Una de las máximas empresariales más empleadas por ejecutivos ambiciosos suele ser la de “crecer o morir”. Si no te comes al rival, este te comerá a ti. No es una metáfora totalmente aplicable al ciclismo, pero sí puede servir para explicar la encrucijada en la que se encuentra ahora mismo Jean-René Bernaudeau. Almenos, así se desprende de las únicas declaraciones que se le conocen sobre el futuro del equipo.

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Europcar termina su contrato trienal a finales de este año y no hay noticias sobre su continuidad. Bernaudeau dijo en abril a L’Équipe que “sufrían la crisis”, que no tenían dinero para el presupuesto que él quería. Porqué lo que quiere es aumentarlo, pasar de los siete millones de euros actuales a unos nueve o diez para competir con las grandes estructuras del World Tour. Pero también dijo que quería tenerlo todo cerrado para antes del Tour, que el estrés de 2010 no podía volverse a repetir. De momento, con la caravana ya en Córcega, sigue sin confirmarse nada, aunque parece que hay bastante optimismo.

Pase lo que pase, y aunque pueda parecer una osadía peligrosa, lo cierto es que ese deseo de crecer tiene su explicación. Thomas Voeckler, el alma y el gran sostén del equipo, tiene 34 años y su rendimiento puede empezar a caer en cualquier momento. Necesita aprovechar el gran tirón mediático que Titi todavía tiene para lograrlo, es un ahora o nunca para hacer crecer un proyecto que lo merece.

El trabajo con la base de la plantilla es buenísimo y ya hemos visto que los resultados del grueso de sus ciclistas son excelentes, pero se trata de ciclistas de complemento. Sólo Pierre Rolland y Bryan Coquard parecen con posibilidades claras de ser corredores de referencia mundial. Y hay que verlo. Tienen buena pinta, pero uno tiene problemas para rendir con regularidad durante todo el calendario y el otro sólo es un neoprofesional de poco más de 20 años de edad.

imagesAumentar el presupuesto permitiría a Bernaudeau mantener sin problemas lo mejor de su bloque ante las previsibles ofertas que muchos tendrán. Jóvenes que crecen como Veilleux, Malacarne, Gautier, Cousin o el exótico Berhane, y el bloque de clasicómanos con Turgot, Gaudin o Jérôme son ciclistas apetecibles, sobretodo para las estructuras francesas del WT.

Pero sobretodo, disponer de más dinero permitiría mejorarlo con fichajes puntuales de fuera de su estructura que diesen más profundidad a su plantilla. Además, el Vendée-U sigue sacando corredores de mucha calidad. El próximo en llegar parece que debe ser Pierre-Henri Lecuisinier, campeón del mundo y de Europa en categoría junior y ganador en su primer año de sub23 de la exigente Ronde de l’Isard.

Bernaudeau cree que se ha ganado el derecho a sumar un buena cantidad económica a su tradición, su trabajo con la base y su idiosincrasia ofensiva. Pero la crisis y sus problemas de credibilidad pueden lastrarle. Si su proyecto no crece ahora, a rebufo del éxito conseguido en los últimos años, ya no lo hará probablemente nunca.

Monográfico Europcar. El resto de las piezas

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