Se afrontaba una etapa maratoniana por los Alpes, la jornada reina de uno de los Tours más competidos de los últimos años. La cosa pintaba bien, más cuando de salida se marchó una fuga de más de 40 ciclistas por delante. Pero la jornada terminó en un combate nulo, en una tregua no sólo al líder, que ya se puede ver ganador en París, si no también entre el resto de candidatos del podio, que se lo jugarán todo mañana en el ascenso a Semnoz.
Lo más interesante del día y lo que realmente honró a semejante atraco montañoso fue la lucha por la victoria de etapa en la fuga, muy competida durante todo el recorrido. Fue una carrera dentro de la carrera, lo único que disputada en un pelotón de 40 y pico en lugar del más habitual de 200. Tuvo sus escapadas, sus equipos trabajando para echarlas abajo y su desenlace, resuelto por el más fuerte, un Rui Costa que sumó su segundo triunfo de etapa en este Tour tras el logrado en Gap de factura parecida. Un botín tremendo.
Los primeros valientes del día fueron Ryder Hesjedal y Ion Izagirre, que se marcharon en el Glandon empujados por el canadiense, siempre valiente, demasiado inconsciente. Ambos lo terminarían pagando. En la Madeleine, segundo coloso del día, se unió a la fiesta Pierre Rolland, aplicando el método Europcar. El escalador galo buscó la etapa desde lejos, sabedor que en el camino se podía encontrar también con el liderato de la montaña. Al final se quedó sin ninguno de los dos premios, aunque el maillot de puntos rojos lo tiene a un punto que tendrá que remontar en el quebrado bucle que hará la carrera desde Annecy hasta el Semnoz, dónde seguramente Froome sumará más puntos que le pueden dar inercia para llevárselo.
Rolland se vacío rodando en solitario en el sube y baja que llevaba a la decisiva subida a la Croix-Fry. Allí, cuando se le echaban encima los perseguidores, arrancó Rui Costa, que impuso su fuerza y calidad además de su astucia para ahorrar fuerzas, un arte en el que es todo un maestro. El portugués se marchó imparable bajo la lluvia ante escaladores voluntariosos pero sin punch como Navarro, De Clercq o Nieve y del dúo de Radioshack formado por Klöden y Bakelants, más preocupados por la clasificación por equipos.
Por detrás, la carrera se puede resumir en el trabajo del Saxo-Tinkoff para amarrar la clasificación por equipos, algo que finalmente consiguieron por tres minutos y un ataque postrero de Joaquim Rodríguez a menos de un kilómetro de coronar el último puerto que se resolvió en tablas. Mañana el catalán, Quintana, Contador y Kreuziger dirimirán quién flanquea a Froome el domingo en París.
FROOME SE MANTUVO INAMOVIBLE COMO LIDER DEL TOUR
Fue realmente una actuación muy positiva la que realizó el portugués Rui Alberto Faria da Costa en el transcurso de la decimonovena etapa, que culminó en pleno corazón de los Alpes, en la población de Le Grand-Bornand. Recordábamos su otro triunfo cuatro días antes en la localidad de Gap. La antepenúltima etapa en sí no nos mostró muy activos a los corredores más representativos que ocupan las plazas de honor tal como se presagiaba o intuía. El británico Froome, se limitó a mantenerse a la expectativa a la espera de que se le atacara, mientras que sus contrincantes más directos prefirieron guardar la ropa y no exponerse. Les faltó confianza para atacar con éxito. No estaban seguros de si les daría resultado atacando al poderoso Froome.