oportunidad única y logró al sprint el triunfo en Ninove ante el delirio de su director –magníficos planos de Sporza para ver el backstage de la carrera en los coches– un Bjarne Rijs que ha reinventado su equipo una vez mas con éxito. El mejor y el más fuerte batidos por el más listo. La táctica imponiéndose a la fuerza en una Ronde fantástica.
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[…] grupo perseguidor en las dos victorias más extrañas en los dos Monumentos de la última década. Primero en Bélgica donde triunfó Nick Nuyens sorprendiendo a Sylvain Chavanel, Fabian Cancellara y… finalizando Flecha el undécimo a únicamente ocho segundos del vencedor. En Francia, la fuga de […]