Un buen rendimiento como ‘dilettanti’ en el exigente calendario amateur italiano era la carta de presentación con la que Davide Mucelli (Ceramica Flaminia -Fondriest) llegó al año pasado al profesionalismo, por donde había pasado con más pena que gloria hasta este mes de julio en el que se va a haber obligado a actualizar su currículum. Porque si su cuarta posición hace ocho días en el Giro del Medio Brenta ya era un resultado notable teniendo en cuenta que se trataba de su primera carrera internacional de la temporada, la victoria de hoy en una prueba histórica como el Giro dell’Appennino le catapulta como una de gangas del circuito continental de cara al mercado que está apunto de abrirse. El ‘livornesi’ supero en los últimos metros a Luca Mazzanti (Vini Fantini – Selle Italia) tras haber leído perfectamente la peligrosidad del contraataque efectuado en la Crocetta d’Orero y ser capaz de resistir entre los mejores delante a pesar de la dureza de los puertos siguientes.
Ni las citas más añejas de los calendarios más clásicos quedan exentas de las dificultades económicas actuales y la prueba de Liguria no ha sido una excepción. El cambio de fechas derivado de ello ha sido un duro palo para la organización de la Union Sportiva Pontedecimo, que de ver como Cunego y Nibali alzaban los brazos en su meta durante las últimas campañas, se quedaban sin ningún equipo del World Tour -y apenas once en total- en liza. Al menos, la ausencia de equipos realmente potentes favoreció una lucha sin cuartel por buscar ser parte de una fuga inicial que, tras bastantes más kilómetros de pelea a los que nos ha acostumbrado el Tour, sirvió para que tres de los planteles más importantes se liberaran de responsabilidades durante la primera mitad de la carrera, tras enviar por delante a Emanuele Sella (Androni Giocattoli – Venezuela), Marco Canola (Bardiani Valvole – CSF Inox) y Alessandro Mazzi (Utensilnord – Ora24.eu).
Y sólo eso, ya que las opciones individuales del trío pronto quedaron descartadas por el trabajo de Meridiana Kamen, que apenas dejó aumentar la renta hasta los tres minutos en el tramo llano y en la primera cota de la jornada se echaba encima de ellos de forma irresoluble, atrapándoles antes incluso a la zona de avituallamiento. Hasta entonces se había rodado rápido, pero a partir de entonces fue cuando la carrera se lanzó por completo. En el descenso hacia Bozanetto y en el tramo llano posterior se multiplicaron los intentos por conformar un grupo que, en este caso, sí pudiera hacer daño al grupo trasero, pero no fue hasta las suaves pero constantes rampas de la Crocetta d’Orero cuando Marco Frapporti (Androni Giocattoli – Venezuela), Federico Rocchetti, Gabriele Bosisio (Utensilnord – Ora24.eu), Pier Paolo De Negri (Vini Fantini – Selle Italia), Tomasz Nose (Adria Mobil), Juan Pablo Valencia (Colombia), Mucelli, Ivan Rovny (Ceramica Flaminia – Fondriest) y Canola, alcanzados posteriormente por Mazzanti, tomaban ventaja. Menos suerte corrían Jarlison Pantano (Colombia), Alessandro Proni (Vini Fantini – Selle Italia), Fabio Felline y Diego Rosa (Androni Giocattoli – Venezuela), que se quedaban en terreno intermedio. Solo Lokosphinx, Amore & Vita, Nippo y Meridiana Kamen, posiblemente los cuatro conjuntos más flojos, quedaban fuera.

Una imagen vale más que mil palabras. Mucelli venció por los pelos en un sprint agónico / Foto: www.ilsecoloxix.it
Las diferencias no tardaron en dispararse. Al pie del siempre decisivo Passo della Bocchetta, el grupo principal ya perdía más de tres minutos con la decena de corredores que viajaba por delante, y más de dos con el cuarteto perseguidor. Sin fuerzas y sin apenas compañeros que pudieran realizar un trabajo efectivo por detrás, la carrera ya estaba en manos de la fuga, que quedó claramente despejada en la durísima ascensión apenina. Aprovechando su superioridad numérica, los díos Vini Fantini-Selle Italia y Ceramica Flaminia-Fondriest pusieron un ritmo alto en cabeza que únicamente Rocchetti fue capaz de resistir hasta la cima, en la que Rovny aceleró y se lanzó como un poseso en la bajado con la intención de hacer crecer su ventaja. Una apuesta en solitario, valiente y lejana, que no reparó en la llegada de Proni junto a Frapporti al grupo perseguidor durante el descenso hasta Voltaggio. Con tres ciclistas ‘giallofluo’, la renta del ruso -que había alcanzado los treinta segundos- no tardó en disminuir, siendo cazado en el segunda paso de Castagnola gracias a un cambio de ritmo de Mazzanti al que se adosaron Proni y Rocchetti. No así Mucelli, que tuvo que reincorporarse en la consiguiente descenso.
Solo quedaba Giovi y bajar hasta Pontedecimo. Se presuponía como la última oportunidades de los escapados para llegar en solitario, pero los intentos en la corta subida solo sirvieron para cortar finalmente a Rocchetti y convertir la carrera en el mano a mano que se estaba fraguando desde hacer tiempo, entre los hombre de Luca Scinto y Roberto Marrone. El resultado era incierto y nadie partía con mayor favoritismo que otro, por lo que los ataques en el llano final no tardaron en producirse. Ni en cuajar. Mazzanti saltaba, Mucelli respondía y sus compañeros se miraban. Diez, veinte, treinta segundos. Rocchetti alcanzaba a Rovny y Proni, pero el duelo ya estaba servido unos metros delante. La colaboración entre el veteranísmo boloñés y el ‘sophomore’ toscano fue perfecta en busca de la resolución por medio de la ‘volatta’, en la que la frescura de Mucelli se impuso a la madurez de Mazzanti.