¡Hola de nuevo!

A mí me parece que ha pasado una eternidad pero “solo” hace un mes desde mi última entrada, desde que corrí mis últimas carreras, desde que sentí por última vez la brisa golpeando mi rostro mientras montaba en bici…desde que tuve una desgraciada caída que me ha hecho ver mi futuro un poco negro encima de la bicicleta.

Todo pasó muy rápido. Iba concentrado, entrenando para la contrarreloj de la Vuelta a Zamora en la que tenía puestas muchas esperanzas después de ganar el Campeonato de Castilla y León contrarreloj; iba mirando hacia abajo, con los brazos en los acoples, y a una velocidad alta, en torno a los 40km/h, hasta que llegué a Arenas de San Pedro, en cuya entrada han puesto un badén muy mal señalizado (debe haber una señal 50 metros antes y ésta esta a su misma altura) y yo que llevaba bastante tiempo sin ir por allí, pues no tenía ni idea de que estaba así que cuando intenté reaccionar ya había perdido el control de la bici y estaba por los aires, a punto de besar el suelo, y preguntándome que había pasado. No entendía nada. El golpe fue duro, pero más lo fue arrastrarme por el suelo, y sino preguntádselo a mi rodilla que tenía dos agujeros del tamaño de una pelota de tenis, mientras yo seguía sin saber que había pasado.

Me llevaron al hospital, claro, y después de todo el día allí (gracias a los recortes sanitarios, que tienen una planta entera del hospital cerrada), innumerables radiografías y dudas entre lo que iban a hacer conmigo, el traumatólogo me vio la rodilla y me dijo que no se podía coser, que tenía el tendón tocado (se me veía) y que él no se atrevía así que al quirófano a que ellos hiciesen lo que pudiesen.

Desde entonces, todo ha ido muy despacio: las etapas del Tour se me hacían eternas, aunque por lo menos me entretenían el día, porque otra cosa no he podido hacer. Estar tumbado, con la pierna en alto e intentando moverme lo menos posible para que no se me levantase ninguna de las heridas que tenía en todo el costado izquierdo, desde el hombro hasta el tobillo. Todas esas horas me sirvieron para analizar diferentes tácticas de los equipos, ya que alguna etapa incluso la vi tres veces…jejeje. Muchas noches sin dormir, muchos malos ratos al no poder ni doblar la rodilla, muchos golpes y moratones que aún me van saliendo pero también mucho ánimo por parte de todos y mucho interés en que mejorase pronto, así que os estoy tremendamente agradecido por haberlo hecho más fácil.

Y hasta el día de hoy, en el que me han quitado los últimos puntos de los 25 que me tuvieron que dar, pues he estado subiéndome por las paredes viendo como no puedo correr las únicas tres carreras que hay en todo el año en Ávila: Arévalo, Cardeñosa y la Vuelta que pasa al lado de mi casa. Sigo con la rehabilitación, no se cuando podré volver a correr porque lo primero que voy a hacer es subirme al rodillo en cuanto el médico me deje (o en cuanto se me cruce el cable, que me parece más probable jejeje) y así poder volver a empezar poco a poco a entrenar y a disfrutar de la bicicleta, ya no digo competir al máximo, que ahora mismo no lo veo posible, pero si llegar a la cima de un puerto, coger aire, y disfrutar del descenso con esa brisa que os comentaba pegándome en la cara. Qué tendrá la bici que tiene un veneno dentro…

Ya os iré contando como voy, espero que poco a poco mejor y espero que sea dando pedales, aunque despacito ;)

¡Un saludo!

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