Con un ataque duro en los últimos kilómetros, que supo mantener valiéndose de sus excelentes dotes contra el reloj que le valieron el campeonato nacional de la modalidad la pasada temporada, el portugués José Gonçalves (La Pomme Marseille) redondeó esta tarde en Saint-Martin-de-Landelles la rebelión de los valientes que está tarde se han hecho merecedores de las portadas que tan esquivas suelen resultarles ante el poderío casi imparable del pelotón. Y es que tras las victorias de Riblon en Polonia y Reichenbach en Pescara tras largas galopadas, él hizo los propio en la trigésimocuarta edición -la undécima tras pasar de ser un critérium a una carrera de pleno derecho- de La Polynormande, en la que se impuso a sus compañeros de viaje, liderados en la línea final por Matthias Brandle (IAM Cycling) y Sébastien Delfosse (Crelan – Euphony).

Una carrera que tuvo un desenlace quizá un poco inesperado, pero que mantuvo el desarrollo que se esperaba de una semiclásica que ni siquiera superaba los 160 kilómetros. Lucha, lucha y más lucha desde el primer metro, con todos los equipos buscando entrar en el corte de la jornada para evitar responsabilidades y mantener frescos a sus hombres hasta el momento decisivo. Sin embargo, el empuje era tan fuerte que apenas se formaba un grupo, éste era engullido por otros ciclistas sin intención alguna de dejar marchar el caballo. No fue hasta el kilómetro 25 cuando se vio el primer atisbo de que pudiese cuajar el intento, formado por una veintena de corredores entre los que solo FDJ.fr, Accent.Jobs-Wanty y Wallonie-Bruxelles no aparecían representados. Se trataba de una situación realmente peligrosa para el conjunto lotero, que veía como se les podía esfumar toda posibilidad sin apenas haber empezado a rodar. Sobre todo cuando la ventaja alcanzaba el minuto.

Comenzaba la persecución, que por fortuna para los hombres de Madiot contó con los jóvenes del conjunto continental valón para tratar de echar mano a la avanzadilla. Una batalla física y mental que se prolongó durante más de una hora y que cayó finalmente del lado del pelotón, que se agrupaba de nuevo con ocho giros al circuito de una una docena de kilómetros diseñado por la organización. FDJ.fr había salvado el primer ‘match-ball’, pero el partido no estaba ni mucho menos acabado.

Segundo triunfo como pro del portugués, tras su nacional CRI de 2012 / Foto: Etienne Garnier

Tan pronto como se produjo la neutralización, los saltos y contraataques comenzaron a multiplicarse. Vuelta a empezar para hombres como Fabien Schmidt (Sojasun) o Kenneth van Bilsen (Accent.Jobs – Wanty), que fueron los primeros en intentarlo. Pero la pareja franco-belga tenía más ganas de fuerza y se vieron superados por el grupo, que en ese mismo paso por la côte de la Pigeonnière iba a acabar de disgregarse definitivamente. Aprovechando un pequeño parón, lógico con el ritmo que llevaba la carrera hasta aquel momento, saltaban del grupo Christophe Laborie (Sojasun), Tim Declercq (Topsport Vlaanderen – Baloise), Florian Guillou (Bretagne – Séché Environnement), Mickael Chérel (AG2R – La Mondiale), Romain Zingle (Cofidis), Brandle, Delfosse y Gonçalves, tomando rápidamente medio minuto con el grupo. Cuando detrás comenzaron a reaccionar algunos hombres, el octeto cabecero estaba ya perfectamente formado y colaborando sin fisuras en pos de incrementar la ventaja.

Porque hubo reacciones. Decenas de corredores salieron en busca de conectar con el grupo cabecero en los siguientes pasos por la ascensión y mantuvieron una lucha constante por intentar integrarse en la que Jelle Wallays (Topsport Vlaanderen – Baloise) y Stéphane Rossetto (BigMat – Auber 93) fueron los hombres más activos. Pero tanto ellos como el pelotón no pudieron acortar la diferencia a menos de 45 segundos en ningún instante hasta que, consumidos por el esfuerzo, fueron finalmente atrapados por el pelotón a falta de 25 kilómetros para la línea de meta, que era impulsado principalmente por ciclistas de Europcar, en favor del último ganador y corredor de casa, Tony Hurel. Estos rodaban en torno al minuto por debajo del ahora quinteto líder, ya que Declercq, Laborie y Guillou no pudieron con el exigente ritmo y quedaron distancia a vuelta y media de la conclusión.

Estaba pues, todo abierto todavía con un giro por completar. Por delante mantuvieron la unidad durante unos kilómetros, la ventaja no se reducía y atrás la dudas aparecieron. Europcar se apartaba y se producía un parón que iba a dejar la carrera a disposición de los valientes que habían atacado casi una centena de kilómetros atrás. Se esperaban ataques para evitar el sprint, y el luso no tardó en cumplir las expectativas, dejando atrás a sus rivales con un par de kilómetros por recorrer. La sorpresa actuó primero y sus piernas, después. Gonçalves sacó a relucir sus dotes de contrarrelojista para llegar en solitario al paso definitivo por meta, consiguiendo su primer triunfo de la campaña y el séptimo de la escuadra marsellesa, casi todos cosechados en carreras de prestigio contra conjuntos del WorldTour, convirtiéndola un año más en una de las escuadras continentales más potentes.

Clasificación final: