Llevamos varios años en los que los resultados de febrero o marzo se reproducen con cierta exactitud en julio. Tanto Bradley Wiggins como Cadel Evans demostraron muchísimo varios meses antes del Tour. Ya lo decíamos por aquí en el Tour de Omán: Froome estaba más fuerte y eso invitaba a sacar conclusiones. La opinión contraria decía que no se podía sacar conclusiones ni en febrero ni marzo y que, apurando, tampoco podrían sacarse en junio con la disputa del Criterium du Dauphiné. Ni entonces lo hicieron ni en junio tampoco.

La realidad, los hechos que cuentan los resultados vistos como en retrospectiva, habla de un Chris Froome en escalón por encima del resto en cualquier terreno, de un Nairo Quintana que aspiraba a dar el salto, un Joaquim Rodríguez de menos a más y un Alberto Contador en un nivel indeterminado pero sustancialmente inferior al del británico, pero menos que Bauke Mollema. También hablaban de la buena forma de Roman Kreuziger (muy bien en abril y podio en Suiza) y Michal Kwiatkowski (haciendo una general muy meritoria en Tirreno – Adriatico).

Una vez terminado el Tour, los nombres citados en el párrafo anterior han calcado lo visto mes a mes desde inicio de año. Froome ha ganado la Grande Boucle con evidente superioridad, Quintana ha dado un paseo adelante, Rodríguez ha ido de menos a más hasta colarse en el podio, Contador y Mollema han demostrado no estar a ese nivel, y tanto Kwiatkowski como Kreuziger se han mostrado como revelación, cada uno a su manera y en su entorno, de una carrera que ha calcado algunos resultados de marzo o abril.

Chris Froome

Y es que Froome fue y ha sido superior a todos. En Tirreno – Adriatico solo un genial Nibali evitó su victoria, cosa que no se le escapó ni en Córcega ni en Romandía ni en Dauphiné. Quintana fue mejor que Purito en la montaña de la Volta, no así en la general, y que Contador en País Vasco. El catalán consiguió ser superior al de Pinto tanto en el día duro de Omán como en el Dauphiné en la llegada a Risoul, solo siendo mejor el madrileño en Prati di Tivo, donde Rodríguez llegaba más tranquilo pensando en las clásicas.

Solo ha habido un hombre que ha echado por tierra las conclusiones del invierno y la primavera, no reflejando lo hecho entonces con lo conseguido en verano. Richie Porte dominó como quiso la Paris – Nice, ganando en la Montagne de Lure como la cronoescalada al Col d’Eze, cerró un 1-2 para Sky en Córcega en el Col de l’Ospedale, y hasta que llegó Nairo Quintana lideró la Vuelta al País Vasco -ganando en Beasain-. Incluso repitió 1-2 con Froome en el Dauphiné a poco menos de un mes para el Tour de Francia.

Su figura durante el año fue tal, que incluso aquí le dimos como favorito al Tour junto con el mismo Froome, Rodríguez, Contador y Alejandro Valverde (excluido del análisis por obligación, pues solo coincidió con algunos favoritos en la Volta, donde se vistió de líder en Vallter 2.000). Porte es el único que ha roto con lo abocetado en febrero, marzo y abril, cuestión que todos los anteriores han ido casi calcando dejando entrever ahora, en junio, unas conclusiones de carácter retroactivo que calibraremos de nuevo en 2014.