‘Veni, vidi, vici’. Bien puede hacer suyas estas célebres palabras de Julio César el ¿redimido? Mirsamad Pourseyedi Golakhour (Tabriz Petrochemical Team), tras la victoria conseguida en la primera carrera que disputaba tras cumplir una sanción por dopaje durante los últimos dos años, la cual no ayuda en absoluto a confiar en la reinserción dentro de las reglas del iraní sobre todo si tenemos en cuenta la suficiencia con la que ganó la presente duodécima edición del Tour of Qinghai Lake. Éste tomó el liderato tras una cabalgada estratosférica en la que batió a todo el pelotón junto a un solo compañero de equipo y ya no le soltó en hasta el final, dominando sin contemplaciones la competición cada vez que la carretera se empinaba, ya que cuando ésta se mantenía nivelada la corona no podía ser de otro que de Sacha Modolo (Bardiani Valvole – CSF Inox), vencedor de seis parciales y derrotado una sola vez en dos semanas en las disputas al sprint.

El italiano se convertía de hecho en la primera casaca amarilla de la carrera gracias a un sprint tremendo por las calles de Xining, por las que transcurrió una primera etapa en la que las escuadras transalpinas (además de Bardiani Valvole-CSF Inox, también eran de la partida en China Vini Fantini-Selle Italia y Lampre-Merida) tuvieron bajo control en todo lugar a un par de ciclistas locales que buscaron protagonismo por medio de una escapada. No obstante, toda la ilusión puesta en el trabajo fue desmontada sin paliativos por Modolo, que vencía por dos bicicletas de distancia a Rico Rogers (Baku Synergy Racing Team).

La imagen de cada día: Modolo, sin rival en China / Foto: Mokhriz Aziz

En cualquier caso, el liderato logrado por el ‘trevigiani’ se iba a esfumar a las primera de cambio, con el paso del primer puerto de entidad del puñado de ellos que se deberían superar en las siguientes dos semanas. Allí, los corredores iraníes dejaron la primera muestra sobre el mandato que ellos y los kazajos (acostumbrados a la altitud extrema bajo la que se competía) iban a ejercer en la clasificación, con una ascensión rápida en la que Hossein Askari (Tabriz Petrochemical Team) y Hossein Alizadeh (Amore & Vita) rompieron en pedazos el grupo que, no obstante, se volvió a recomponer en el descenso. Ese fue el punto en el que David de la Fuente (Konya Torku Seker Sport) consiguió hacer hueco junto a otros cinco hombres, que mediante una cooperación estrecha lograron llegar hasta meta, donde el cántabro fue claramente el más fuerte. Cambio en el primer puesto de la general y primeras diferencias reseñables, que parecían podían mantenerse casi estables hasta la etapa reina.

Sin embargo, Tabriz Petrochemical Team se encargó de dar un vuelco en la general el día siguiente, en una de sus habituales exhibiciones atómicas en el circuito asiático. Pourseyedi atacaba junto a su compañero Amir Kolahdozhagh, Víctor Baldo (Atlas Personal – Jakroo) y Alexandr Shushemoin (Continental Team Astana) antes de la larga ascensión a Latang, en la que los iraníes no tardaron en quedarse solos. Tras coronar, aún restaban 90 kilómetros llanos por delante que la dupla se la tomó como si de un Trofeo Baracchi se tratase en lucha con un pelotón que había llegado a la cima con seis minutos de desventaja. Por detrás, era Continental Team Astana quien tomaba principalmente las riendas de la persecución, pero la renta no bajaba al ritmo que ellos hubieran querido, y un momento de dudas dio el aire suficiente a los aventureros para llegar a la orilla del lago que da nombre a la carrera con casi un minuto con el grupo. Pourseyedi y Kolahdozhagh se colocaban primero y segundo por un puñado de segundos.

Por delante, tres días consecutivos por encima de los doscientos kilómetros, y con trampas en la parte final que iban a poner a prueba la capacidad de control del equipo petrolero. Un examen que iban a pasar con nota y que iba a poner de manifiesto no solo la gran capacidad de su equipo, sino la confianza y superioridad de su líder. Tras una cuarta etapa en la que Modolo volvía a ganar -esta vez en un desenlace más justo con Maximiliano Richeze (Lampre – Merida)-, con la llegada a Xihaizheng se iba a permitir la llegada de una fuga en un día dantesco de frío y viento en el que los ciclistas pararon durante casi diez minutos para abrir con el director de carrera (como bien comentó nuestro bloguero Efrén Carazo sobre la experiencia que está viviendo allí) con la intención de neutralizar la etapa. Pero lo único que consiguieron fue dar la ventaja suficiente a Oleksandr Polivoda (Atlas Personal – Jakroo) y Floris Goessinen (Drapac Cycling Team) para que se jugaran un triunfo que fue a manos del ucraniano. Al día siguiente, con una subida no muy dura pero que se elevaba hasta los 4.120 msnm, fue el turno de nuevo para Pourseyedi, que salió en primera persona sin problema a los intentos de Alizadeh y Vahid Ghaffari (RTS Racing Team) para controlar una situación peligrosa que se resolvió con la llegada a meta de una treintena de ciclistas en el que Robert Förster (UnitedHealthcare) fue el más rápido.

Casi todo se mantenía igual en la general -Kolahdozhagh había quedado descolgado- de cara a la etapa reina. Corta (82 kilómetros), pero que escondía una ascensión final de 34 kilómetros con una cima situada a 4.117 metros sobre el nivel del mar. Fue en esas condiciones de altitud en las que los kazajos e iraníes dieron el DO de pecho, ocupando las diez primera plazas de la carrera hasta la aparición de David Belda (Burgos BH – Castilla y León) como undécimo clasificado. Los dos mejores fueron el antiguo miembro del World Tour, Yevgeniy Nepomnyachshiy (Continental Team Astana) y una vez más Pourseyedi. El primero, se lanzó a por la victoria con quince kilómetros de ascensión y resistió hasta arriba a pesar del empuje del líder, que llegó por detrás como una exhalación para ocupar la segunda plaza del día por delante del compañero de ascensión del kazajo, Rahim Emami (RTS Cycling Team), a pesar de que el corredor de Tabriz había sufrido un salto de cadena a 5 kilómetros de la llegada. El maillot amarillo lograba así mantener su prenda con una ventaja en torno al minuto sobre el ganador del día y a su compañero Daniil Fominyhk.

Pourseyedi ha sido juez de la carrera en todos los puntos montañosos, y merecedor del amarillo / Foto: Mokhriz Aziz

La última subida de entidad de la carrera, que había de superarse al día siguiente, provocó que los mejores de la general se quisieran dejar ver para intentar buscar las cosquillas y Pourseyedi, pero él mismo se encargaría de despejar todas las dudas coronando en cabeza, y dejando la manija a los equipos de los velocistas para que echaran abajo los intentos rumbo a Zhangye, lugar donde Modolo pondría su tercera pica en China superando fácilmente de nuevo a Richeze. También la cuarta, tras la jornada de recuperación, en el corto circuito llano en el que se disputó la novena etapa y rapidísima etapa, en la que todo intento fue apagado con fiereza por los equipos de los hombres rápidos, que una vez más tuvieron que plegarse antes el italiano.

Pourseyedi mantenía el liderato sin problemas (a pesar de haber sido sancionado con 10 segundos en uno de los parciales), y ya solo quedaban dos etapas con dificultades montañosas en el recorrido, que en cualquier caso distaban mucho de aquellos colosos superados en la primera semana. Por lo que apoyados por los equipos de los sprinters no tuvo problemas para mantener todos los días la carrera bajo control, evitando en cualquier caso movimientos peligrosos de sus más cercanos rivales. De hecho, solo la llegada a Jingtai tuvo una resolución que no fuera la ‘volatta’, y fue debido más a la relajación de un pelotón excesivamente confiado que como consecuencia del ritmo de la carrera. Allí, Benjamin Giraud (La Pomme Marseille) fue capaz de imponerse por velocidad a Scott Thwaites (Netapp – Endura) y Uri Martins (Amore & Vita), tras más de ochenta kilómetros en fuga.

Las jornadas sucesivas, como no podía ser de otra forma, se mantuvo el patronato de Modolo en las llegadas masivas, que en estas ocasiones si fueron controladas por los gregarios, golpeando dos veces más a unos Richeze y Marco Benfatto (Continental Team Astana) que se estrellaban por sexta vez con el obús de Conegliano, que un años parece encontrar su mejor golpe de pedal con llegada del verano. Y para más inri de sus principales rivales, sobre todo de un argentino que acumulaba cinco plazas en el podio, en una jornada en la que el gran dominador falla, es un ‘outsider’ que apenas se había mostrado hasta entonces quien consigue llevarse el gato al agua. Jacobe Keough (UnitedHealthcare) cerraba la carrera china con una victoria ajustadísima sobre Rogers en la definitiva meta de Lanzhou y su circuito de apenas un centenar de kilómetros que, como había quedado decidido desde la pasada semana, fue a parar a las manos de Mirsamad Pourseyedi, quien esperemos que en esta ocasión no cumpla las sospechas que pueda haber sobre él y se mantenga para siempre como vencedor de Tour of Qinghai Lake 2013.