Análisis de la séptima y última etapa del Tour de Pologne. Se llega al final del Tour de Pologne, una carrera polaca que empezó en Italia, ha visto por primera vez equipos de seis corredores en una carrera del WorldTour y que ha introducido un nuevo sistema de promoción de la competitividad entre corredores. La última etapa, una crono de 37km entre Wieliczka – Cracovia.
Durante esta semana hemos visto etapas montañosas en Italia, etapas de media-alta montaña en los Tatras y etapas que superaban sobradamente los 200km en el sur de Polonia. Simplemente faltaba un aliciente, una crono larga. Un total de 37km serán los que deban recorrer los ciclistas entre Wieliczka y Cracovia para llegar al centro de la ciudad y coronar al vencedor de la 70ª edición del Tour de Pologne. La crono se presenta sin excesiva dificultad, pues ni desde el punto de vista orográfico ni desde el punto de vista de trazado presenta mayores complicaciones que un par de repechos y algunas herraduras en su parte inicial así como algunos giros en ángulo recta en la entrada hacia el corazón de Cracovia.
Echa un vistazo en este enlace de la previa de la carrera polaca.
La apuesta segura: Fabian Cancellara (RadioShack – Leopard)
Otro posible ganador: Taylor Phinney (BMC Racing Team)
El tapado: Bradley Wiggins (Sky Procycling)
Perfil
Otros datos de la etapa
Hora de salida del primer corredor: 15:10h
Hora de salida del último corredor: 17:30h
Hora de llegada del último corredor: 18:30h
Cinco. Cinco son las ediciones consecutivas en las que el Tour de Pologne ha acabado en Cracovia, y con esta, la sexta. Eso sí, de estas cinco ninguna vez lo ha hecho en una crono -algo más habitual cuando el final del recorrido era Karpacz-, siendo el sprint el desenlace habitual y los alemanes los grandes dominadores, no en vano los ciclistas germanos han monopolizado las victorias con victorias de Robert Förster (2008), André Greipel (2009 y 2010), Marcel Kittel (2011) y John Degenkolb (2012).
Conoce Cracovia, final de la llegada de la 7ª etapa
¿Qué decir de Cracovia? Ciudad Patrimonio de la Humanidad, podría hablarse de las historias que sus calles albergaron durante la Segunda Guerra Mundial, de Kazimierz -el barrio judío donde se rodó pero donde no ocurrieron las historias narradas en la Lista de Schidler-, del Castillo de Wawel y el dragón que lo protege, del Rynek -la plaza del mercado más grande de Europa-, de la Basílica de Santa María o la Iglesia de San Pedro y San Pablo, la Barbacana que servía de entrada norte a la ciudad, del Vístula… Y eso sin salir de la ciudad, obligadas son las visitas a las Minas de Sal y a Auschwitz.